María Ameijeiras (AyF Correduría de Seguros): «El mercado asegurador está viviendo un momento realmente complicado por la falta de apetito total para ciertos sectores y líneas de negocio»

‘Muy Segura’ entrevista a María Ameijeiras, Directora General de AyF Correduría de Seguros.

En el contexto actual se vive la problemática de la falta de aseguramiento en algunos sectores importantes para la economía, ¿qué está sucediendo?

Así es, el mercado asegurador en la actualidad está viviendo un momento realmente complicado ya que hay una falta de apetito total para ciertos sectores de actividad y líneas de negocio, como puede ser daños materiales, sobre todo, responsabilidad civil, D&O o ciber donde las condiciones de contratación se han endurecido mucho.

«El mercado asegurador en la actualidad está viviendo un momento realmente complicado ya que hay una falta de apetito total para ciertos sectores de actividad y líneas de negocio».

¿Qué sectores y qué tipología de empresas considera se están viendo más afectados? ¿Por qué?

Los sectores que más están sufriendo esta situación son el de reciclaje, alimentación, el sector químico y el de la energía, entre otros. Aunque, en general, la dureza del mercado se manifiesta para todas las actividades, ya que las condiciones de contratación son peores, existen más exclusiones y los precios se han incrementado; para los sectores mencionados, en la actualidad, es muy complicado encontrar solución de transferencia de sus riesgos. Tienes que tocar muchas puertas para conseguirlo y si el riesgo no cumple las medidas PCI (protección contra incendios) que la aseguradora en cuestión considera que debe de tener, ni con esas. Hay industrias que se están quedando sin solución en meses, y esto es muy grave, porque la solución que se les plantea es hacer inversiones en protección contra incendios que no pueden asumir a corto plazo.

«Los sectores que más están sufriendo esta situación son el de reciclaje, alimentación, el sector químico y el de la energía, entre otros».

¿Dónde considera que residen las causas principales de esta situación?

Las causas son diversas. Algunos hablan de tormenta perfecta. Policrisis, cambio climático, incertidumbre económica, recurrencia en eventos graves que han deteriorado los resultados técnicos de las aseguradoras. Todo esto se ha ido cocinado poco a poco y el resultado es la situación que vivimos estos últimos años. También creo que no ha habido rigor actuarial en el sector y, de alguna manera, se ha perdido la esencia del seguro que es la mutualización del riesgo.

Nuestro sector se está convirtiendo cada día más en un sector de servicios, sobre todo en el riesgo particular, con tanta cobertura superflua para ganar cuota de mercado, se está distrayendo y se está olvidando de su verdadera misión, la transferencia del riesgo, del riesgo con mayúsculas.

Durante años hemos contemplado también con asombro e incredulidad cómo se mercadeaba con las primas, accediendo a descuentos en las tarifas que da vergüenza contar… Por otro lado, sigue existiendo mucha falta de cultura aseguradora, hay riesgos en la industria que no deberían dejarlos operar, pero también hay otros empresarios que están cumpliendo con las normativas e invirtiendo en prevención y que por estar en un sector determinado no encuentran solución para transferir la ocurrencia del evento que por su magnitud le puede cerrar la empresa.

«Nuestro sector se está convirtiendo cada día más en un sector de servicios, sobre todo en el riesgo particular, con tanta cobertura superflua para ganar cuota de mercado, se está distrayendo y se está olvidando de su verdadera misión, la transferencia del riesgo, del riesgo con mayúsculas».

¿Qué consecuencias tiene esta falta de protección en la economía y la sociedad?

Lo importante en toda actividad empresarial es conocer y tener bien presente los riesgos a los que la empresa se expone. De la identificación, evaluación y análisis, estudiando el comportamiento de cada uno de ellos y a partir de su probabilidad o frecuencia, de su intensidad y de las causas que los provocan, se deben marcar las líneas de decisión sobre aquellos que se pueden asumir, aquellos que se deben mitigar con medidas de protección, y aquellos que por su intensidad, aunque sean de baja probabilidad, se deben transferir ya que si no, en caso de ocurrir, el resultado puede significar la quiebra de la empresa, por falta de capacidad financiera para afrontarlos.

Pues bien, si no hay solución de transferencia, lo único que le queda al pequeño y mediano empresario, sobre todo, es evitar ese riesgo, en definitiva, no desarrollar esta actividad o desarrollarla de forma limitada. Es posible, por lo tanto, que haya menos oferta en ciertas actividades, más concentración y menos competencia.

«Si no hay solución de transferencia, lo único que le queda al pequeño y mediano empresario, sobre todo, es evitar ese riesgo, en definitiva, no desarrollar esta actividad o desarrollarla de forma limitada».

¿De qué manera está reaccionando la industria del seguro a tal problemática?

No hay por ahora muchas soluciones al respecto o, al menos, a nosotros no nos están llegando. Todo esto empezó en el año 2019 pero se ha intensificado en el 2021 y el 2022, y en el 2023 vamos por el mismo camino. Nunca en mi historia profesional he vivido más revisiones de contratos en tan corto espacio de tiempo. Estamos atrapados en una dinámica que complica todo porque el resultado de esta situación se traduce en incorporación a los condicionados de cláusulas de exclusiones, propuestas de franquicias o, directamente, precancelaciones de contratos sin opción a la renovación o, de haber opción, ésta es con una subida importante de la prima.

Evidentemente, todo esto hay que explicárselo a cada cliente, este lo tiene que entender y aceptar. Hay aseguradoras que si tienes riesgos en tu cartera de los sectores para los que no hay apetito y no tienen siniestralidad, los mantienen, pero con subidas considerables de primas; otras ya no entran ni en eso, precancelan y punto. Si las precancelaciones son porque repentinamente deciden que tienen medidas de prevención contra incendios insuficientes, algunas compañías dan cierta flexibilidad para implantar dichas medidas, pero siempre en un tiempo límite, que suelen ser 3, 6 meses a lo sumo con suerte. Y, en el peor de los casos que también ocurre, piden que la implantación sea inmediata.  La mayoría de las empresas no pueden asumir esto en el corto plazo, por lo que hay algunas que se están quedando sin seguro.

«Nunca en mi historia profesional he vivido más revisiones de contratos en tan corto espacio de tiempo».

¿Qué soluciones cabe adoptar?

A corto plazo, la única solución que veo es que las compañías flexibilicen criterios y que estén dispuestas a negociar límites y franquicias altas en aquellas coberturas en donde esté el problema. Yo siempre procuro argumentar lo mismo. Si hay algo del riesgo que no te gusta, vamos a intentar convencer al cliente de que por su propio bien debe de mitigarlo con otras medidas de control, dándole tiempo para que busquen financiación para implantarlas, pero no los dejes colgados, ofréceles una solución, vía franquicias muy altas, por ejemplo, que, aunque no sea la solución óptima y definitiva, pueda significar el que el desarrollo de su actividad sin esa solución aseguradora deje de ser una temeridad.

Subir la prima media de todos los ramos implicados, pero siempre que lo hagan todas las aseguradoras. Esto podría ser también otra opción, se debería buscar la fórmula para que pueda haber un pacto entre todas las aseguradoras sin que hubiese problemas con competencia. Alguna opción supervisada para que no haya abusos, pero, al fin y al cabo, el seguro, ¿no trata precisamente de la mutualización de los riesgos? Se habla también de formulas en donde el Consorcio pueda llegar a involucrarse u optar por soluciones de coaseguro.

Personalmente, creo que es el mercado el que debe ordenarse y tomarse en serio que las primas deben de regirse por criterios actuariales y que cada riesgo tiene una tarifa. Se ha jugado con esto demasiado tiempo y ahora cuando han venido realmente mal dadas, no hay capacidad de reacción.

«Creo que es el mercado el que debe ordenarse y tomarse en serio que las primas deben de regirse por criterios actuariales y que cada riesgo tiene una tarifa. Se ha jugado con esto demasiado tiempo y ahora cuando han venido realmente mal dadas, no hay capacidad de reacción».

Por otro lado, quizás lo más importante, para que mejoremos a medio y largo plazo, es que es indispensable hacer una labor social de educación en gestión de riesgos, prevención, seguridad y cultura aseguradora. Las administraciones públicas, cada una en sus competencias, deberían de ser las primeras en dar ejemplo y los políticos poner este tema en el centro del debate. Los riesgos de las industrias deben de estar bien gestionados, y las inspecciones y exigencias en materia de seguridad, tanto de prevención laboral, que salva vidas directamente, como de medidas de prevención contra incendios, que también pueden llegar a salvar vidas y negocios. Debe, por lo tanto, exigirse que se conozcan y se cumplan.

También hay muchos puntos de mejora en los polígonos industriales, hace falta más inversión en ellos, dotándolos de los servicios adecuados, apoyándose en las últimas innovaciones tecnológicas en materia de seguridad y prevención que ayuden a las empresas a minimizar sus inversiones particulares en esta materia.

«Para que mejoremos a medio y largo plazo, es indispensable hacer una labor social de educación en gestión de riesgos, prevención, seguridad y cultura aseguradora».

Concretamente, ¿en qué situación queda el corredor de seguros y qué demandas está realizando para intentar solventar esta situación?

Los corredores de seguros en las dos últimas décadas hemos asistido a una carga de trabajo administrativo que antes hacían las aseguradoras sin una remuneración mayor por ello. Este nuevo paradigma de falta de apetito de riesgo, que he explicado anteriormente, nos complica aún más nuestra actividad porque ya no solo debemos ayudar a nuestros clientes en la gestión de sus riesgos, sino que además debemos cada año renegociar el endurecimiento de las condiciones o buscar nuevas soluciones para los mismos riesgos que ya teníamos en cartera porque la aseguradora en la que está ya no lo quiere.

El cliente, en la mayoría de los casos, no entiende por qué una aseguradora que le ha asegurado durante 5, 8 o incluso 10 años, de repente no está dispuesta a renovarle la póliza si nada ha cambiado para ellos y además no ha tenido ningún siniestro. Nuestro papel es hacer mucha pedagogía para que sigan creyendo en el sector asegurador. El resultado para los corredores es, más recursos que se invierten en cada riesgo y menos tiempo para hacer labor comercial. La parte positiva, es el tiempo que le dedicas a cada cliente. Es, sin duda, lo positivo de esta situación, ya que lo habitual es que se traduzca en un fortalecimiento de nuestra posición y de la confianza que los clientes tienen en su corredor.

«El cliente, en la mayoría de los casos, no entiende por qué una aseguradora que le ha asegurado durante 5, 8 o incluso 10 años, de repente no está dispuesta a renovarle la póliza si nada ha cambiado para ellos y además no ha tenido ningún siniestro».

¿Demandas para ir llevando la situación? Las comentadas anteriormente, flexibilidad y algo más de sentido común. No tratar a todas las industrias de un sector igual, estudiar caso a caso porque cada caso es diferente. Interlocutores cualificados al otro lado y soltar el acelerador en cuanto a la centralización de la toma de decisiones. Necesitamos suscriptores cercanos que nos conozcan, con los que poder hablar. Que exista confianza mutua. También creo que se debería repensar lo de los buzones, para ciertos ramos, desde mi punto de vista se está perdiendo capacidad de análisis y aproximación al riesgo. No todo debe estandarizarse con el mismo patrón.

«No tratar a todas las industrias de un sector igual, estudiar caso a caso porque cada caso es diferente. Interlocutores cualificados al otro lado y soltar el acelerador en cuanto a la centralización de la toma de decisiones».