Alejandra Casado (Morgan Gold Consulting): «Un trabajador cualificado es un trabajador con el potencial de un desempeño productivo»

‘Muy Segura’ entrevista a Alejandra Casado,

Un trabajador cualificado es un trabajador con el potencial de un desempeño productivo. Cualificarnos nos hace sentirnos más capaces en nuestro trabajo, siendo la formación un recurso destacable para nuestro desarrollo profesional y personal.

Si un trabajador dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social observa su nómina, verá que uno de los conceptos por lo que cotiza mensualmente es “Formación” en un determinado porcentaje. La otra parte de esa cotización corresponde a la empresa.

Cada año, todas las empresas disponen de una financiación para formar a sus trabajadores, crédito asignado, cuya cantidad será un porcentaje de esa cuantía ingresada en concepto de formación en el año anterior.

La “formación bonificada”, por tanto, es una posibilidad a disposición de las empresas de contribuir a la cualificación de sus trabajadores mediante la aplicación de descuentos /bonificaciones en las cuotas que pagan mensualmente a la TGSS.

Sin embargo, según los últimos datos disponibles, sólo en torno al 20% de las empresas aprovechan esta oportunidad.

¿Cuáles pueden ser los motivos de las empresas para no utilizar esta financiación?

En mi experiencia, creo que es por dos razones principalmente: en primer lugar, por el desconocimiento. Quizás no el desconocimiento de su existencia, pero sí de todo el procedimiento inherente a su correcta gestión. Y en segundo lugar, relacionado con lo anterior, la preocupación por las sanciones en las que se puede incurrir si no se cuenta con personas bien preparadas y dedicación suficiente para ello.

¿Cuáles dirías que son los grandes “mitos” de la formación bonificada?

1 “Es gratis: no es así. Si bien es cierto que tiene un carácter gratuito para el trabajador participante, la empresa beneficiaria igualmente tendrá que pagar unos costes por su realización. De hecho, si no fuese así, un curso no podría ser objeto de bonificación.

  1. “Puedo bonificarme tanto como lo que pago por una formación”: la bonificación que podré aplicarme dependerá del menor de los siguientes: 1. cantidad de crédito del que dispongo, 2. coste de la formación. 3. El máximo bonificable de ese curso: lo cual depende de la cantidad de trabajadores que finalicen esa formación, de su duración, y de su modalidad (presencial/aula virtual, teleformación).
  2. Puedo utilizar el crédito para cualquier formación que imparta en mi empresa: tampoco es cierto. Las formaciones deben cumplir una serie de requisitos para poder disfrutar de esta financiación. Por poner dos ejemplos, debe ser una formación acorde a la actividad productiva de la compañía, tener una duración mínima de 2 horas, etc…
  3. La formación bonificada es de mala calidad: la calidad de la formación no depende de su fuente de financiación, sino de su verdadero propósito y profesionalidad de quien lo organiza.

¿Hay alguna clave para optimizar su uso?

Por lo que he visto en mi experiencia en más de una década gestionando el crédito de empresas de todos los sectores, y distintos tamaños, la clave de la optimización es la planificación.

Es posible, hay empresas que se dejan asesorar y disfrutan de una utilización óptima de su crédito anual.

Sugeriría situar la formación en un lugar prioritario del plan estratégico corporativo. Todavía hay una tendencia a formar en “lo que se vaya necesitando, lo que vaya surgiendo” que conlleva una ineficiencia muy grande de uso.

¿Cómo trabajador de una empresa, cualquier formación que quiera hacer puedo solicitar que se bonifique?

La empresa dispone de esta financiación como recurso para cualificar a los trabajadores en el desempeño correspondiente a su puesto de trabajo, pero hay más opciones. Si, como es deseable, quiero tener una proactividad en mi cualificación al margen del marco de la formación ofrecida por la empresa, cumpliendo ciertos requisitos, existe la posibilidad de recurrir a los Permisos Individuales de Formación (PIF). Los PIF posibilitan a la persona formarse, permitiendo que su empresa sea compensada con una bonificación del coste del trabajador, en las horas de jornada laboral que necesite ausentarse del puesto de trabajo para acudir a la misma.

¿Qué le dirías a empresas que todavía infrautilizan su crédito?

Que no lo den por perdido cada año. Les animaría a buscar profesionales especializados que, como poco, pudieran asesorarles en sacar provecho de esta oportunidad.

Con una buena planificación y organización, la formación favorece adicionalmente el engagement del trabajador. En un entorno como el actual, de enorme competitividad en relación al talento, conocer tus posibilidades como compañía, y utilizarlas, puede marcar una diferencia considerable en el bienestar de todos.