Por Nuria Domínguez Cuenca, Coach de Coaching On Focus y Experta en Mindfulness por la UCJC
Lo idóneo es que el compromiso laboral sea un compromiso adquirido por el empleado a nivel individual, un acuerdo tácito con uno mismo, una responsabilidad adquirida desde la convicción de hacer lo correcto por uno mismo y por los demás. En definitiva, una responsabilidad que trasciende más allá del propio individuo, ya que el bienestar de toda la organización también se beneficia de este comportamiento.
Si existe un nivel de compromiso elevado, el grado de implicación también será extraordinario y, por lo tanto, el desarrollo de sus funciones y la consecución de sus objetivos también serán notorios. Así que, es evidente que el compromiso laboral es el motor intrínseco que potencia la productividad y genera el famoso engagement laboral, un sentimiento de pertenencia identitaria positiva del empleado hacia la empresa.
Porque ser un empleado comprometido es ser una persona comprometida emocionalmente con la organización, preocupado por su trabajo y dispuesto a dar un paso más allá, a hacer un esfuerzo extra si fuera necesario porque, como decía Steve Jobs: “La única forma de hacer un gran trabajo es amando lo que haces”.
Pero este compromiso no viene de serie siempre y, por ello es necesario contar con un plan de engagement que promueva esta cultura del compromiso porque si se va generando este sentimiento, tendrá un efecto dominó y creará un clima laboral beneficioso para toda la plantilla.
«Si existe un nivel de compromiso elevado, el grado de implicación también será extraordinario y, por lo tanto, el desarrollo de sus funciones y la consecución de sus objetivos también serán notorios».
El plan de acción para fomentar el compromiso laboral debe estar dirigido por los responsables, por los líderes de la compañía y debe tener un propósito muy bien definido. Para conseguirlo deberán seguir una hoja de ruta para ir tomando las mejores decisiones para alcanzarlo; no obstante, para alcanzar una mejora en el clima laboral deberá participar toda la plantilla, no solo el equipo directivo.
Algunas de las medidas que se pueden implementar para mejorar el compromiso laboral son:
- Definir claramente las expectativas. Si desde un principio se fijan las metas de la organización, es más fácil poner el foco de atención en lo que realmente sea relevante para conseguir los objetivos.
- Fortalecer la comunicación interna con el fin de escuchar y recibir feedback por parte de los empleados. Es importante que todos se sientan escuchados y valorados. La política de retroalimentación abierta fomenta la participación activa y mejora la motivación.
- Crear cultura de desarrollo y crecimiento. Hoy en día la retención del talento está siendo el talón de Aquiles de muchos departamentos de recursos humanos y, esto es así, en gran parte porque no se ha cuidado hasta ahora este aspecto que es fundamental, se debe diseñar un plan personalizado de crecimiento para cada empleado, solo así se conseguirá sacar lo mejor de cada persona.
- Fomentar el sentimiento de pertenencia con actividades fuera de la empresa que puedan servir de inspiración y que también les sirvan para estrechar vínculos y generar mayor confianza entre los empleados.
- Celebrarlo “casi” todo. Es un tópico pero funciona, el optimismo se contagia y es importante compartir con el equipo los logros que la compañía va alcanzando para que también los sientan como suyos.
Por lo tanto, debería ser prioritario para todas las organizaciones tener un Plan de Engagement para fomentar el compromiso laboral porque solo así, con empleados comprometidos se conseguirá un crecimiento sostenible y, lo que es más importante, se generará un clima laboral positivo.