El día más optimista del año

Mónica Pérez, directora de Comunicación de InfoJobs

Ahora que comienza el verano, los días tienen más horas de luz, las temperaturas tienden a ser más agradables y las vacaciones aparecen en nuestro horizonte. Todos estos aspectos, tal y como indican los expertos, contribuyen a mejorar nuestro estado de ánimo. Por eso, en los últimos años, el 20 junio ha pasado a ser considerado el día más feliz del año (Yellow Day).

Durante la pandemia, la vida de los españoles ha dado un vuelco de 360º, tanto a nivel personal como laboral. En lo que respecta al ámbito del empleo, la incertidumbre experimentada, la falta de seguridad en relación al puesto profesional y, sobre todo, la implementación de una fórmula inevitable como la del teletrabajo, han provocado que los trabajadores españoles seamos menos felices que antes del coronavirus.

De hecho, en lo que se refiere al trabajo en remoto, y de acuerdo con los datos de nuestro reciente Informe sobre Felicidad en el Trabajo, solo 1 de cada 4 teletrabajadores declara ser más feliz que antes del estado de alarma.

Así, a principios del 2020, 2 de cada 3 empleados se consideraban felices en sus puestos de trabajo. Y los principales motivos de dicha felicidad radicaban en una buena conciliación entre vida laboral y familiar, sentirse realizado/a con sus labores, y el poder trabajar en un entorno agradable.

Tras la pandemia, sin embargo, casi 3 de cada 10 trabajadores (28%) indica que es menos feliz en su actual puesto de trabajo que antes del estado de alarma, y solo el 16% de los mismos dice ser más feliz. En lo que respecta a este último punto, la diferencia entre los más jóvenes y los profesionales con mayor experiencia es significativa: así, mientras que el 24% de los jóvenes de entre 16 y 24 años declara sentirse ahora más feliz, solo el 9% de los mayores de 55 años señala tal cosa.

En cualquier caso, no son datos que deban sorprendernos, si se tiene en cuenta que los más jóvenes tienen desde siempre una mayor capacidad de adaptarse a los nuevos cambios y, en la gran mayoría de casos, no tienen que lidiar con el tema de la conciliación familiar.

Pero, aun con todos estos datos sobre la mesa, hay motivos para afrontar la llegada del verano con optimismo. La vacunación continúa avanzando, y el control de la pandemia parece cada día más cerca; la economía y el empleo han comenzado a recuperarse en los últimos tres meses, registrando datos positivos que transmiten esperanza; y la implementación de una fórmula como el teletrabajo ha demostrado que, si se regula correctamente, puede ser una fantástica herramienta de flexibilidad y productividad.

Porque, aunque la aprobación de la Ley del Teletrabajo constituyó en su momento un paso adelante en su regulación, sigue requiriendo de mayor trabajo, esfuerzo y diálogo por parte de los agentes implicados en la misma, y en especial de empresas y Gobierno.

Así, por ejemplo, la nueva Ley de Teletrabajo debe permitir diferenciar entre el teletrabajo como decisión tomada dentro de la política de una empresa y el teletrabajo como beneficio opcional vinculado a la flexibilidad que se le ofrece al empleado. Del mismo modo, resulta necesario estudiar la viabilidad que este nuevo modelo tiene para las empresas, tanto desde el punto de vista tecnológico como económico para que no haya un perjuicio y una progresión que desfavorezca a determinados sectores y compañías… o que suponga un deterioro para los propios profesionales. El teletrabajo no puede ser una herramienta que perjudique la salud de los mismos o que no sea capaz de garantizar, por ejemplo, la desconexión digital ligada al mundo del trabajo.

En definitiva, queda mucho por recorrer, pero también hemos recorrido un largo camino en todo este tiempo que nos permitirá seguir avanzando en pro de un mejor empleo.