Un total de 5.611 personas fallecieron en Euskadi durante 2020 por enfermedades del sistema circulatorio

Redacción ‘MS’- Durante 2020, el año en el que irrumpió la COVID-19, las enfermedades del sistema circulatorio supusieron la segunda causa de muerte en Euskadi, con un total de 5.611 fallecimientos, equivalentes al 23,1% del conjunto de defunciones, sólo por detrás de los tumores, que se situaron en primer lugar. Siguiendo con las muertes provocadas por enfermedades del sistema circulatorio, 3.019 personas fueron mujeres y 2.592, hombres. Por territorios, Bizkaia registró 3.175; Gipuzkoa, 1.807; y Álava, 629 óbitos, según se recoge en el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Aso lo explica IMQ a través de un reciente comunicado.

Ante estos datos, según valora el Dr. Enrique Castellanos, cirujano cardiovascular de IMQ y coordinador del servicio de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, para reducir la carga de mortalidad y, además, la carga de morbilidad, —las personas que enferman en un sitio y tiempo determinado— y la presión económica y asistencial sobre el sistema sanitario, «es esencial trabajar desde la juventud sobre la concienciación acerca de los factores de riesgo cardiovascular».

«La cultura de la prevención del riesgo cardiovascular debería comenzar en las escuelas. Y la evitación de factores de riesgo, como el tabaquismo, la obesidad y la mala alimentación, desde la propia juventud. La realidad nos muestra cómo muchas personas sólo se preocupan de la salud de su corazón a los 50 o 60 años, cuando sufren una angina de pecho o un infarto, o alguien cercano tiene un evento cardiovascular. Es entonces cuando piensan en dejar el tabaco, vigilar y moderar su alimentación, y realizar actividad física. Esto, deberían hacerlo desde una edad temprana, ya que las décadas que llevan fumando, con hipertensión, con obesidad o con diabetes, han permitido el envejecimiento de sus arterias, apareciendo la arterioesclerosis, que es una enfermedad sistémica, que afecta no sólo al corazón, sino también al cerebro, al sistema digestivo, a las extremidades inferiores y a muchos otros aspectos».

Dr. Enrique Castellanos, cirujano cardiovascular de IMQ y coordinador del servicio de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.

Según explica, los factores de riesgo cardiovascular se pueden dividir de manera general en dos grandes grupos. «Por un lado, tenemos la carga genética del individuo. Existen personas que tienen un problema genético, familiar, conocido, es decir, familiares con antecedentes de infarto, ictus, aneurismas, etcétera. Y por otra parte, tenemos los factores de riesgo que pueden ser modificables, como pueden ser el tabaquismo, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y la dislipemia, que es la alteración de los lípidos en sangre, como es tener el colesterol y los triglicéridos altos».

«Hay personas que forman parte de ambos grupos», continúa detallando el experto de IMQ. «Tienen una base genética y, además, tienen factores de riesgo. Evidentemente, estas personas tienen un riesgo muchísimo más alto de tener problemas cardiovasculares que aquellos que o bien tienen una base genética sin factores de riesgo modificables o, por el contrario, son, por ejemplo, diabéticos o fumadores pero no tienen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares».

Control del riesgo cardiovascular

El Dr. Castellanos, —que en 2014 se convirtió en el primer cirujano de España que verificó externamente sus datos clínicos por AENOR con un índice de mortalidad global sensiblemente menor que el esperado por el Sistema Europeo de Evaluación Operativa del Riesgo Cardiaco (EuroSCORE I)— aborda también cuándo una persona debe ir a ver al especialista, al cardiólogo, para valorar el estado de salud de su corazón.

«Las personas deben controlar su riesgo cardiovascular, desde mi punto de vista, siendo proactivos en la vigilancia y cuidado de su propia salud. Las personas que tienen una base genética sin factores de riesgo, es recomendable que tengan una consulta con el cardiólogo a partir de los 40 años. Luego el especialista ya determinará la periodicidad de las consultas sucesivas».

Dr. Enrique Castellanos, cirujano cardiovascular de IMQ y coordinador del servicio de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.

Por otra parte, continúa, «las personas que tienen antecedentes familiares de enfermedades del sistema circulatorio y factores de riesgo, debieran controlarse, por supuesto, a partir de los 40 años y probablemente, con una periodicidad frecuente, como mucho, un año».

En tercer lugar se encuentran las personas sin antecedentes familiares ni factores de riesgo; «en principio, no precisan una visita al cardiólogo salvo que tengan sintomatología cardiológica, como dolor en el pecho, dolor al caminar, se fatiguen cuando suban una cuesta, noten falta de aire, etcétera», concluye el cirujano cardiovascular de IMQ.