Isabel Casares: «Nunca me cansaré de decir que cuando das sin pedir nada a cambio, al final te retorna siempre. Y lo clientes me lo han demostrado constantemente»

‘Muy Segura’ habla con Isabel Casares, Presidenta de Casares, Asesoría Actuarial y de Riesgos, S.L., y Fundadora y Socio Honorífico de la Asociación Iberoamericana de Gestión de Riesgos y Seguros.

Dentro de su extensa trayectoria como mujer profesional, ¿cuáles son los principales hitos que destacaría?

Desde el comienzo de mi desarrollo profesional, el haber comenzado a trabajar después de finalizar los estudios me ha permitido poder aportar a las empresas los conocimientos adquiridos. En las cuatro empresas en que he trabajado antes de crear mi propia empresa, he podido realizar el desarrollo profesional desde la perspectiva de control y gestión con una gran autonomía en el desarrollo del trabajo. La primera empresa me permitió conocer el mundo laboral y desarrollar mis conocimientos económicos adquiridos. Las dos compañías de seguros me permitieron, desde el desarrollo actuarial, aportar técnica y comercialmente los conocimientos actuariales en un momento de gran desarrollo de nuevos productos. Y, finalmente, KPMG ha sido mi “escuela profesional”, a quien siempre estaré agradecida por esos maravillosos ocho años compartiendo y aprendiendo en equipo. Tras esa experiencia, decidí crear mi propia asesoría para poder ayudar y dar a conocer todos los conocimientos adquiridos mediante asesoramientos, cursos, conferencias, seminarios y publicaciones, tanto nacionales como internacionales.  

«KPMG ha sido mi «escuela profesional», a quien siempre estaré agradecida por esos maravillosos ocho años compartiendo y aprendiendo en equipo».

¿Qué es lo que más destacaría de su etapa en KPMG? ¿Qué funciones desempeñaba, qué valor añadido aportaba como mujer profesional? ¿Qué facilidades le otorgó la empresa y cómo fue su promoción dentro de ella?

Comencé a trabajar en KPMG en el año 1999 y procedía del sector asegurador, por lo que entrar en el área actuarial fue una continuidad de lo que venía desarrollando. El trabajo actuarial implicaba dar apoyo al resto de las áreas (auditoría, legal, fiscal, etc.), lo que te permitía llegar a muchas materias dentro de la empresa. Fue en 2002, en un Congreso en Santiago de Compostela, cuando comencé con el desarrollo de la gestión de riesgos, bajo la norma COSO, lo que nos permitió llegar a la implementación del sistema de gestión de riesgos en las empresas, tanto nacionales como internacionales. La gestión de riesgos es de toda la organización y debe ser trasmitida a todas las áreas de las empresas.

El equipo y la forma de trabajar en KPMG para mí fue fundamental. Era como mi trocito de empresa y no me preocupaba de si estaba más horas o menos horas porque realmente disfrutaba realizando el trabajo. Los socios de KPMG para mí han sido un referente y tengo nombres concretos de socios que han sido para mí un ejemplo a seguir y que todavía sigo recordando y sigo trabajando como ellos me indicaron en su momento. La firma me dio la confianza suficiente para crear mi propia empresa. Era algo que jamás se me hubiera pasado por la cabeza, pero me dio esa confianza en mí de decir: soy capaz de hacerlo. Cuando lo comuniqué, el apoyo de los socios en ese momento fue clave y me iba con la satisfacción de haber aportado mucho a la firma y comenzar a gestionar mi propia empresa desde cero, pero con muchos conocimientos adquiridos. Nunca me cansaré de decir que cuando das sin pedir nada a cambio, al final te retorna siempre, y los clientes me lo han demostrado constantemente. Por ello, muchos de ellos son ahora grandes amigos. Llevamos años en contacto y fueron quienes apostaron por mí para conseguir crear la empresa.

«Nunca me cansaré de decir que cuando das sin pedir nada a cambio, al final te retorna siempre, y los clientes me lo han demostrado constantemente».

Si mira hacia atrás: ¿cómo ve los inicios de su propia empresa y cómo piensa que lo hizo? ¿Qué atributos puso sobre la mesa en aquel momento como mujer empresaria? ¿En qué punto la encuentra hoy? ¿Diferencia esas dos etapas de la Isabel que empezó a la Isabel de hoy?

En septiembre de 2007 fue cuando creé mi empresa, la constituí el día de mi cumpleaños. En ese momento ya viajaba a Latinoamérica para impartir formación tanto en seguros como en gestión de riesgos. Mi planteamiento siempre ha sido crear la empresa con unos objetivos claros para trasmitir mis conocimientos a todos los que lo necesiten y así lo he recogido en la misión, visión y valores de la empresa. Siempre he querido ser asesora de empresas y particulares en materia de pensiones, seguros y riesgos. Quiero asesorar. ¿Qué significaba eso? Asesorar para mí es ponerme al lado del cliente y decir: vamos a hacerlo, vamos a trabajar, podemos con ello. Muchas veces me dicen: hablas de la empresa como si fuera tuya y en el fondo es un cliente. Pues eso es lo que al final han valorado.

¿Qué es lo que he ido consiguiendo? El comienzo de LATAM fue en Ecuador, donde la necesidad de conocer la gestión de riesgos en el sector asegurador era incipiente y el mercado fue capaz de entender mi postura de enseñar a implementar el sistema de gestión de riesgos y no de realizar un trabajo que no llegaran a conocer. A día de hoy, pese a poder parecer una especie de ‘ONG’, insisto en lo mismo: cuando enseñas a hacerlo eres capaz de formar profesionales que, a su vez, podrán enseñar a otros (formación de formadores). Y ese es el beneficio que he tenido y lo que yo veo ahora. Quiero transmitir todos mis conocimientos para que, llegado el momento, la gente haga lo mismo que estoy haciendo yo.

«Asesorar para mí es ponerme al lado del cliente y decir: vamos a hacerlo, vamos a trabajar, podemos con ello. Muchas veces me dicen: hablas de la empresa como si fuera tuya y en el fondo es un cliente. Pues eso es lo que al final han valorado».

Para usted es muy importante diferenciar la labor de asesoramiento y la de consultoría…

Exacto. Mi planteamiento es siempre enseñar a hacer las cosas para evitar una dependencia constante, sobre todo en los procesos de gestión de riesgos que son dinámicos y necesitan tener reportes periódicos y cambios de controles constantes para la correcta toma de decisiones. Tengo clientes que llevan mucho tiempo, pero al final lo que buscas es que ellos sepan hacer lo mismo. Por eso es por lo que intento trasladar el conocimiento: doy muchísimos cursos, asesoramiento en empresas… Es como el abogado en casa, pues en este caso el actuario o el gestor en casa.

«Intento trasladar el conocimiento: doy muchísimos cursos, asesoramiento en empresas… Es como el abogado en casa, pues en este caso el actuario o el gestor en casa».

Por lo tanto, tu misión actualmente y lo que ocupa tu día a día hoy es…

Actualmente mi día a día es un asesoramiento constante para cualquier consulta o cualquier pregunta que tengan las empresas, alumnos, conocidos, etc. Doy asesoramiento a empresas, instituciones, asociaciones, organismos, personas físicas, supervisores, administraciones públicas, tanto en España como en Latinoamérica.

«Doy asesoramiento a empresas, instituciones, asociaciones, organismos, personas físicas, supervisores, administraciones públicas, tanto en España como en Latinoamérica».

¿Cuándo decidiste esta expansión a Latinoamérica?

Esto surgió en el año 2004 a través de ENAE, que es una escuela de negocios de Murcia, donde apostaron por entrar a dar formación de gestión de riesgos y seguros en Latinoamérica. Empezamos en Guayaquil y a través de AGERS nos pidieron apoyo. Y algunos dijimos: adelante. Fue una inversión de futuro, pero quisimos apostar por ello y fue tan exitoso que ahora muchas escuelas y empresas se han expansionado a LATAM.

«La idea de expansión a Latinoamérica surgió en el año 2004 a través de ENAE, escuela de negocios de Murcia, donde apostaron por entrar a dar formación de gestión de riesgos y seguros en Latinoamérica».

¿Estas acciones van de la mano de AIGRYS, asociación que fundaste y de la que eres socia honorífica?

La Asociación Iberoamericana de Gestión de Riesgos y Seguros, AIGRYS, celebra ahora su primer aniversario. Su origen surge tras una graduación a la que vinieron los alumnos, porque de Latinoamérica vienen a graduarse a España, y durante la cena de graduación se planteó la posibilidad de que todos mis alumnos estuviéramos unidos. El objetivo era poder compartir los conocimientos y actualizarlos a medida que cambia la normativa tras la finalización de los cursos y máster para que las empresas sepan que hay expertos en gestión de riesgos y seguros para poder ayudarles en los procesos de implementación. Para darles ese asesoramiento y seguimiento creamos la Asociación en julio de 2017.

Lo hicimos a través de WhatsApp- Durante muchos fines de semana nos pusimos a trabajar en la creación de los estatutos, el código ético, la misión, la visión, los valores y objetivos, que fueron aprobados por unanimidad. Así decidimos constituir la Asociación. Se votó que la sede estuviese en Bogotá. Y a través del nombramiento de los presidentes, secretarios y todos los cargos del consejo directivo, ellos fueron los que decidieron hacerme socio honorífico porque yo estoy como apoyo de todos los miembros. Creamos el Capítulo Andino, el Capítulo de México y Centroamérica; el Capítulo Cono Sur; y posteriormente, en septiembre de 2017, a raíz de que había muchos alumnos también de España, creamos el Capítulo España.

Desde mi posición presto apoyo a todos los Capítulos, intento estar presente cuando se organiza cualquier evento y soy el soporte para cualquier necesidad que surja. La mayoría de los 199 socios son alumnos de distintos cursos, máster y conferencias impartidas por mí, pero cada vez más socios están impartiendo dichos conocimientos, por lo que ya están solicitando altas como socios expertos en riesgos de otros cursos, que son aceptados al cumplir con lo establecido en nuestros estatutos. En la página web está el nombre de todos los socios con el link a LinkedIn para que todos puedan conocerles y seguir su trayectoria profesional. Es un proyecto iberoamericano, que une un proyecto común entre Latinoamérica y España.

Es un gran aporte. Gente que no tenía trabajo lo ha encontrado. También hay alumnos que se han puesto por su cuenta y han montado consultorías y asesorías y están dando formación. A través de LinkedIn vamos comunicando lo que es necesario.

La Asociación la constituimos en julio de 2017 y este verano hemos cumplido nuestro primer aniversario. Ahora queremos organizar el primer Congreso para que todos nos conozcan y sepamos que estamos ahí aportando nuestro granito de arena.

«La Asociación la constituimos en julio de 2017 y este verano hemos cumplido nuestro primer aniversario. Ahora queremos organizar el primer Congreso para que todos nos conozcan y sepamos que estamos ahí aportando nuestro granito de arena».

Hablemos de Isabel mujer. Cómo concilia dentro de su extensa trayectoria y de la gran cantidad de ocupaciones que tiene entre manos cada día. También queremos saber si como mujer profesional del sector ha experimentado algún tipo de dificultad para hacerse el gran hueco que ha alcanzado en este mercado.

La conciliación entre vida laboral y personal creo que depende de cada uno. Evidentemente, somos mujeres, tenemos niños y nos sentimos responsables de ellos, experimentando remordimiento cuando no estamos con ellos. El hecho de crear mi propia empresa surgió en gran medida por ello: mis hijos eran pequeños y lo que quería era pasar tiempo con ellos. Es verdad que los fines de semana estaba dedicada exclusivamente para ellos, pero quería disfrutarlos mucho más.

En KPMG no tuve problemas en ese sentido, pues había posibilidades de poderlo compatibilizar. No obstante, tenía que realizar viajes. Cuando constituí mi empresa decidí hacerlo unida a mi hogar. De este modo, podía desayunar con mis hijos, comer con ellos, ir a las fiestas de los colegios y atenderles en cualquier momento. Lo cierto es que, a día de hoy, sigo disponiendo de 24 horas al día.

Para una conciliación también hace muchísimo dormir sólo cuatro horas, como es mi caso. Descanso cuatro horas como si durmiera ocho, y dispongo de 20 horas útiles al día. Mi trabajo también implica tener tiempo para estar actualizada ante nuevas normativas, de manera constante.

El conseguir llegar a todo esto, evidentemente, somos mujeres y siempre te cuesta más. Yo la ventaja que he tenido en el trabajo es que he podido realizarlo en la misma situación que cualquier hombre. Es decir: si ellos pueden hacerlo, yo también era capaz de hacerlo y no me he encontrado con diferencias de sexo a la hora de hacer un trabajo. Sí que es verdad que, dependiendo de las empresas donde trabajas, te sientes más protegida por ser mujer, el hecho de ser ‘la niña actuario’ me ha seguido durante años pero poder demostrar la valía me ha ayudado en ese proceso, reconociendo el trabajo que realizaba. Como mujer tenemos la ventaja de que nos escuchan, aunque luego consigamos más o menos según nuestra capacidad. Si convocamos una reunión, normalmente nos dan cita, podemos ir a verles, explicarles, etc.

También me ha ayudado el hecho de no ponerme metas. Por ejemplo, yo ahora mismo a las dos de la madrugada puedo estar haciendo un informe y después descansar a otra hora. No tengo problema en ese sentido y eso me permite avanzar.

¿Qué es lo que plantean mis clientes? El hecho de que yo les resuelvo el problema que tengan, con una atención telefónica 24 horas. A mí me han llamado en un Consejo porque tenían al día siguiente una reunión y les había surgido un problema a la una de la madrugada y yo se lo he respondido de inmediato. Eso lo han valorado mucho y algunos me lo han dicho: es que tú estás ahí siempre. Y eso es lo que, independientemente del sexo, te permite el llegar: no tener dificultad en el desarrollo y consecución de los trabajos.

No tengo la sensación de haber tenido problemas ni frenos en nada de lo que he querido realizar profesionalmente. Trato con personas y lo importante es proponértelo. Por ponerte un ejemplo, cuando mis hijos nacieron con el período de maternidad me hice el doctorado, hice estudios, etc. También me ha ayudado mucho tener unos hijos muy buenos y que no he necesitado una dedicación excesiva cuando eran bebés, ya que sus comienzos eran comer y dormir todo el día. El hecho de estar en casa, además, me ha permitido un trabajo que lo puedo hacer desde cualquier sitio con un ordenador y ahora que son mayores, incluso puedo acompañar a mi marido en sus viajes; y el trabajo siempre ha salido adelante.

«Yo la ventaja que he tenido en el trabajo es que he podido realizarlo en la misma situación que cualquier hombre».

¿Considera que su sector sea especialmente masculino?

El sector asegurador es un sector mayoritariamente de hombres, no tanto en el resto de sectores. Lo importante es que te valoren por el trabajo que realizas y, cuando creas la confianza, todo resulta mucho más fácil. En Latinoamérica ha costado un poco más hacerte un hueco siendo mujer, destacando la necesidad de seguridad y control constante. Mi posición de adversa al riesgo me ha ayudado mucho. Pero reconozco que sí que me he movido en un sector de hombres; no obstante, las que queremos ahí estamos y a mí gracias a Dios se me reconoce.

«El sector asegurador es un sector mayoritariamente de hombres, no tanto en el resto de sectores. Lo importante es que te valoren por el trabajo que realizas y, cuando creas la confianza, todo resulta mucho más fácil».

¿Qué mensaje desearía mandar a la audiencia de ‘Muy Segura’ en general, y particularmente a las mujeres?

Realmente lo que plantearía es que cuando queremos hacer algo lo hacemos. Y añadiría la frase con la que comenzamos: cuando das, recibes con creces mucho más de lo que has dado. Esa sensación de estar regalando, al final, se te retorna siempre, estoy convencida. Se trata de ‘tirar adelante’, querer hacerlo, ponernos nuestros propios límites y no intentar querer llegar a más de lo que somos capaces.

También recomendaría aportar aquello de lo que se está segura que se conoce. Si tú estás trasladando hasta donde tú llegas y sabes cuáles son tus conocimientos, tienes tal seguridad que lo transmites de una forma natural y, sobre todo, lo haces llegar a la gente con esa misma naturalidad. Si queremos, nosotras somos las que ponemos nuestros límites.

«Se trata de ‘tirar adelante’, querer hacerlo, ponernos nuestros propios límites y no intentar querer llegar a más de lo que somos capaces».

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