Mujer preocupada delante de un ordenador

Los problemas no existen

Por Elena Mayor Lozano, HR Development Manager

El mes pasado se produjo la primera jubilación en mi empresa desde que formo parte de ella.

En una empresa tan joven como la nuestra, esa jubilación se convirtió en todo un acontecimiento e hicimos una fiesta para despedirnos de nuestro ya excompañero. Cuando volvía con él hacia Madrid, me dijo algo que no pude olvidar durante un tiempo: “el aprendizaje más importante que me ha dado la vida es algo simple: los problemas no existen”

Me lo dijo mientras bajaba del coche y no pude seguir indagando a cerda de esa misteriosa frase que no dejó de resonar en mi mente aquel día y días después.

Mi primera reacción al escucharla fue clara: “por supuesto que los problemas existen – me dije- yo tengo problemas”. Si mi sabio y enigmático excompañero me invitaba a ignorarlos, yo tenía bastante claro que esa no era una solución para mí, siempre he tenido las cosas claras en este tema. Desde mi punto de vista, los problemas hay que enfrentarlos.

Sin embargo, una semana después, en una consulta médica de seguimiento, mi doctora me aconsejó que intentara evitar el estrés, aunque reconocía que era algo difícil de conseguir porque, según sus palabras “nunca se puede evitar por completo. Incluso si solucionas tus problemas de hoy, llegarán otros. Y si no, los que antes estaban en segundo plano mientras te ocupabas de los graves, pasarán a primer plano. Siempre tenemos problemas, no podemos librarnos de ellos”.

Según mi doctora, los problemas no solo existen, sino que es imposible librarse de ellos porque se turnan para hacernos sentir en la necesidad de seguir resolviéndolos uno tras otro eternamente y se permiten el lujo de quedar en barbecho, esperando que llegue su oportunidad para asaltar nuestra mente y secuestrar de nuevo nuestra atención.

Ese “quedar en barbecho” podría ser el mecanismo al que se refería mi ex compañero, es cierto que cuando no pones atención a algo, ese algo no existe. Sin embargo, dejar sin atender los problemas no me pareció la mejor idea para resolverlos.

El aprendizaje más importante que me ha dado la vida es algo simple: los problemas no existen”.

Mecanismo para gestionar los problemas

En paralelo se me ocurrió que realmente podemos trabajar la atención para centrarnos en ciertos problemas que nos interesa resolver sobre los que no son tan acuciantes.

Creo que partiendo de esta premisa podemos elaborar una técnica eficaz. Te invito a que cojas un lápiz y un papel y sigas este sistema de dos pasos y luego me digas cómo te ha funcionado.

Primer paso: clasifica los problemas entre los que son reales y los que no lo son

Clasifica los problemas que te preocupan en dos grupos, haz dos columnas con los problemas reales y los que no son reales.

En la columna de la izquierda escribe los problemas que NO SON REALES. Son estos:

  • Los problemas que anticipamos. Son problemas de mi yo del futuro, pero que no existen en este momento. Quizá lleguen a producirse o quizá no, por lo tanto debemos ser conscientes de que siendo estrictos, no son reales.

Te pongo un ejemplo: te preocupas porque tu jefe te ha convocado a una reunión al final del día, quizá sea un despido. Para desactivar este pensamiento, usa una frase del tipo “si eso ocurre, ya buscaré la solución, de momento tengo trabajo y debo centrarme en hacerlo bien”

  • Los problemas del pasado. En realidad, son recuerdos de cosas negativas que ocurrieron y traerlos al presente solo sirve para perturbar nuestro ahora, sin que además podamos hacer nada para cambiar lo que ocurrió.

Te pongo un ejemplo: me preocupo porque hice un envío de mensajería a Alemania y no incluí un documento, ahora tendré doble coste porque tengo que hacer un segundo envío y se retrasará la llegada completa. En estos casos, usa una frase del tipo “no puedo ir atrás en el tiempo, ya está hecho, sólo puedo ser rápida enviando el documento que falta”

  • Los problemas de otros y los problemas del mundo. Es posible que estos si sean problemas, pero no son tuyos. No quiero sonar insensible. Me parece importante practicar la empatía hacia el otro y hacia las injusticias que ocurren en el mundo, pero no está en tu mano solucionar estos problemas. No son problemas reales para ti.

Te pongo un ejemplo: si te lamentas por las muertes en Gaza, usa una frase del tipo “me apena profundamente que mueran niños inocentes, pero desgraciadamente no puedo ni debo ocuparme de algo sobre los que no tengo control”

En la segunda columna, apunta los problemas Reales.

Por contraposición con los que acabas de escribir a la izquierda, son los que están ocurriéndote a ti ahora. Como ocurren en el presente y te afectan a ti, puedes actuar sobre ellos. Debes poner tu atención es este tipo de problemas e intentar resolverlos.

Segundo paso: divide los problemas reales entre los que están en tu control y los que no

Vuelve a dividir los problemas de tu columna de la derecha, los problemas reales. Divídelos entre aquellos sobre los que tienes control y aquellos sobre los que no.

Puedes tener que resolver asuntos que te afectan y te están ocurriendo ahora, pero no siempre está en tu mano darles solución.

Te pongo un ejemplo. Tu hija no encuentra trabajo y se siente frustrada. Es algo que te afecta a ti porque quieres que sea feliz y es un problema que se produce en el presente. Sin embargo, más allá de poder aconsejarla, no está en tu mano que ella consiga un empleo.

De manera que aquellos problemas cuya solución no está en tu control, no deben considerarse problemas a resolver. ¿Qué te queda?

Los únicos problemas que existen son los que se producen en el presente, te afectan directamente y está en tu mano resolverlos.

¿Sabes por qué mi excompañero tenía razón cuando decía que “los problemas no existen”? Porque los que si existen, los que acabamos de describir, desaparecerán en cuanto te pongas a resolverlos.

Por eso, coloca tu atención y tu esfuerzo exclusivamente en aquello que si puedes controlar aquí y ahora.

Si quieres contactar conmigo, te dejo mi email personal emayorlozano@gmail.com