La atención presencial, la libre elección del profesional y la inmediatez en el acceso, claves en el modelo de medicina primaria de IMQ

Redacción ‘MS’- Tal y como señala el Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la atención primaria de salud es un «pilar fundamental para lograr el derecho a la protección de la salud de la población» y es «clave» para el estado de bienestar, así como para «garantizar una atención integral y equitativa». El primer nivel asistencial posibilita un sistema de salud (público y privado) «salutogénico, que no sólo atienda a la enfermedad, sino que facilite ganar salud poblacional».

Al igual que ocurre en el conjunto del Sistema Nacional de Salud, «en IMQ, la atención primaria es el eje vertebrador de la asistencia sanitaria», según destaca el Dr. Pablo García, uno de los tres representantes de los más de 150 médicos y médicas de cabecera de IMQ, con motivo de la celebración, el 12 de abril, del Día Nacional de la Atención Primaria.

En palabras del experto, «desde los organismos internacionales se ha abogado en numerosas ocasiones por contar con sistemas de salud basados en una atención primaria de calidad, ya que está demostrada la asociación entre la fortaleza del primer nivel asistencial y la mejora de los resultados en salud. Y esto implica no sólo al sistema público, sino también al privado, que en nuestro entorno cumple una importante función complementaria».

Según continúa explicando el Dr. García, «en el caso de IMQ, desde su fundación, allá por 1934, se apostó activamente por la figura del médico de cabecera como pilar vertebrador de su estructura de oferta de servicios y ha mantenido y mantendrá esa apuesta por el primer nivel asistencial como parte inexcusable de su estructura y puerta de entrada de los pacientes para la atención a su salud».

Y es que el modelo de atención primaria posibilita la atención «a las personas, familias y comunidades de manera integral, cercana y continuada a lo largo del tiempo», algo que favorece una mayor efectividad y eficiencia en el cuidado de la salud de la población.

Libertad de elección e inmediatez

«Para todas las personas, resulta de una gran importancia tener la capacidad de elegir el médico o médica de cabecera con el que una persona se siente a gusto y tiene confianza. Una persona que le atienda presencialmente. No en vano, se trata de un especialista que se va a ocupar de la salud, en muchas ocasiones, de toda la familia, por lo que la cuestión de la libre elección de profesionales y la presencialidad no son baladí», pone de relieve el Dr. Pablo García.

«Asimismo, otro aspecto clave es contar con una medicina primaria que posibilite una atención sanitaria cercana, accesible y con capacidad de resolución en el menor tiempo posible. Debido a la alteración que la pandemia de coronavirus produjo al sistema sanitario, aumentando las listas de espera en distintos ámbitos de la asistencia sanitaria, desde IMQ se apostó por reforzar el primer nivel asistencial, potenciando la atención en sus centros y en las consultas de los especialistas y poniendo en marcha de forma complementaria una completa estrategia digital, con servicios como la videoconsulta o chat médico», desgrana el médico de cabecera de IMQ.

Un especialista para todo el ciclo vital de la persona y la familia

En IMQ, en la consulta del médico de cabecera se valoran los síntomas, se explora al paciente, se proponen las pruebas necesarias, se hace el diagnóstico y se pone el tratamiento o se orienta a cada persona hacia una u otra especialidad si lo requiere el caso.

Desde los quince años de edad, aproximadamente, y hasta su fallecimiento, «es labor del médico de cabecera el cuidado y la promoción de una salud activa del paciente, la prevención primaria y secundaria de enfermedades, la recomendación de hábitos saludables, el diagnóstico y tratamiento de muchos padecimientos, el seguimiento y coordinación de las pautas prescritas por otros especialistas, el control de muchas enfermedades crónicas, la ayuda a la comprensión, el conocimiento y la asunción responsable de las enfermedades que se presenten y su tratamiento, entre otras funciones».

Además de lo anterior, el médico de cabecera se ocupa de «las visitas al domicilio de los enfermos cuando sus padecimientos les impiden desplazarse y, finalmente, en muchos casos, el ayudar al bien morir junto a la cabecera de su cama. De ahí su denominación de ‘médico de cabecera’. Así como la coordinación con otros especialistas y el seguimiento de los pacientes ingresados y tras el alta hospitalaria», concluye el Dr. Pablo García.