Anciano recibiendo una sesión de rehabilitación en una consulta de fisioterapia

La espalda y el cuello, los dolores que más pesan en Euskadi

Redacción ‘MS’- El 8 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Fisioterapia, instaurado para visibilizar el valor sanitario y social de la profesión en todo el mundo desde la fundación de World Physiotherapy en 1951. En 2025, el lema pone el acento en el papel de la fisioterapia y la actividad física en el envejecimiento saludable, con un foco específico en prevenir fragilidad y caídas mediante ejercicio prescrito, fuerza, equilibrio y coordinación.

Nunca es tarde para empezar a entrenar fuerza y evitar o reducir la fragilidad y la sarcopenia para mantener la capacidad funcional y la independencia. Para ello, en una sociedad cada vez más longeva, se hace necesario impulsar programas seguros y progresivos, dirigidos por fisioterapeutas, en todas las etapas de la vida.

Pero, ¿qué rehabilitamos más en Euskadi? La última Encuesta de Salud del País Vasco sitúa el dolor y malestar, junto con la ansiedad/depresión y los problemas de movilidad, entre los factores que más deterioran la calidad de vida, con mayor prevalencia en mujeres y aumento con la edad. Entre los problemas crónicos, el dolor dorsal destaca especialmente en mujeres, seguido por artrosis, colesterol elevado y dolor cervical; en hombres despuntan hipertensión y colesterol, con dolor dorsal en cabeza de lista de síntomas musculoesqueléticos.

La buena noticia es que una rehabilitación precoz, una intervención rápida, puede cambiar el pronóstico. “Cuanto más tarde se dé comienzo al proceso rehabilitador, peor para el paciente”, nos recuerda el fisioterapeuta Jon Achótegui desde el Centro de Rehabilitación IMQ Deusto, subrayando que empezar pronto acorta tiempos de recuperación y reduce rigidez, adherencias y dolor subjetivo tras un accidente o cirugía. “La planificación coordinada entre traumatología, medicina de rehabilitación y fisioterapia permite iniciar en cuanto el estado clínico lo permite e incluso trabajar de forma parcial antes de retirar suturas en casos seleccionados, evitando inactividad perjudicial” añade el especialista de IMQ.

Demorar la rehabilitación tiende a prolongar el tratamiento global y cronificar el dolor, con impacto en funcionalidad, ánimo y carga de cuidados, especialmente en personas mayores o tras cirugías complejas. Conscientes de ello, desde IMQ, aseguradora de salud líder en el País Vasco, se han abierto centros de rehabilitación, programas, servicios y talleres en las tres provincias vascas. Y es que contar con profesionales bien formados y con acceso a la última tecnología permite evaluar, pautar y ajustar tratamientos con criterios clínicos y objetivos funcionales.

Además, las soluciones digitales con inteligencia artificial presentan, a día de hoy, una buena alternativa para comenzar o complementar la rehabilitación. El programa que ofrece la aseguradora vasca añade, por ejemplo, la evaluación de más de 50 variables, prescripción personalizada y ajustes continuos tras cada sesión, impulsando adherencia y resultados de manera segura. “Desde los centros de rehabilitación IMQ utilizamos esta herramienta para complementar las sesiones de nuestras y nuestros pacientes con más ejercicios y conseguir de esta manera una rehabilitación más rápida y efectiva”.

Y ya finalmente, y si la rehabilitación no es posible hacerla ni en un centro, ni en una consulta, ni online, también existen las URF, las Unidades de Recuperación Funcional que trabajan con inicio temprano y equipos multidisciplinares para recuperar autonomía tras ictus, estancias hospitalarias prolongadas o fracturas de cadera, combinando fisioterapia, terapia ocupacional, apoyo geriátrico, seguimiento nutricional y atención psicológica según plan individualizado.

Los programas, como los de las residencias IMQ Igurco, por ejemplo, incluyen movilidad articular para evitar retracciones y dolor, fortalecimiento progresivo para incrementar masa y fuerza, reeducación de la marcha y el equilibrio con ayudas técnicas ajustadas, y entrenamiento de actividades de la vida diaria en contextos reales junto a la familia cuidadora.

Este abordaje reduce complicaciones como espasticidad, síndrome hombro-mano, desnutrición o delirium, acorta la convalecencia y mejora la independencia funcional, con evidencias internas de ganancias significativas en índices como el de Barthel.