Otoño, o cómo recuperar la piel tras el verano

Clínica Menorca

es que los meses de estío son una época especialmente dura con nuestra piel, ya que nos exponemos de manera más directa y durante más tiempo a los rayos solares, las altas temperaturas y los cambios de ambiente que además favorecen la deshidratación. La exposición a los rayos ultravioletas provoca signos de deterioro epidérmico evidentes. Resultado final: un aspecto muy desmejorado, sequedad del cutis, textura rugosa, piel átona, mayor número de finas arrugas, aumento del tamaño del poro, empeoramiento del acné, así como un agravamiento o aparición de nuevas manchas solares.

Manchas, el problema de vuelta

Empecemos por lo más visible de cara al otoño. En el caso concreto de las manchas solares, lo primero es una valoración clínica. Un correcto diagnóstico sobre el tipo de mancha es muy importante de cara a elegir la mejor opción de tratamiento. Las manchas avejentan muchísimo. Con la edad, hay problemas de pigmentación, la piel no se broncea uniformemente y, aunque no tomemos el sol, simplemente con la luz diaria, aparecen nuevas manchas en las partes más expuestas del rostro, manos y escote, especialmente en el caso de pieles que se han expuesto al sol durante muchos años y sin protección. Aunque es cierto también que las manchas tienen un componente genético y hormonal.

A cada mancha su tratamiento

Es importantísimo acudir a un buen profesional antes de seguir cualquier tratamiento antimanchas porque cada piel es diferente y por tanto tiene unas características propias. Diagnosticarlas y detectar cuáles son sus necesidades específicas, ayudará a personalizar el tratamiento y determinar el más adecuado para cada caso y cómo realizarlo de forma correcta. Una vez eliminada la mancha, si se vuelve a tomar el sol directamente, vuelve a aparecer; pero con un cuidado de protección diaria y evitando la exposición directa lo más probable es que no aparezcan. Dentro de las lesiones benignas pero con un importante impacto estético, tenemos:

Léntigos solares. También llamados manchas de la edad, se localizan en las zonas sobreexpuestas de dermis fina como las del escote, el dorso de las manos o los antebrazos. Tienen una forma redonda de márgenes irregulares. Su origen está en relación con la edad o con el exceso de exposición al sol. El tratamiento indicado es Plasmage, un equipo médico de plasma fraccionado que trabaja en la superficie de la piel. La aguja del manípulo emite un potente haz de luz capaz de generar plasma frío que se pasa por encima de la mancha eliminándola generalmente en una sesión.

El láser Picosure en modo zoom también va muy bien. Se aplica directamente a la mancha y con 1-2 sesiones desaparecen. Hay que esperar un par de meses para que la piel se regenere bien antes de proceder a la segunda sesión si fuera necesaria.

Melasma. Producido por la concentración aumentada de la melanina en la piel, siempre empeora con la exposición solar. Tienen una importante predisposición genética y una estrecha relación con factores como los anovulatorios de estrógenos y progestágenos, con el embarazo y con la menopausia. Serán necesarias entre 4 y 10 sesiones, distanciadas en un mes, de la modalidad focus de Láser Picosure para no irritar, y asociar siempre factor de protección solar.

Queratosis actínica. Es un daño acumulado, tras una exposición prolongada al sol a lo largo de los años, siendo producto a su vez de una alteración en el ADN. Aparecen como placas que presentan cierto relieve y aspecto escamoso, normalmente en áreas muy expuestas al sol y en personas de edad avanzada. Las queratosis seborreicas suelen ser de color marrón o negro. Los crecimientos se ven cerosos, escamosos y ligeramente elevados. Aparecen en la cabeza, cuello, pecho o espalda. La verruga solar es una queratosis actínica causada por la exposición continua al sol. Comienza como manchita parda y va creciendo y volviéndose rugosa. Son manchas con asentamiento en la dermis profunda, que precisan un láser ablativo C02 para eliminarlas.

Hiperpigmentación posinflamatoria. Es una alteración de pigmentación muy frecuente que aparece como consecuencia de exponer al sol zonas inflamadas o con alguna lesión en la piel, por ejemplo, tras la depilación, tratamiento con láser, heridas, quemaduras, etc. Son de color rosa, rojo, pardo o negro, dependiendo de la tonalidad de la piel. Se tratan con productos despigmentantes como hidroquinona, retinoides o peelings de ácido glicólico.

Fotoenvejecimiento más allá de las manchas

Hablamos del deterioro gradual del colágeno, la elastina y otras fibras que dan estructura a la piel y la mantienen lisa, provocado por la edad y acelerado por las radiaciones solares. Una exposición prolongada y repetida a los rayos ultravioletas provoca signos de deterioro epidérmico evidentes. Las arrugas y la flacidez son las consecuencias de la pérdida de colágeno y un desgaste directo en la producción de elastina. También es frecuente en una piel fotoenvejecida la deshidratación, sequedad y aspereza.

El láser picosure además de tratar las manchas, funciona como rejuvenecimiento facial. La mesoterapia con ácido hialurónico y vitaminas regula el metabolismo de la piel, la hidrata, la nutre y estira, le da un aspecto terso y luminoso, ayudando a prevenir y tratar la aparición de la flacidez.

Esta técnica permite atravesar la barrera de la piel, la epidermis, la parte más superficial, para así depositar los activos en las zonas más profundas. Se pueden realizar de 1 a 3 sesiones en un mes, dependiendo del estado de la piel. En Clínica Menorca también utilizan los peelings, por ejemplo el prx t33, que ayuda a recuperar la luminosidad, atenuar manchas, arrugas finas y pequeñas marcas. De este último lo ideal es utilizar varias sesiones en combinación con un tratamiento epidérmico con una crema que lleve algún alfahidroxiácido.

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