Por Alfonso Linares, Desarrollo de Negocio de Correduidea

La evolución de la IA en 2025

Por Alfonso Linares, Desarrollo de Negocio de Correduidea

La IA generativa (la que conocemos la gran mayoría), lleva dos años a velocidad de crucero, pero junto con Junio 2024, las navidades del año pasado, han catapultado la IA  a otro nivel. Empezando por el último diciembre, comencemos un viaje que nos recuerde, lo más importante que ha pasado…

Recuerdo aquel diciembre de 2024 como un calendario de Adviento al revés: cada ventanita que abría OpenAI no traía chocolate, sino un pequeño avance tecnológico que nos dejaba con la boca abierta. En menos de dos semanas, pasamos de la promesa a la evidencia, de la demo a la mesa de trabajo. Fue el momento en el que la inteligencia artificial dejó de llamar a la puerta y empezó a sentarse a nuestro lado.

Primero apareció Sora, un generador de vídeo (Como ya existían en el mercado, pero en este caso integrado en OpenAI), que transformaba frases en clips sorprendentes. La verdad es que no tardé mucho tiempo en imaginármelo reproduciendo recreaciones de siniestros para acelerar peritaciones. Luego llegó Open o1, un modelo que marcaba el lanzamiento de los modelos de razonamiento multimodal, que respondía con la calma de un consultor sénior y la velocidad de un gamer. Y cuando pensábamos que era suficiente, se presentó Canvas, un espacio donde podíamos escribir, editar y depura código en tiempo real, lo que sería un Word con esteroides. Pero aún esperaba algo mejor… o3 estaba en camino.

Algunos se tomaron a broma la aparición de la voz avanzada de “Santa” en ChatGPT, pero aquel detalle fue un aviso: las interfaces habladas estaban a la vuelta de la esquina, listas para humanizar la interacción. Y aunque la función de Tareas desapareció tan rápido como llegó, dejó clara la dirección: la IA no solo respondería preguntas, también recordaría las fechas importantes… incluso mejor que nosotros.

Mientras todavía digeríamos el turrón, la geopolítica se subió al escenario. Estados Unidos (Donald Trump, en su primer día de mandato) anunció el Proyecto Stargate, 500 mil millones de dólares para asegurarse su liderazgo en IA y llegar cuanto antes a la inteligencia general artificial (AGI). España (Con Pedro Sanchez a la cabeza) presentó HispanIA 2040, anunció la creación de AESIA (La primera agencia estatal del mundo dedicada a supervisar la inteligencia artificial) y su modelo ALIA, capaz de entender todas las lenguas de nuestro país, al detalle.

Pero China contraatacó a USA con DeepSeek, un modelo muy eficiente y sorprendentemente económico, que se entrenó con un presupuesto tan reducido que sonó a bofetón en Wall Street. Su irrupción fue como arrojar una piedra en un estanque: las ondas se expandieron a una velocidad, realmente abrumadora. De un lado, sacudió la confianza de los inversores (Al mostrar que el rendimiento top ya no era patrimonio exclusivo de quienes gastan fortunas en GPUs) y del otro, abrió la puerta a una guerra de precios que abarataría la IA para todos. Aunque dejó poso, la bolsa volvió e incluso superó resultados anteriores relacionados con las super empresas tecnológicas.

Para el mundo del seguro, esto significó vislumbrar un futuro donde hasta los mediadores más modestos podrían permitirse motores predictivos de élite, obligando a las grandes a repensar costes, márgenes y estrategias en tiempo récord.

OpenAI no quiso quedarse atrás y liberó o3-mini para usuarios de todos los planes. Mi madre (Que jamás había usado un chatbot) empezó a pedir recetas y, sin quererlo, otorgó validez popular a un modelo que hasta entonces parecía reservado sólo a los muy técnicos.

Al final del invierno llegó Grok 3 con su razonamiento afilado, y Gemini 2.0 Flash Thinking desplegó un contexto de un millón de tokens que hizo las delicias de los analistas de datos. Claude 3.7 Sonnet aportó la claridad y trazabilidad que muchos reclamaban. Y, por fin, Sora desembarcó en Europa, demostrando que la regulación puede tardar, pero no frenarse.

«Mientras algunos temen que la IA reemplace empleos, la realidad es más matizada aún: han mutado las tareas, han nacido nuevos roles y la demanda de criterio humano (sí, humano) no ha hecho más que aumentar. La IA filtra ruido y nosotros aportamos juicio».

Justo después, ChatGPT estrenó los conectores (MCP o Protocolos de Contexto de Modelo, inventados por Antrophic en su Claude) a Gmail, Calendar, GitHub y más… Confieso que la primera vez que pude hacer un resumen de mis correos electrónicos sentí una mezcla de alivio y vértigo. Alivio porque adoro delegar logística; vértigo porque la delegación fue tan impecable como silenciosa.

La primavera trajo mejoras de voz: GPT‑4 transcribe y empieza a clavar las actas de reuniones y además leía resúmenes con una entonación casi humana. Añadieron memoria (Algo que será clave en el futuro, para saber que IA utilizamos): por fin recordaba que soy alérgico al tomate y no me sugería menús con ensalada mediterránea.

Anthropic respondió con Claude 4 Opus, blindado bajo el nivel de seguridad ASL‑3. Sam Altman, por su parte, presentó GPT‑4.5 (Orion) y se permitió la licencia de decir que, por primera vez, sentía que conversaba con “alguien reflexivo”. Yo también noté el salto: la IA ya no contestaba solo rápido; lo hacía con matices.

Ya en verano o3-pro y o4-mini-high se ofrecen como modelos recomendados, y los conectores integran Outlook, Dropbox o Teams con un clic. Google lanza Gemini‑2.5 Pro , aparece la segunda parte de Kimi y xAI comercializa Grok 4 Heavy: cien veces más entrenado que su antecesor, 128 000 tokens de contexto y capacidad para simular ciberataques o predecir fraude en tiempo real.

Pero si algo ha terminado de definir el verano, ha sido el despliegue de agentes a nivel global. Aunque en otras condiciones Manus o Genspark ya podían hacerlo, el hecho de que OpenAI de acceso a todos los usuarios de pago y de forma limitada, pero con márgenes interesantes, va a hacer que haya millones de Agentes de IA sueltos por internet. ¡Ten cuidado con quien hablas o interactúas!

ChatGPT Agent compra billetes de viaje, diseña presentaciones, crea Excel con diferentes pestañas y redacta informes sin rechistar. Con esto los mediadores de seguros ya no preguntan si usar IA; se preguntan cuál usar y para qué. Automatizar el triage de siniestros, detectar fraude en segundos, personalizar pólizas para drones o huertos urbanos: todo está sobre la mesa. Y la atención 24/7 deja de ser promesa para convertirse en expectativa.

Mientras algunos temen que la IA reemplace empleos, la realidad es más matizada aún: han mutado las tareas, han nacido nuevos roles y la demanda de criterio humano (sí, humano) no ha hecho más que aumentar. La IA filtra ruido y nosotros aportamos juicio.

Sam Altman popularizó la idea de una gentle singularity: un avance abrumador, pero sin explosión. Yo prefiero verlo como un compañero de equipo particularmente despierto. No estorba, no descansa y, cuando se equivoca, lo reconduce sin orgullo herido. Nos obliga a subir el listón, sí, pero también nos libera para enfocarnos donde más valoramos: la estrategia, la empatía, la creatividad y el trato personalizado.

Así que la próxima vez que escuches “la IA lo cambiará todo”, recuerda: ya lo está haciendo. No se trata de si subirte a la ola, sino de cómo surfearla sin perder el equilibrio. Por mi parte, cierro aquí y dejo que el agente reprograme mi agenda. Al menos él no se olvida nunca de los cumpleaños… y yo duermo un poco más tranquilo.