Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.
¿Tienes un equipo? ¿Crees que es tu responsabilidad motivarle? ¿La motivación es algo que viene de fuera o hay que buscarla dentro de las personas?
Motivar es movilizar y nuestro cerebro se moviliza constantemente para evitar el dolor o para conseguir placer. Su funcionamiento se dirige a evitar las emociones negativas y a buscar las positivas, de manera que motivar se mueve necesariamente entre estos dos parámetros.
Tradicionalmente, se ha considerado que el líder es el responsable de motivar al empleado y éste ha pivotado entre movilizar a las personas desde el castigo o desde la recompensa. Y así encontramos los distintos estilos de liderazgo, desde el autoritario al democrático. Sin embargo, algo está cambiando actualmente. Las empresas han llegado a un importante grado de madurez y son conscientes de que es hora de modificar estos esquemas y pasar del concepto de motivación (con un sentido externo) al de felicidad (totalmente interno) y como consecuencia, a modificar el papel del liderazgo en este asunto.
La motivación que viene desde fuera tiene un efecto temporal. Los gestores de equipos se han esforzado por conseguir algo que nunca podían lograr completamente: que sus empleados se sientan felices en sus trabajos. ¿Por qué no pueden conseguir eso? Te lo explico con un ejemplo.
Un manager puede organizar un afterwork para unir a su equipo y motivarle a las puertas de un importante proyecto para la empresa. Durante unos días, consigue elevar el tono de su equipo, pero enseguida observa que el efecto ha durado poco, ha sido un espejismo temporal. Si uno de sus empleados ha roto con su pareja días atrás, o se ha producido un malentendido entre departamentos, por poner dos ejemplos distintos, el “buen rollo” se coloca en los mismos niveles previos al afterwork o incluso por debajo.
«Las empresas han llegado a un importante grado de madurez y son conscientes de que es hora de modificar estos esquemas y pasar del concepto de motivación (con un sentido externo) al de felicidad (totalmente interno) y como consecuencia, a modificar el papel del liderazgo en este asunto».
Ante una mala gestión emocional del empleado de los asuntos de su vida, ¿qué puede hacer su manager para motivarle? Muy poco, la motivación externa tiene un efecto mínimo, siempre supeditado al mundo interno del empleado. Lo cierto es que estamos ante un cambio de paradigma porque hemos descubierto que todo esto no va de motivación, sino de felicidad, y que no está en el exterior del empleado.
Lo que moviliza realmente a las personas brota de su interior. La motivación es intrínseca y la creamos cada uno de nosotros, seamos empleado o manager, y viene dada por la ACTITUD que elijamos en cada momento. Para sentirnos motivados es necesario que hayamos elegido adoptar esa actitud, resultado del funcionamiento de un cerebro sano.
«Estamos ante un cambio de paradigma porque hemos descubierto que todo esto no va de motivación, sino de felicidad, y que no está en el exterior del empleado».
Desde hace algún tiempo organizo charlas motivacionales en las empresas para hacer conscientes a las personas (empleados y managers) de que finalmente es una elección personal porque no hay nadie más eficiente y comprometido que alguien que ha decidido serlo.
Los cambios generados desde el exterior tienen un pequeño efecto, comparado con la fuerza de la decisión interior de seguir hacia adelante con determinación y alegría, gestionando adecuadamente nuestras emociones, cuidando nuestro cuerpo y nuestras relaciones, decidiendo ver las cosas de manera compasiva y resiliente y aprendiendo cada día de lo que puedes mejorar para procurarte bienestar. Aprender a vivir y conservar un cerebro saludable es la condición para sentirnos felices.
Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, nos aceptamos y estamos en disposición de mejorar, en lugar de emplear nuestro tiempo en compararnos, competir sin aportar valor y defendernos de los supuestos ataques externos. Cuando estamos centrados en nosotros, somos más competitivos y aportamos valor a la empresa porque nosotros lo decidimos, porque QUEREMOS.
«Los cambios generados desde el exterior tienen un pequeño efecto, comparado con la fuerza de la decisión interior de seguir hacia adelante con determinación y alegría, gestionando adecuadamente nuestras emociones, cuidando nuestro cuerpo y nuestras relaciones, decidiendo ver las cosas de manera compasiva y resiliente y aprendiendo cada día de lo que puedes mejorar para procurarte bienestar».
Y ese compromiso con la empresa es valorado positivamente por los clientes. No sólo somos más productivos como empleados sino que, además, generamos una mejor experiencia en nuestros clientes. Invertir en acompañar a nuestros empleados hacia su zona de poder es rentable.
Como líder, nuestro papel es proporcionarle al empleado los medios para que sea consciente de esta realidad y la ponga en práctica. Se trata de ser facilitador, no creador de una realidad que, repito, es exclusivamente interior.
Por supuesto, no toda la responsabilidad recae finalmente en tu empleado. Como manager deberás contribuir a evitar ciertas circunstancias e impulsar otras. Por ejemplo, te toca gestionar tus emociones. Las emociones se contagian y eres tan responsable de modular las tuyas como lo son tus empleados de hacer lo propio con las suyas. Y por supuesto, es importante que evites apagar su brillo por temor a que ellos apaguen el tuyo. La generosidad y la humildad te engrandecen, no te debilitan.
«No toda la responsabilidad recae finalmente en tu empleado. Como manager, deberás contribuir a evitar ciertas circunstancias e impulsar otras. Por ejemplo, te toca gestionar tus emociones. Las emociones se contagian y eres tan responsable de modular las tuyas como lo son tus empleados de hacer lo propio con las suyas».
Un líder positivo se preocupa porque el trabajo sea un espacio de desarrollo personal, donde aprender a crear una actitud positiva. Un espacio en el que las relaciones personales sumen, donde competir sanamente y evitar entrar en luchas encarnizadas por sobresalir y así adquirir valor. Y finalmente, un espacio donde identificar y contribuir a desarrollar las fortalezas de tus empleados, para que puedan expresar su brillo.
Nosotros pensamos que el líder crea condiciones y facilita el crecimiento de sus empleados, les anima a trabajar usando sus fortalezas, y el empleado es el que cuida de su cuerpo y su mente. Un cerebro sano es garantía de salud.
Te animo a que como líder sigas organizando eventos para motivar a tus empleados, pero estoy segura de que sólo si ellos comprenden que son los responsables de su salud, que ser feliz responde a una toma de decisiones, la verdadera motivación, la automotivación, será la que finalmente les movilizará en la dirección correcta.
«Un líder positivo se preocupa porque el trabajo sea un espacio de desarrollo personal, donde aprender a crear una actitud positiva. Un espacio en el que las relaciones personales sumen, donde competir sanamente y evitar entrar en luchas encarnizadas por sobresalir y así adquirir valor».
Si quieres saber más al respecto, te invito a que veas un video https://www.youtube.com/watch?time_continue=16&v=zLqndYxpXAo y, si así lo estimas, a que acudas a alguna de nuestras charlas motivacionales para comprender la fuerza que esto tiene. Escríbenos a info@emotionhr.com si estás interesado en acudir a alguna.
Coincido por completo con el autor de este articulo.
Para dar un buen desempeño y productividad en cualquier ámbito de nuestra vida, ya sea personal, laboral o escolar, es indispensable recibir una motivación; pues si
no nos sentimos motivados, creemos que las cosas que hacemos son en vano.Por ello,
si queremos que la gente de nuestro alrededor sea gente de resultados, busquemos motivarla.
Mil gracias por esta excelente información.