Las deudas incobrables en las operaciones B2B han aumentado significativamente en la República Checa hasta suponer el 12% del total.
Redacción ‘MS’- De acuerdo con el Barómetro de Prácticas de Pago 2024 elaborado por Crédito y Caución, casi el 90% de las empresas de la República Checa incluye el crédito comercial en su estrategia de ventas B2B para mantener la ventaja competitiva en un entorno comercial difícil. Tres cuartas partes de todas las ventas a clientes B2B en este mercado se realizan a crédito, lo que supone un aumento significativo respecto a 2023 con unos plazos de pago en el entorno de los 58 días desde su facturación.
El estudio de la aseguradora de crédito pone de relieve un aumento del riesgo de crédito en las operaciones comerciales en este mercado. Las deudas incobrables han aumentado significativamente hasta suponer el 12% del total. Las empresas de construcción y siderometalúrgicas son las más afectadas por estos altos niveles de impago. Un 64% adicional del crédito comercial que los proveedores conceden a sus clientes a la hora de cobrar sus productos y servicios se cobra con retraso. El sector químico es el más impactado por esta morosidad y ha de esperar una media de tres meses desde el vencimiento para recibir los pagos de sus clientes. Los principales factores para estos retrasos son la facturación incorrecta y la ineficacia del proceso. De cara a los próximos meses, existe una preocupación generalizada por un posible deterioro del riesgo de insolvencia, diagnóstico que comparten el 72% de las compañías checas.
Para cubrir los posibles déficits de liquidez, el 46% de las firmas está solicitando créditos comerciales a los proveedores como fuente de financiación en un contexto donde el aumento de los tipos de interés ha encarecido el crédito bancario. Un porcentaje similar recurre también a la financiación de facturas. Más allá del crédito solicitado, un tercio de las empresas checas está ralentizando deliberadamente los pagos a sus propios proveedores para sostener su liquidez. Otra medida generalizada ante la morosidad es el retraso de las inversiones, especialmente en el sector construcción.
Alrededor del 50% de las firmas mantiene periodos medios de cobro relativamente estables, pero la mayoría de las restantes han empeorado su eficiencia en el cobro de facturas. Ante este deterioro, las compañías están tomando medidas proactivas. Tres de cada cinco complementan sus medidas internas de gestión del riesgo crediticio con la contratación de un seguro de crédito comercial.
De acuerdo con el estudio, el estado de la economía nacional es la principal preocupación de las empresas checas, tanto a corto como a largo plazo. Existe una inquietud generalizada sobre el ritmo y la estabilidad de la recuperación económica. Otro factor que afecta al desempeño es la demanda externa, que sigue siendo relativamente débil. En algunos sectores, como la construcción o el químico, también son muy relevantes los posibles riesgos a la baja derivados del cumplimiento de la normativa medioambiental. A largo plazo, el tejido productivo checo señala otras amenazas como la ciberseguridad vinculada a la creciente digitalización o las posibles restricciones financieras derivadas de los elevados costes de financiación, que podrían afectar a los planes futuros de inversión y crecimiento. Los problemas para ampliar la base de clientes constituyen una preocupación adicional, sobre todo en el sector siderometalúrgico.