Redacción ‘MS’- La DANA que afectó a la Comunitat Valenciana en octubre de 2024 puso de relieve la importancia de implantar medidas de preparación, respuesta y recuperación ante los eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes. Con motivo del primer aniversario de esta catástrofe, Zurich Seguros ha presentado el informe PERC (Capacidad de Revisión Postevento), elaborado en colaboración con la Z Zurich Foundation y con el equipo Asertos (Arquitectura sin Fronteras, Quoatorze, Enpeu y la Universidad de Valencia) y que analiza los efectos de este fenómeno y ofrece recomendaciones para mejorar la resiliencia ante futuras crisis.
«En Zurich Seguros creemos firmemente que la gestión del riesgo climático no puede limitarse a la reacción ante las catástrofes, sino que debe comenzar mucho antes, con el conocimiento, la prevención y la preparación para la nueva realidad climática«.
Vicente Cancio, CEO de Zurich Seguros España y Miembro del Consejo de Administración de la Z Zurich Foundation.
El estudio analiza de manera exhaustiva el impacto de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que afectó a la Comunitat Valenciana los días 29 y 30 de octubre de 2024. Su objetivo es identificar los principales factores que contribuyeron al evento y reflexionar sobre sus consecuencias, evaluando los aspectos positivos y las áreas de mejora.
Para ello, se emplea la metodología PERC (Capacidad de Revisión Postevento) una herramienta analítica desarrollada por el Grupo Zurich para evaluar los impactos de eventos extremos a partir de múltiples evidencias. Este enfoque se ha usado en el análisis de otras catástrofes como las inundaciones en Alemania en 2021. En el caso de este estudio, la colaboración de Asertos ha permitido tener también en cuenta la perspectiva de las comunidades locales afectadas.
Entre las principales conclusiones, el informe señala que, aunque el riesgo estaba identificado y existían mapas de riesgo y sistemas de alerta temprana, surgieron dificultades en la activación de los mecanismos de coordinación y movilización preventiva, lo que redujo la efectividad de la respuesta en las primeras horas. Esto subraya la necesidad de reforzar la coordinación entre las administraciones y mejorar los protocolos operativos en emergencias.
También destaca que las infraestructuras críticas de algunas zonas afectadas, especialmente las de drenaje urbano, no fueron capaces de soportar la magnitud de las lluvias, lo que evidencia la urgencia de avanzar hacia una planificación más integrada y adaptada a las condiciones locales, sobre todo en un contexto de crecientes amenazas climáticas.
Además, se resalta el papel fundamental que tuvo la ciudadanía durante la emergencia, mediante redes vecinales y comunitarias que actuaron con rapidez y solidaridad. Sin embargo, esta acción no estuvo siempre coordinada con los dispositivos oficiales, lo que requiere mejorar la colaboración entre la acción ciudadana y las instituciones.
En este sentido, el informe subraya que la gestión de los riesgos climáticos debe ir más allá de la reacción ante los eventos, y que es necesario anticiparse con una planificación efectiva y la integración de criterios de resiliencia en todos los niveles. Con ese fin, la recuperación tras eventos como la DANA debe ser inclusiva y anticipada, garantizando que los mecanismos de ayuda sean transparentes, accesibles y equitativos, sobre todo para los sectores más vulnerables.
Finalmente, la investigación señala el papel que puede desempeñar el sector asegurador, no solo en la respuesta, sino también en la prevención del riesgo climático. Para ello es necesario promover una cultura aseguradora más inclusiva, desarrollar productos adaptados a los nuevos riesgos y colaborar activamente con las administraciones para aportar datos, conocimiento y soluciones que ayuden a reducir la vulnerabilidad climática de las comunidades expuestas.