No lo digas… ¡hazlo!

Por Eva García, socia fundadora en Coaching on Focus, consultora de RR.HH y Formadora Soft Skills

«La acción es el único camino de llegar a un objetivo».

De nuevo nos encontramos ante el inicio de un nuevo año y reflexionando cómo ha sido el año anterior y cómo queremos que sea el año que comienza.

«Y en el reloj de antaño, como de año en año,
Cinco minutos más para la cuenta atrás.

Hacemos el balance de lo bueno y malo
Cinco minutos antes de la cuenta atrás».

¿Nos suena? En cierto modo no podemos evitar tener la sensación de que estamos (como de año en año) inmersos en el Día de la marmota, muchos de los objetivos y deseos del año pasado vuelven a estar en nuestra lista, y esto nos hace afrontarlos con una sensación de incredulidad y desconfianza hacia nosotros mismos.

¿Qué es lo que falla?

Hay varias razones que pueden explicar por qué no conseguimos nuestras metas, la mayoría de las veces es que ni siquiera nos ponemos en acción para intentar conseguirlas, lo decimos pero no llegamos a hacerlo y la acción es el inicio para tomar la dirección adecuada, que nos permita, al menos, acercarnos a nuestros objetivos. Luego podremos tener múltiples caminos o formas de obtener resultados, pero lo importante es ponernos en marcha.

«Una de las claves para tener éxito, puede que esté en el proverbio africano que seguro que todos hemos escuchado alguna vez:

Si quieres ir rápido, vete solo, pero si quieres llegar lejos, vete acompañado».

Cuando contamos nuestros objetivos a quienes nos rodean, adquirimos un mayor compromiso con esa meta, tiene un efecto psicomágico que nos hace tener un vínculo más fuerte cuando lo verbalizamos.

En el ámbito laboral, si además definimos los objetivos en equipo, es decir, compartimos metas y todos nos involucramos desde el momento de la definición de las mismas, no solamente aumentará el compromiso, sino el sentido de pertenencia al grupo, la confianza, la sensación de autoeficacia y la escucha. Nos sentiremos parte activa e importante de un proyecto; por lo que las posibilidades de éxito serán mucho mayores.

¿Cómo podemos comenzar a definir objetivos en equipo?

Primero, creo que es importante reflexionar y hacernos unas cuantas preguntas que nos pueden ayudar mucho:

  • ¿Es el momento adecuado para abordar estas metas? ¿Se dan las circunstancias ideales? y/o ¿contamos con los recursos necesarios? Siempre vamos a encontrar vallas en nuestro camino, lo importante no solo es saber saltarlas, sino saber si merece la pena el esfuerzo y energía o si debemos dejar pasar el momento y abordar los objetivos en otro momento, antes de morir en el intento.
  • ¿Somos conscientes del tiempo y dedicación que supone alcanzar estos objetivos? La cultura de la inmediatez en la que vivimos nos hace abandonar los proyectos por falta de paciencia o de persistencia.
  • ¿Sabemos que debemos definir siempre un plan de contingencia para poder flexibilizar los objetivos, ante la posibilidad de que estos cambien? La adaptación al cambio es fundamental, ya que vivimos en sistemas dinámicos y en constante evolución.

Sin duda, podríamos añadir muchas más preguntas, lo importante es pararse a pensar antes de actuar.

También es importante crear en los equipos el clima o entorno adecuados para que nuestras personas se sientan libres a la hora de participar, compartir o comunicar lo que les preocupa y se aumente el compromiso. Algunas de las características que debe tener nuestro entorno de trabajo deben ser:

  • La confianza sea la clave de las relaciones
  • Exista una cultura de gestión del error como aprendizaje y evolución
  • Haya un uso de lenguaje positivo, asertivo y respetuoso
  • Tipo de trabajo colaborativo y cooperativo
  • Comunicación fluida entre todos los miembros del equipo
  • Acciones de empoderamiento del equipo por líderes y dirección

Una vez tengamos el entorno adecuado y el equipo comparta objetivos y metas, aún nos queda trabajar sobre los propios objetivos.

¿Cómo podemos concretar objetivos antes de ponerlos en marcha?

En las últimas décadas han proliferado diferentes métodos que nos ayudan a definir y concretar objetivos para que sea más fácil abordarlos tanto en el corto, medio o largo plazo.

Los tres más conocidos y ampliamente utilizados tanto por organizaciones como a nivel individual son: SMART, PURE y CLEAR. Veamos en qué consisten cada uno de ellos.

Smart:

Nos indica cómo debe ser un objetivo “inteligente”. SMART es acrónimo de las características que debe cumplir el objetivo:

  • Specific: debe ser concreto, no abstracto
  • Measurable: medible. Recuerda, lo que no se puede medir, no existe, Es importante que el objetivo tenga indicadores que nos midan el grado de consecución
  • Achievable: Alcanzable, acorde a unas expectativas ajustadas a nuestros recursos
  • Result:: Orientado a resultados,
  • Timely: temporalizado. Si no acotamos y trabajamos con plazos los objetivos pueden desvirtuarse y diluirse en el tiempo.

Pure:

Nos indica cómo debe ser el objetivo en lo que respecta a su estructura o forma:

  • Positive: enfocarnos en lo positivo desde la propia definición del objetivo
  • Understood: entendible. Fundamental para que todo el equipo comprenda cuál es el objetivo. Hay que evitar las confusiones o malinterpretaciones
  • Achievable: Alcanzable, acorde a unas expectativas ajustadas a nuestros recursos
  • Relevant: Relevante, que verdaderamente tenga un impacto positivo para el equipo o la empresa
  • Ethical: que no afecte negativamente ni a la ética y moral de los empleados, ni clientes. Incluiría el concepto tan actual de sostenibilidad

Clerar:

Nos indica cómo debe ser el objetivo para que sea adecuado a la estrategia empresarial:

  • Challenging: que suponga un cambio o una innovación, con un componente de reto o desafío
  • Legal: obviamente que se pueda conseguir dentro de un marco de acción legal
  • Enviromentally Sound: sostenible, en línea con la sostenibilidad y buenas prácticas de la empresa
  • Apropiatte: que sea congruente y coherente con la línea de la compañía
  • Refinable: que el objetivo sea flexible y moldeable

«Estos tres métodos pueden combinarse entre sí, lo importante es que nos ayudan a definir de una manera más clara y concreta nuestras metas».

Os propongo un reto, que a la vuelta de las vacaciones navideñas, elaboremos nuestros objetivos para el 2022, pero no de manera individual, sino en equipo. Compartamos nuestros deseos con los equipos y lleguemos a la definición de objetivos comunes, con los que todos nos sintamos representados, escuchados y protagonistas.

¿Aceptas el reto?