La preparación del embarazo debe empezar tres meses antes de la concepción

Redacción ‘MS’- «La decisión de tener un bebé debe ser una decisión consciente y planificada con el único objetivo de mejorar el resultado perinatal. Por ello, la consulta preconcepcional debiera ofrecerse a todas las mujeres en edad fértil», destaca Pilar Costillas, matrona de IMQ. Y no es para menos, ya que según el informe europeo EUROCAT, los defectos del tubo neural (DTN) (como la anencefalia, la espina bífida, y el meningocele) afectan aproximadamente a 1 de cada 1.000 embarazos en Europa, es decir, a 13 embarazos cada año en Euskadi.

«La anencefalia siempre es letal. La espina bífida y el meningocele causan serias discapacidades en los supervivientes. La espina bífida afecta a más de la mitad de los casos de defectos del tubo neural. Además, la mayoría de los embarazos con algún defecto del tubo neural son diagnosticados de forma prenatal. Sin embargo, algunos casos leves pueden pasar desapercibidos hasta después del nacimiento. E incluso es posible que nunca se detecten casos muy leves sin síntomas».

Pilar Costillas, matrona de IMQ.

La celebración el 21 de noviembre del Día Nacional de la Espina Bífida recuerda de manera directa las necesidades de este colectivo de pacientes y sus familias. Pero también saca a colación, de manera indirecta, la importancia de la consulta preconcepcional.

Tal y como recoge la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, «la asistencia sanitaria preconcepcional tiene como finalidad la identificación de condiciones sociales y médicas, tanto maternas como paternas, que puedan ser optimizadas antes de la concepción, con el fin de incrementar las posibilidades de un resultado perinatal favorable. Como la salud de la mujer durante el embarazo depende de su salud antes de la gestación, la asistencia durante el periodo preconcepcional se considera que forma parte de la asistencia prenatal».

¿Y en qué consiste la consulta preconcepcional? Las acciones a realizar en la consulta preconcepcional van encaminadas a la evaluación del riesgo obstétrico, a la realización de acciones educativas y de promoción de la salud y a la recomendación de suplementos farmacológicos.

«Esta consulta debe realizarse de tres a seis meses antes de iniciar la búsqueda del embarazo e incluye una serie de pruebas como una adecuada revisión general y ginecológica, pruebas de laboratorio y constantes vitales, peso y tensión arterial. Las pruebas a realizar incluyen una determinación analítica básica que incluya el grupo sanguíneo y factor Rh y las serologías de infecciones como rubeola, sífilis, hepatitis B y C y VIH (Zika y Chagas en mujeres de zonas endémicas), así como la actualización de la prueba de cribado de cáncer de cuello de útero», detalla la matrona de IMQ.

El periodo preconcepcional es el «momento óptimo» para iniciar la asistencia a un futuro embarazo en una mujer con una enfermedad crónica, ya que permite «estudiar la enfermedad sin las limitaciones que impone el embarazo para realizar e interpretar las pruebas diagnósticas; situar a la mujer en las mejores condiciones de salud antes de iniciar la gestación y seleccionar el momento más adecuado para la concepción y adoptar medidas para proteger al feto frente a la exposición a fármacos y otras acciones diagnósticas o terapéuticas durante el periodo crítico de las primeras semanas del desarrollo».

En cuanto a las acciones educativas y de promoción de salud, «deben incluir el consejo nutricional, la investigación de la exposición a posibles riesgos farmacológicos y ambientales, así como a agentes en el ámbito laboral capaces de producir un daño congénito. También incluyen la investigación sobre el consumo de tóxicos como el tabaco, el alcohol y otras drogas en la mujer y su pareja. Asimismo, se pregunta sobre la actividad laboral, por si esta supusiera un riego para el embarazo y poder tomar las acciones oportunas para la reducción de ese riesgo. Otros aspectos son la revisión de la salud bucodental y la actualización del calendario vacunal, si se precisa. Para finalizar y no menos importante, conviene preguntar acerca del nivel de actividad física y la recomendación de que se incluya en la vida diaria por todos los beneficios que aporta» explica Pilar Costillas.

Importancia del ácido fólico y del yodo

En lo referente a los suplementos farmacológicos, cabe destacar la importancia del suplemento con ácido fólico.

«Existe una sólida evidencia sobre la reducción de la incidencia y recurrencia de defectos del tubo neural con el consumo de cantidades adecuadas de ácido fólico antes de la concepción y durante las primeras semanas de embarazo. Hay que tener en cuenta que el cierre del tubo neural ocurre en las primeras cuatro semanas del desarrollo del embrión, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas, por lo que la suplementación con ácido fólico debería comenzar de uno a tres meses antes y, por lo menos, hasta la decimosegunda semana de embarazo. La dosis a recomendar va a depender de si la mujer presenta o no factores de riesgo», añade.

Entre los grupos de alimentos ricos en ácido fólico cabe destacar los vegetales de hoja verde oscura, cítricos, frutos secos, cereales integrales y legumbres y algunas carnes como el hígado. «Además, en la consulta preconcepcional se recomendará el suplemento de yodo desde un mes antes del embarazo, durante el mismo y mientras se amamanta al bebé», concluye la matrona de IMQ.