Laura Ravés, directora de Cultura, Organización y Personas de MPM Software

La singularidad, cuando la máquina supera al hombre

Por Laura Ravés, directora de Cultura, Organización y Personas de MPM Software

Según la Biblia, Dios creó al hombre a imagen suya. “Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y dominadla”. Acostumbrados a las metáforas y las interpretaciones a las que nos invitan los libros sagrados, diría que nos falta otra que explique la evolución humana junto a los robots, tipo “si no puedes ganarlos, únete a ellos”, una especie de ser humano fusionado con la inteligencia artificial para sobrevivir a los adelantos de las máquinas.

Hablo de esta fusión hombre-máquina porque iremos viviendo episodios de singularidad tecnológica. Momentos donde las máquinas superan a la inteligencia humana, donde no hay vuelta atrás y el hombre habrá perdido la partida. De partidas va un ejemplo, cuando en mil novecientos noventa y siete, Garry Kasparov, campeón del mundo de ajedrez, perdió contra la deep blue, la súper computadora diseñada por IBM, sucedió un episodio de singularidad. Desde entonces, los humanos ya no somos rivales al ajedrez.

Los científicos están bastante seguros de que la singularidad tecnológica llegará, de que un día las máquinas superarán a los humanos, la discusión está en el marco temporal. ¿Dos mil treinta? ¿Dos mil cuarenta? En aquel momento la inteligencia artificial será capaz de entender y de aprender de forma autónoma, mejorándose ella misma de forma recurrente.
Esta singularidad revolucionará todos los aspectos de la vida humana, todos los campos, incluso el significado de qué es un ser humano. Lo que pasará después nadie lo sabe, está fuera del alcance de nuestra inteligencia hoy por hoy.

«Los científicos están bastante seguros de que la singularidad tecnológica llegará, de que un día las máquinas superarán a los humanos, la discusión está en el marco temporal».

Parece que esté hablando de ciencia ficción y no lo es tanto. El controvertido Elon Musk está al frente de Neuralink, una empresa de neuro tecnología que instala chips en el cerebro prometiendo liberar el potencial humano, darnos súper poderes vaya. La empresa ya tiene el permiso de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos. Elon tiene clara esta simbiosis hombre – máquina y no tiene miedo a jugarse la pasta.

El reto es mayúsculo pero la realidad es que muchas empresas todavía no tienen claro cómo aterrizar las ventajas de la inteligencia artificial en su día a día, las escuelas no tienen profesores formados y la velocidad a la que avanza todo asusta.