Redacción ‘MS’- Pilar González de Frutos intervino el pasado mes de noviembre en la ‘IV Jornada de Pensiones en España’, organizada por Cinco Días e Ibercaja. Los temas centrales fueron las pensiones y la previsión complementaria y su intervención se focalizó en el ahorro capitalizado colectivo. “Se puede concluir que la factura del estado de bienestar equivale a 2,88 veces el PIB o, si se prefiere y esto es lo importante, el 98% de la factura. En consecuencia, los sistemas de capitalización, sean de aportación o de prestación definida, asumen un 2% de la cuestión”, afirmó y añadió que, “la seguridad social, a día de hoy, está sola ante el peligro”, ya que “en la ruleta del envejecimiento demográfico, lo hemos apostado todo a un solo número” y, por lo tanto, “si acertamos nos irá muy bien; pero las posibilidades de que eso sea así son bastante remotas”. Y es por ello que la presidenta de UNESPA afirmó que a la Seguridad Social, o al sistema de reparto, “no le queda más remedio que ajustar sus reglas de juego” ya que, además, se trata del reparto “de unos recursos que no son infinitos entre cada vez más beneficiarios”, lo que a su vez se traduce en que “se ve abocado a ser menos generoso”. No obstante, González de Frutos no acepta que esto se traduzca en una resignación a cobrar menos: “Podemos cobrar lo mismo, pero para cobrar lo mismo, tenemos que construir un segundo pilar de previsión, basado en reglas de capitalización, como han hecho ya otros países”; y, además, “tenemos que crear masas de ahorro en el ámbito de las empresas y corporaciones españolas que sean capaces de derivar prestaciones suficientes como para equilibrar el diferencial de generosidad o, en su caso, incluso mejorar la generosidad de las pensiones actuales”.
«Podemos cobrar lo mismo, pero para cobrar lo mismo, tenemos que construir un segundo pilar de previsión, basado en las reglas de capitalización, como han hecho ya otros países».
La presidenta de UNESPA continuó su intervención haciendo referencia a que el trabajador “se convierte en miembro de un esquema colectivo de previsión que comparte con sus compañeros de plantilla, pero retiene el derecho a abandonarlo individualmente”. De este modo, prosigue, “las libertades de todos se respetan y, al mismo tiempo, se crea ahorro que hoy no existe”. Se trata de un sistema que “se ha de combinar con un esquema de subvención condicionada”, refiriéndose a “la presencia de un tercero que reacciona a nuestro gesto de ahorrar incrementando nuestro ahorro”. También hace alusión a los incentivos fiscales, “muy particularmente los de las rentas vitalicias, que son la prestación más parecida a la pensión”, añade.
«Un sistema de capitalización necesita tiempo para madurar».
Para concluir, González de Frutos afirmó que un sistema de capitalización “necesita tiempo para madurar”, e hizo un símil con la madurez humana, “porque no llega sino tras 18 o 20 años”. Tampoco dejó de recordar que, si el Parlamento Español aprobase una Ley de Previsión Complementaria Colectiva de inmediato, “el sistema que crearían llegaría a tiempo para complementar adecuadamente la pensión de un trabajador que hoy tiene 48 años”. Además, “si el Parlamento Español se toma cuatro años todavía para aprobar una ley de este tipo, el sistema llegará a tiempo para los trabajadores que hoy tienen 43 años”. Y, finalmente, “si el Parlamento Español se tomara 10 años para tomar esta decisión, cuando la tomase podría aspirar a alcanzar plenamente con ella a los trabajadores que hoy tienen 38 años o menos”.
