Fernando Ariza (Instituto de Actuarios Españoles): «Nuestra visión humanista refleja la capacidad de poder transformar y hacer una sociedad mejor»

‘Muy Segura’ entrevista a Fernando Ariza, Director General Adjunto de Mutualidad, recientemente nombrado Presidente del Instituto de Actuarios Españoles.

¿Qué significa este nombramiento para usted como nuevo presidente del Instituto de Actuarios Españoles?

Lo bonito de todo esto es que, tanto los compañeros de Junta de Gobierno anterior, como compañeros del sector, me han animado a asumir este reto; veían que podía ser yo quien liderara este proyecto en el futuro y se ha producido de forma muy natural.

Una vez que se ha hecho realidad, mi ilusión inicial se transforma en sensación de reto, de responsabilidad y de exposición. Es un paso al frente que, además de la ilusión, conlleva una responsabilidad mayúscula para mí.

«Lo bonito de todo esto es que, tanto los compañeros de Junta de Gobierno anterior, como compañeros del sector, me han «animado» a asumir este reto».

¿Qué aspectos más humanistas reúne esta profesión?

Siempre he pensado que es una profesión muy humanista y estoy poniendo mi esfuerzo en que nuestro entorno lo conozca y perciba así. Recientemente hablaba con un grupo de alumnos de Actuariales de la Universidad Carlos III y se lo explicaba. Normalmente, al actuario se le identifica como una persona de cálculo, metido en un despacho haciendo cosas que casi nadie conoce… Es verdad que la parte de cálculo es muy importante dentro de las Ciencias Actuariales, pero no lo es todo.

En la Ciencia Actuarial hay que medir, calcular, pero, además, el actuario tiene la obligación de identificar cuáles son los riesgos, controlarlos, gestionarlos y mitigarlos. Y esto va mucho más allá porque, para esa identificación y mitigación, no vale solo calcular, sino que necesitamos hacer uso de todas las Ciencias Sociales. La propia carrera de Ciencias Actuariales, ahora Máster, incluye mucho cálculo matemático, estadístico, financiero, pero también Ciencias Jurídicas, Ciencias Sociales, Demografía; tienes que estar muy conectado con el mundo para identificar esos riesgos, cómo darles una solución aseguradora, o desde el ámbito financiero, y la propia gestión que esto implica. Requiere estar al tanto de todos los movimientos sociales vinculados a la longevidad, la movilidad y la conectividad, para transformarlos en una propuesta de valor.

El actuario ofrece una propuesta de valor a muchos sectores e industrias, principalmente a la industria del seguro. El objetivo es poder transformar la sociedad a través de nuestra propuesta de valor e identificar riesgos para los que no hay protección ni solución, donde ni el Estado ni el sector privado llegan. Construimos sociedad desde todas las Ciencias con una visión holística que busca ampliar la mirada más allá del actuario de cálculo y aportar una visión humanista capaz de transformar y hacer una sociedad mejor.

«En la Ciencia Actuarial hay que medir, calcular, pero, además, el actuario tiene la obligación de identificar cuáles son los riesgos, controlarlos, gestionarlos, mitigarlos… Y esto va mucho más allá».

Estamos ante una profesión que representa la diversidad, ¿cómo la percibe y en qué facetas considera está más presente?

En la nueva Junta de Gobierno queríamos representar la diversidad de la propia profesión. Históricamente, la profesión se ha identificado, prácticamente, como el actuario de Vida y el de No Vida, más algún perfil de gestión y de tecnología. Desde los perfiles del conocimiento más simplista, así abordábamos la profesión de actuario y la propia composición de las juntas de gobierno del Instituto trataban de mantener esa diversidad.

En este momento, a la hora de conformar el equipo, tratamos de incorporar toda la diversidad que realmente está presente en la Ciencia Actuarial y en la propia sociedad. Hay acturarios más allá del Seguro, y por eso hemos incorporado perfiles de Banca, de Finanzas, de Gestión de Riesgos Empresariales de Empresas del Ibex, etc. El Instituto de Actuarios está integrado por personas que nos dedicamos a la gestión, a los datos, al cálculo, cumplimiento, auditoría interna… La Junta de Gobierno representa esta diversidad diversa.

«En la nueva Junta de Gobierno queríamos representar la diversidad de la propia profesión».

Otros aspectos que también me gustaría destacar son: la diversidad de género, pues nuestra Junta de Gobierno tiene una composición totalmente paritaria; la diversidad generacional: hay personas senior y profesionales muy jóvenes que van a poner el foco en hacer la profesión atractiva para la juventud; la diversidad cultural, pero ya no solo en la Junta, sino en las propias aulas, como ocurre en las clases de Ciencias Actuariales en la Carlos III, en Málaga, en la Universidad de Barcelona, o en la Complutense entre otras, los alumnos proceden de muchos países e industrias diferentes; unos proceden de Economía, otros de Ingeniería… En definitiva, la diversidad de género, generacional, cultural y de pensamiento también es una representación de la propia profesión actuarial que no existía hace dos décadas, en mis inicios.

«En definitiva, la diversidad de género, generacional, cultural y de pensamiento también es una representación de la propia profesión actuarial que no existía hace dos décadas, en mis inicios».

Las sociedades en el Siglo XXI enfrentan varios desafíos: nueva longevidad, reto tecnológico y digital, cambio climático… ¿Quiere profundizar en alguno de ellos? ¿De qué manera considera que la Ciencia Actuarial aborda los retos clave de la sociedad actual?

Nos hemos acostumbrado a que el Instituto tenga un foco muy directo sobre la propia profesión del actuario. Esto está muy bien y así debe ser, pues es nuestra razón de ser y nuestra misión también es fortalecer la profesión. Pero, además, considero que tenemos que aportarle mucho a la sociedad. Pensando en los grandes retos, hay algunos que no tienen solución en el momento actual, los ciudadanos se encuentran desprotegidos y es donde los actuarios tenemos mucho que aportar.

Por ejemplo, la nueva longevidad: en este ámbito, los actuarios tenemos que aportar soluciones en el ámbito de las pensiones, el ahorro privado, asuntos de asistencia o dependencia, donde se trata de cubrir las necesidades más básicas de las personas mayores… Aún no les hemos dado una solución aseguradora y el Estado tampoco lo ha hecho. En este ámbito tenemos mucho que innovar.

Lo mismo sucede al poner el foco en temas de licuación del patrimonio inmobiliario y asuntos biométricos en general, se trata de aportar soluciones de verdad a todos estos retos sociales que se encuentran sin solución y donde las personas están desprotegidas.

«La nueva longevidad: en este ámbito, los actuarios tenemos que aportar soluciones en el ámbito de las pensiones, el ahorro privado, asuntos de asistencia o dependencia, donde se trata de cubrir las necesidades más básicas de las personas mayores… Aún no les hemos dado una solución aseguradora y el Estado tampoco lo ha hecho».

Otro desafío es el tecnológico. Parte de los actuarios tienen la capacidad de hacer modelos matemáticos actuariales muy complejos. El gran reto es hacer modelos verdaderamente transparentes y éticos. La Inteligencia Artificial está ahí y tenemos que programarla, con el desafío que esto implica en cuanto a sesgos y protección de los consumidores.

En el caso de los ciberriesgos, no sabemos ni el impacto ni la frecuencia, con lo cual, ¿no hay solución de seguros? Entonces tendremos que pensar e innovar, y somos los actuarios quienes tenemos que liderar este asunto para que la sociedad pueda asumir estos riesgos y tratar de mitigarlos.

Un reto muy potente es el vinculado al cambio climático. Los riesgos de la naturaleza, principalmente los climáticos, los hemos podido cubrir a través del seguro, del reaseguro, del Consorcio en España, pero gracias a que son poco frecuentes, aunque con un impacto importante. Ahora estamos viendo que estos riesgos son cada vez más frecuentes y con un impacto cada vez más alto, con lo cual, se están dejando de asegurar y reasegurar. Ante riesgos de inundaciones de las cosechas, olas de calor, olas de frío, etc., no existen soluciones de seguro y es preciso investigar cómo seguir dando solución para que las familias afectadas no tengan una situación de precariedad, y también las empresas. En este caso, la fórmula de los seguros paramétricos es muy incipiente y podemos innovar mucho más.

«Un reto muy potente es el vinculado al cambio climático».

Otro gran reto es la lucha contra las desigualdades. Entre lo que los ciudadanos necesitan y lo que pueden tener de coberturas públicas más coberturas aseguradoras, hay grupos sociales que tienen una brecha importante, de modo especial los colectivos más vulnerables, como es el caso de las personas mayores. En estos casos no hay una oferta de producto suficiente para cubrir todas sus necesidades. Vemos exclusión en determinados colectivos sociales e incluso en zonas geográficas, donde existe mucha desigualdad. Creo que, a través del Seguro y la Banca (y de todas las industrias en general), es preciso innovar desde la profesión actuarial y reducir la llamada brecha de protección.

Desde la perspectiva empresarial, hay que tratar de balancear el beneficio económico y el beneficio social. La profesión actuarial es la que tiene que «tirar del carro» de la innovación para darles soluciones y herramientas a las industrias y que apuesten de verdad por determinado tipo de soluciones que, a priori, pueden tener más riesgo al ser más desconocidas pero, con un buen análisis actuarial, van a ser más confortables. Esa es nuestra misión: darle a la industria soluciones actuariales robustas para mitigar los riesgos de mayor longevidad, brecha de protección, etc., y que nos sintamos más confortables. La sociedad va avanzando y se trata de alcanzar nuevas conquistas. Todo ello se consigue con un conocimiento mayor para abordar los retos desde las industrias. Por lo tanto, la palabra innovación es clave y muy importante.

«Desde la perspectiva empresarial, hay que tratar de balancear el beneficio económico y el beneficio social».

Debemos tratar de aterrizar la regla de las tres «A»: Availability (disponibilidad), Accessibility (accesibilidad) y Affordability (asequibilidad). Las empresas podemos preguntarnos, ¿tenemos seguros disponibles? No siempre a las demandas sociales. Un reciente informe de ICEA en colaboración con la Fundación Mutualidad acerca del mundo senior plantea lo que ofrece el mercado y lo que las personas mayores necesitan. Por ejemplo, este mercado tiene, mayoritariamente, seguro de Decesos y de Hogar. Sin embargo, al preguntarles por sus necesidades, éstas comprenden seguros vinculados a las finanzas (no tanto para obtener más ahorros, sino para gestionar o licuar su patrimonio), temas de salud, de dependencia, de soledad… No hay ninguna solución aseguradora o servicios que atiendan estas facetas para las personas mayores, que quedan excluidas de los seguros de Salud, de dependencia no hay nada por el momento, etc. Por lo tanto, no hay oferta disponible. Creo que el sector asegurador está tardando en girar hacia esta realidad. Tenemos que profundizar en este discurso y generar una mayor conciencia.

Desde el punto de vista de la accesibilidad, se trata de que lo hagamos de tal forma que los colectivos puedan llegar porque, a veces, somos o queremos ser tan digitales que excluimos a muchos colectivos. Y también cabe mencionar la exclusión por precio ya que, muchas veces, se pretende personalizar tanto la oferta que mucha gente queda excluida por precio. Todo esto, incluida la exclusión por precio, es lo que las empresas debemos tratar de analizar y los actuarios en particular para dar una propuesta y equilibrio ante el riesgo. Queda mucho trabajo por hacer.

«Mundo senior: Creo que el sector asegurador está tardando en girar hacia esta realidad. Tenemos que profundizar en este discurso y generar una mayor conciencia».

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la profesión actuarial constituye una palanca muy destacada, por lo tanto, para el necesario equilibrio social…

Efectivamente, por un lado, se trata de todo lo que tiene que ver con reducir la brecha de protección, hacer sociedades más sostenibles a través de la Ciencia Actuarial, a través del Seguro fundamentalmente, y la gestión de los riesgos empresariales. Para ello, hay que tratar de identificar las fuentes de desigualdad, ver con qué variables contamos y cuál es el punto que origina esas desigualdades.

Por otro lado, hay otro gran reto para los actuarios y es tratar de mantener el necesario equilibrio entre la mutualización y la equidad. La base del seguro es mutualizar los riesgos: contamos con una gran masa de personas con ciertos riesgos, se trata de un colectivo con el que cuentan las aseguradoras donde se diluye el riesgo individual en un riesgo colectivo; así, se atienden las situaciones de precariedad, se mutualiza el riesgo sobre la gran masa de asegurados. Sin embargo, la personalización a la que nos exige la sociedad y los ciudadanos, cobrando cada vez más en función del riesgo (principio de equidad), es algo razonable. Pero es preciso ver el punto de equilibrio, ya que gracias a la Ciencia Actuarial, la computación avanzada, los programas tecnológicos sofisticados y la gran cantidad de datos que, finalmente, el que tiene muy poco riesgo tiene una prima muy baja frente a la elevada prima de quien asume más; esta situación, en el extremo, hace que este último quede desplazado o excluido del seguro, al tener un riesgo que no puede asumir. Ante estos escenarios, tenemos que saber manejar un equilibrio, también para nosotros mismos como industria aseguradora, evitando que ésta se convierta en una «casa de apuestas» en función del riesgo asumido. El actuario debe equilibrar el precio justo a cada individuo, pero sin que el riesgo termine desmutualizándose, porque de lo contrario se pierde la función del seguro. Vinculo este gran reto a la sostenibilidad porque es lo que va a facilitar que, a través del seguro, las sociedades sigan progresando.

«Hay otro gran reto para los actuarios y es tratar de mantener el necesario equilibrio entre la mutualización y la equidad».

¿Cuál será su hoja de ruta de cara a este 2024?

Como Junta de Gobierno, contrastando con la propia profesión, las industrias y la sociedad, tenemos que elaborar una estrategia en base a todas las reflexiones anteriores. Hay que aterrizarlo en una hoja de ruta y dibujar dónde queremos estar en los próximos cuatro años.

Mi idea es tratar de asentar las ideas propuestas en los próximos meses y llevarlas a la Asamblea General el próximo mes de junio, para poder explicar la estrategia al público, a los propios actuarios y a la sociedad en su conjunto.

Resumiendo, distinguiría tres focos: nuestros colegiados, para darles una propuesta de valor atractiva; la sociedad, porque el actuario es un perfil reconocido pero poco conocido, y tiene que verse como un aliado para abordar los retos mencionados; y desde las propias instituciones, para que nos reconozcan como tal, que estemos alineados y seamos un socio estratégico para todos los actores de la industria (el Seguro, Unespa, la DGS, el Gobierno, la Banca, etc.); han de ver al actuario como alguien cualificado para abordar retos sociales, y no solo a través de la norma, sino desde el enfoque de cómo abordar esos retos.

Otro aspecto muy interesante es dar a conocer que somos muy pocos actuarios, pero la industria necesita muchos. Es otro gran desafío: las diferentes industrias están demandando actuarios y las Universidades no son capaces de dar salida a esa demanda. Hay que darlo a conocer para que los jóvenes estudiantes vean la profesión como algo bonito, aspiracional e inspiracional. Tenemos que acercarnos a ellos para que conozcan lo que hacemos y que les resulte «sexy».

«Mi idea es tratar de asentar las ideas propuestas en los próximos meses y llevarlas a la Asamblea General el próximo mes de junio, para poder explicar la estrategia al público, a los propios actuarios y a la sociedad en su conjunto».