El arte de decir Bien lo que queremos

Por Mª Jesús Álava Reyes, presidenta de Apertia-Consulting y de la Fundación María Jesús Álava Reyes. También dirige el Centro de Psicología Álava Reyes y el Instituto de Bienestar Psicológico y Social.

Con esta nueva píldora continuamos nuestra sección mensual en compañía de Mª Jesús Álava Reyes con el objetivo de aportar algunas claves en materia de salud y bienestar emocional.

En nuestra vida diaria, la mayoría de las dificultades que tenemos se deben a problemas de comunicación. Una cosa es lo que pensamos, otra cómo lo manifestamos y una muy diferente, a veces, es cómo los demás interpretan lo que hemos dicho.

Todos somos conscientes de la importancia de que sepamos comunicar y escuchar bien y trabajemos nuestra capacidad de expresar adecuadamente lo que pensamos y lo que sentimos.

«En psicología lo llamamos Asertividad o Autoafirmación. Para ser asertivos, y decir las cosas que queremos en el momento oportuno, de la manera adecuada y haciéndolo de tal forma que el otro no se sienta incómodo ni manipulado, tenemos que ser personas sensibles y seguras».

La asertividad. Cómo reafirmarnos y defender nuestros derechos y nuestras opiniones

Seguramente la mayoría hemos oído que tenemos que ser personas asertivas, pero quizás no tengamos muy claro qué significa este concepto.

Ser asertivos significa ser autoafirmativos; es decir, ser capaces de expresar lo que queremos, lo que sentimos, sin herir a los demás.

La persona auténticamente asertiva es la que sabe escuchar, la que sabe transmitir lo que piensa, lo que desea; la que sabe respetar los sentimientos y opiniones de la otra persona y la que, en el transcurso de una comunicación interpersonal, sabe crear un ambiente de cordialidad y confianza.

«Conseguir un comportamiento asertivo es una de las mejores metas que podemos plantearnos. Es una auténtica maravilla saber decir lo que queremos expresar en el momento adecuado; comunicarlo de tal forma que al otro no le quede ninguna duda sobre lo que está escuchando; transmitirlo con tal habilidad y tacto que normalmente no levantemos suspicacias ni sentimientos negativos en los demás y, encima, hacerlo sin manipulaciones ni tiranías; respetando profundamente los derechos de los otros».

Muchas personas son “espontáneamente” asertivas; otras, por el contrario, están llenas de dudas, de ansiedad, de inseguridad… y se sienten incapaces de expresar sus opiniones, sus sentimientos… Estas personas, desde el punto de vista de salud, están en continuo peligro; se sienten permanentemente insatisfechas y condicionadas.

Los psicólogos ayudamos a conseguir que las personas sean asertivas entrenando en los puntos débiles que tenga y ensayando una y otra vez las conductas asertivas hasta que se automatizan; es decir, hasta que pasan a formar parte del repertorio habitual de las personas.

Damos  mucha importancia al desarrollo de esta conducta, porque constituye un eje esencial en el logro del autocontrol, del equilibrio, de la seguridad y estabilidad emocional que buscamos.

La seguridad no es algo que nos venga «de repente»; es un estado que podemos fomentar a través de nuestras conductas y actitudes. Pero con ser importante la seguridad interior, la que tenemos en nosotros mismos; en la comunicación y la relación con los demás es vital la seguridad que mostramos; la que los otros perciben. Esa seguridad “que los otros ven” les ayudará a respetar más nuestros argumentos, y a ser conscientes que no somos fácilmente manipulables.

¿Qué principios o mecanismos nos harán sentirnos y mostrarnos asertivos, seguros en la comunicación?

Hay un fundamento crucial, que define y potencia la asertividad, y no es otro que: CONFIAR EN NOSOTROS.

Confiar en que nuestras opiniones y valoraciones son tan válidas como las que puedan tener otras personas. Nuestra confianza en nosotros mismos hará que mantengamos nuestras creencias, incluso aunque sean diferentes a las que sostiene la mayoría.

Pero… ¿cómo lo conseguimos?:

  • Sintiéndonos bien con nosotros mismos. Repitiéndonos una y otra vez que tenemos derecho a decidir, a escoger, a pensar de forma propia, a mostrarnos como somos…; siempre y cuando mantengamos un exquisito respeto a la postura y a las opiniones de los demás.
  • Mostrándonos seguros sobre nuestra capacidad de decisión y de elección. Tenemos derecho a elegir lo que queremos hacer.
  • Transmitiendo firmeza y convicción. Mantendremos nuestro criterio a pesar de condicionantes o presiones externas.
  • Manifestando respeto hacia las opiniones de los demás. Por ello, tampoco intentaremos imponer las nuestras.

Cómo podemos mejorar la CONFIANZA en nosotros mismos

Para que nos resulte más sencillo alcanzar un comportamiento asertivo, y confiemos en nosotros mismos, recordaremos algunos puntos esenciales:

  • Tendremos claro el objetivo.

Conoceremos exactamente lo que queremos. Para ello, nos ayudará la capacidad de observación y de análisis que hemos desarrollado. Estaremos atentos a las situaciones más determinantes; así como a los pensamientos y sentimientos que nos producen.

  • Sabremos elegir el momento adecuado.

A veces no es sencillo, y hay situaciones en las que parece que nunca va a llegar. Pero siempre hay un momento más adecuado que otros. Con práctica, esforzándonos siempre por observar las señales emociones que nos muestran las otras personas, llegaremos a automatizar el mecanismo; es decir, en cualquier situación, según vayan hablando y comportándose los demás, nuestra mente será capaz de ir realizando ese análisis de forma simultánea, en “tiempo real”, y esto nos permitirá actuar en esos instantes, sin demoras ni vacilaciones.

  • Mantendremos el control emocional. Nada de “miedos” que disparen nuestra ansiedad o inseguridad. (Recordemos que podemos combatir nuestros miedos).

¿Cuál es el comportamiento verbal de las personas asertivas?

Llegados a este punto, y para que nos sirva de referencia, vamos a exponer cuál es el comportamiento verbal de las personas asertivas.

Sus principales características son:

  • Expresan con claridad sus deseos o sentimientos; lo mismo si son positivos o negativos.
  • Resuelven los problemas mostrando más confianza en sus criterios internos, que en criterios externos.
  • Repiten su deseo tantas veces como sea preciso.
  • Dicen “no” cuando desean; sin poner excusas.
  • No mienten.
  • Nunca discuten.
  • Aceptan críticas.
  • Comprenden la postura del otro.
  • Llegan a acuerdos, negocian, ofrecen alternativas.
  • Piden información.
  • Dan información.
  • Hacen confidencias personales.

Sin duda, habrá muchas características de las expuestas que aún no formen parte de nuestra conducta habitual; pero ello, lejos de suponer un golpe importante a nuestra autoestima o seguridad personal, constituirá una gran ayuda, pues nos indicará de forma clara y precisa las metas que aún debemos conseguir.

Todos tenemos una serie de automatismos y costumbres que configuran nuestra forma de ser y actuar; pero por muy arraigados que estén, no debemos pensar que son inamovibles. Igual que podemos aprender a no interrumpir a los demás mientras hablan; de la misma forma podemos conseguir no entrar en controversia o crispación. En este sentido, recordemos que:

«Las discusiones sólo sirven para aumentar la crispación o el malestar de algunas personas;  pero ni favorecen la comprensión, ni son el mejor cauce para defender nuestras opiniones o derechos».