Reseteo postvacacional

Por Mayte Martínez, periodista especializada en belleza y bienestar; creadora del espacio Belleza eres tú.

La vuelta de vacaciones requiere una ITV de belleza para todas. El sol, el mar, el cloro, los cambios de temperatura, los horarios intempestivos, una alimentación desordenada, entre otros muchos factores, acaban pasando factura. Es el efecto rebote postvacacional, y ninguna estamos a salvo.

La piel es un órgano externo y a pesar de sus defensas internas, está sometida a multitud de ataques durante los meses de verano. Conforme vamos perdiendo el bronceado, a veces incluso antes, van apareciendo los primeros efectos. Sensibilidad, deshidratación, pérdida de luminosidad, manchas y brotes de acné son los síntomas más frecuentes”.

Dra. Constanza Bahillo, directora de la Unidad de Dermatología de Face Clinic.

La piel ha sido atacada a todas horas por agentes externos. El resultado lo forma el gran conjunto de marcas visibles que deteriora su aspecto.

Cuestión de sensibilidad

Estamos ante una de las grandes afecciones tras el verano. El sol, los aires acondicionados o el cambio en las rutinas de sueño y alimentación hacen que hasta la piel más fuerte y resistente se transforme en una RDSI Reactiva-Deshidratada-Sensible-Irritable. No sólo los factores externos son la causa, también el estrés o la ansiedad que muchas veces se sufre en época de vacaciones provocan alteraciones tu piel.

La piel reactiva es una consulta frecuente al dermatólogo a la vuelta del verano. Las pieles que ya eran sensibles, empeoran y las que no lo eran, pueden empezar a serlo sin previo aviso, sobre todo cuando aparece una hipersensibilidad al sol ”.

Dra. Constanza Bahillo.

Cura específica. Utiliza al menos durante dos o tres semanas productos para pieles sensibles, hipoalergénicos, libres de alcohol y formulados con texturas frescas y ligeras. La dermatóloga advierte que si existe hipersensibilidad, es recomendable utilizar dermocosmética.

Además de la cosmética adecuada, existen otras rutinas que conviene poner en práctica.

  • Huye del agua demasiado caliente, de saunas, duchas escocesas y de todo tipo de terapias con calor, que dilatan el poro y agravan el problema.
  • Cuida especialmente la zona del contorno de ojos, labios y mejillas, muy propensas a la sensibilidad.
  • Vigila la dieta y reduce el consumo de grasas, alcohol y platos muy condimentados y/o picantes.
  • No fumes, o al menos reduce las dosis. El tabaco disminuye la oxigenación de los tejidos. La nicotina provoca una vasoconstricción y restringe la capacidad de trasporte de oxígeno en sangre, ahogando a la piel.
  • Durante las primeras semanas, no te sometas a ningún tratamiento estético, como peelings, dermoabrasiones, láseres, ni tampoco utilices cosmética con alfahidroxiácidos, vitamina C o Retinol.

Deshidratación y falta de luminosidad

Cuando el tono bronceado desaparece de tu rostro, una nueva piel resurge ante tanta oscuridad. ¿Es la hidratación el primer mandamiento de la belleza? Sin duda. Una piel hidratada es una piel sana por definición.  Tras el verano la piel ha perdido el agua que contenía; la piel pierde su habilidad para retener el agua ante el daño solar, el salitre, el cloro, los aires acondicionados y el alcohol.

En las mujeres mayores de 45 años disminuye la hormona que regula la actividad de la glándula sebácea y aumenta la deshidratación.

Culto al agua.  La cosmética tiene como principal objetivo prevenir la oxidación celular mediante sustancias que hidraten por sí mismas y que estimulen nuestras células para captar agua del exterior. De hecho, en la última generación de tratamientos hidratantes (hidrosolubles), el agua ha dejado de ser un mero excipiente para convertirse en un principio activo por sí mismo.

“Hay que asegurarse que los cosméticos que usemos tengan la suficiente concentración de activos capaces de estimular el proceso natural de la hidratación de la piel. Los principios más eficaces son el ácido hialurónico, el aloe vera y los aceites vegetales”.

Dra. Constanza Bahillo.

También las aguas termales, dotadas por naturaleza de oligoelementos y sales minerales, se han convertido en una fuente inagotable de hidratación natural.

Como tratamiento estético, desde Face Clinic se aconseja realizarse una mesoterapia facial con ácido hialurónico y vitaminas. Ayuda a mejorar del aspecto de las pieles que tras la vuelta de verano presentan problemas de deshidratación y falta de luminosidad. Esta se realiza no solo en la cara, también son susceptibles de tratamiento zonas como el escote y el dorso de las manos mejorando el aspecto de estas. Si esta se realiza con plasma rico en plaquetas aportamos factores de crecimiento a nuestra piel, para poner en marcha mecanismos de reparación, con lo que mejorar el aspecto.

Como tratamiento estético, desde Face Clinic se aconseja realizarse una mesoterapia facial con ácido hialurónico y vitaminas. Ayuda a mejorar del aspecto de las pieles que tras la vuelta de verano presentan problemas de deshidratación y falta de luminosidad.

En cuanto a la luminosidad, el cóctel más efectivo para conseguir una luz suprema es la combinación de la Vitamina C por el día y el Retinol por la noche.

Manchas

La piel del rostro es especialmente vulnerable a los efectos del sol. Cada año aumenta el número de mujeres que vuelven de sus vacaciones de verano con la piel manchada. Las últimas cifras apuntan a que más de la mitad de las españolas se ven afectadas.

La Dra. Bahillo advierte de que existen muchos tipos de manchas.

“Unas aparecen desde el nacimiento o en la infancia, y son los nevus melanocíticos o lunares. Otras por los efectos de la luz ultravioleta y el envejecimiento de la piel, como los lentigos solares (manchas de la edad) y otras por factores hormonales (melasmas y cloasmas)”.

Dra. Constanza Bahillo.

Las que aparecen o empeoran como respuesta a la radiación ultravioleta y a un verano de desenfreno solar se llaman lentigos o actínicos y afecta a zonas fotoexpuestas como son cara, cuello, escote, brazos y manos. Son lesiones que por lo general aparecen a partir de los 45 años y están relacionadas con una historia de largas exposiciones solares y quemaduras intermitentes. Una vez aparecen estas manchas, van a persistir aunque cese la exposición solar. También el melasma, que tiene un marcado predominio en mujeres a partir de los 20 años, se traduce en manchas irregulares en la frente, labio superior, contorno facial y pómulos, principalmente, empeora su pigmentación durante los meses de verano. Es evidente por tanto que la luz solar juega un papel clave, ya que suelen mejorar durante el invierno. Hay pieles que están genéticamente predestinadas a padecerlas, y otras en las que aparecen con los años y las exposiciones al sol.

Proteger es la clave. Aunque está muy manido, los dermatólogos no dejan de repetir una y otra vez que proteger la piel con un fotoprotector es un seguro anti-manchas. Si lo combinamos con un buen tratamiento cosmético sus efectos se multiplican, pero atención, los tratamientos ‘White’ no borran las mancha, aunque sí la difuminan. El otoño se convierte en la mejor época del año para someterse a un peeling químico, ya sea superficial, medio o profundo, en función del tipo de piel (ya que no todas las pieles tienen la misma tolerancia) y la pigmentación que queremos tratar.

“Los peelings despigmentantes, seguidos de tratamiento domiciliario, pueden ayudarnos a controlar el tan temido melasma que vuelve cada verano”.

Dra. Constanza Bahillo.

IPL (luz pulsada intensa) es el tratamiento por excelencia para revertir los efectos del foto-rejuvenecimiento. Este consigue mejorar el aspecto de la piel castigada por el sol, además de aportar luminosidad de una manera espectacular. Algunos tipos de manchas solares, pueden precisar tratamientos complementarios con otros láseres más específicos.

Acné

Las personas que sufren de acné pueden ver mejorada esta afección de la piel durante las primeras puestas al sol. Pero esto es un ‘espejismo’ ya que la reducción de los granos en la piel se debe a las propiedades antinflamatorias, secantes y antibacterianas del sol que reduce el exceso de grasa. Además, el bronceado esconde temporalmente las imperfecciones.

Sin embargo, cuando cesa la exposición a los rayos UVA puede ser que aparezca incluso más acné del que se tenía antes. Esto se debe a que en los folículos de la piel se acumulan grasas y el espesor de la capa cutánea es mayor por el sudor y la humedad”.

Dra. Constanza Bahillo.

Hábitos que lo mejoran. Para empezar, es muy importante utilizar un protector solar adecuado para pieles grasas cada vez que salgamos a la calle y tomar el sol con precaución y moderación durante un tiempo no muy prolongado. Pero además:

  • Tener una rutina diaria de cuidado y limpieza adecuada al menos dos veces al día.
  • Utilizar una hidratante adecuada que evite la sequedad excesiva de la piel provocada por el sol.
  • Seguir una dieta equilibrada rica en frutas y verduras y no consumir muchas grasas saturadas.
  • Utilizar menos o nada de maquillaje y en el caso de aplicarlo que sea libre de aceites.
  • Evitar tocar los granos porque puede causar cicatrices e inflamaciones.

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