2019: Otro año de retos normativos para el sector

Afrontar de forma positiva esta revolución en el entorno legal asegurador.

Por Dania Almenar, directora de Asesoría Jurídica en Seguros RGA (Rural Grupo Asegurador).

No es agradable volver a mentar la palabra “crisis” cuando parece que los efectos más duros de la misma han pasado pero, cuando se trata de analizar el impacto normativo en el sector asegurador, no queda otro remedio.

La actividad aseguradora se encuadra dentro del llamado “sector financiero”, uno de los sectores más culpados (en mi opinión, sin razón) de la llamada crisis o, mejor, “depresión económica española”. Estamos tan ligados a la actividad bancaria que compartimos procedimientos comerciales, normas sobre transparencia y relación con los clientes, exigencias sobre sistemas de gobierno y “casi” (por lo que parece que se avecina) organismo regulador.

En menos de tres años, esta reforma legal, a la que una entidad aseguradora o intermediaria en la contratación de seguros ha debido enfrentarse, ha traído a nuestras vidas: una nueva Ley de Ordenación, Supervisión y Solvencia de Entidades Aseguradoras con su reglamento de desarrollo, una nueva normativa sobre distribución de seguros, que va trasladando obligaciones a las entidades en pequeños plazos, nuevas normas sobre blanqueo de capitales, protección de datos, previsiones de cambios en la normativa contable, y hasta la reactivación de la tan esperada modificación de la Ley del Contrato de Seguro en el proyecto de nuevo Código Mercantil. Eso, por supuesto, sin contar con los continuos avances en el ámbito digital y tecnológico en el sector, que te obligan a actualizarte o morir.

Estamos tan ligados a la actividad bancaria que compartimos procedimientos comerciales, normas sobre transparencia y relación con los clientes, exigencias sobre sistemas de gobierno y ‘casi’ (por lo que parece que se avecina) organismo regulador.

No voy a negar que esta revolución jurídica consume (y mucho). Pero, por otra parte, para un abogado interno sobrevivir a una etapa de cambio sin precedentes, y navegar en un sector en continua evolución, supone un reto, cuanto menos, gratificante.

Por ello, creo que es más interesante analizar los factores positivos del cambio que caer en la tentación de mantener la queja continua de no contar con tiempo y recursos para abordar las reformas con suficientes garantías. Alguien cercano profesionalmente me dijo una vez que es mejor llegar al 8, pero llegar, que aspirar al 10 y que ello no te permita llegar nunca. La experiencia me ha enseñado que, esto, que puede parecer una frase que denota falta de ambición y, en ocasiones, conformismo, ayuda a afrontar los proyectos con la tranquilidad y seguridad necesarias para lograr el éxito. Todo en la vida es mejorable y, para mejorar, primero es necesario llegar al objetivo.

Para un abogado interno, sobrevivir a una etapa de cambio sin precedentes, y navegar en un sector en continua evolución, supone un reto, cuanto menos, gratificante.

Personalmente, identifico numerosos factores positivos en las épocas de profundo cambio regulatorio.

El primero: orden. Cualquier reforma o cambio sustancial en las reglas del juego te obliga a poner orden. Quizás, hasta en aquellos casos en que, ni siquiera, habías reparado en el desorden por el ritmo frenético del día a día. Es un buen momento para ordenar la casa.

Evolución. La compañía deja de errar por los caminos marcados históricamente casi sin saber por qué y comienza a replantearse si existe la necesidad de seguir haciendo de la misma forma, las cosas que, hasta ahora, hacía por inercia. Eso nos permite tener una visión estratégica en, prácticamente, todos los niveles de la cadena de colaboración.

Colaboración. Cualquier cambio estructural en procesos, en fórmulas de trabajo, derivados de cambios de normativa requieren de la cooperación y coordinación interdepartamental. La compañía hace esfuerzos en mejorar la comunicación interna, ampliar la formación de los equipos, exigir una visión global del negocio alejada de la limitada a la actividad del departamento… cambios, todos ellos, que a corto y medio plazo repercuten en la mejora de las habilidades personales de la plantilla.

Cualquier reforma o cambio sustancial en las reglas del juego te obliga a poner orden. Quizás, hasta en aquellos casos en que, ni siquiera, habías reparado en el desorden por el ritmo frenético del día a día. Es un buen momento para ordenar la casa.

En Seguros RGA, además, trabajamos desde hace años en fomentar la necesaria sensibilidad hacia el cumplimiento legal por parte de todas las áreas de actividad, desde el perfil más directivo hasta el perfil más técnico o administrativo deben tener muy presente la comprensión y observancia de las leyes y normas internas que nos afectan, integrando dicha cultura en todos los procesos de la compañía sin perder nunca la visión de negocio que requieren nuestros socios.

En la Asesoría Jurídica de Seguros RGA afrontamos estos retos desde el lado positivo, intentando contagiar esa visión al resto de la organización. En definitiva, ver el vaso medio lleno o medio vacío no cambia el objetivo final a conseguir, pero sí influye en el camino para lograrlo.

En Seguros RGA trabajamos desde hace años en fomentar la necesaria sensibilidad hacia el cumplimiento legal por parte de todas las áreas de actividad, desde el perfil más directivo hasta el perfil más técnico o administrativo deben tener muy presente la comprensión y observancia de las leyes y normas internas que nos afectan.

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