¡Kitt, te necesito!

Por Mireia Moñino, responsable del Departamento de Multirriesgos Particulares y Automóviles de uso particular de Helvetia Seguros

¿Cuántas veces habremos escuchado esta famosa frase? En 1982, todos pensábamos que eran cosas de las películas, pero que probablemente no sería algo que llegaríamos a ver.

Sin embargo, una vez más, la realidad ha superado la ficción, y cuarenta años después del estreno de esta serie hay vehículos autónomos. Si bien es cierto que aún no podemos hablar de vehículos totalmente autónomos, y que puedan conducir sin la intervención de ninguna persona o sin importar las condiciones meteorológicas o de iluminación exterior.

Para la comercialización de este tipo de vehículos aún tendremos que esperar algún tiempo. Primero porque tecnológicamente aún no está demostrado que ofrezcan la misma seguridad que otros sistemas de transporte de pasajeros. Es decir, que garanticen una seguridad de prácticamente el 100%. Hasta el momento, tampoco existen vehículos que puedan tomar decisiones por sí mismos en entornos no controlados. En segundo lugar, la legislación tiene que avanzar -al menos en España- ya que aún no permite al conductor del turismo soltar las manos del volante.

No obstante, en el desarrollo de ese vehículo completamente autónomo, se están incorporando a los turismos una serie de asistentes a la conducción para evitar, en la medida de lo posible, accidentes. Estos sistemas se denominan ADAS, y permiten mejorar la seguridad del vehículo, tanto de cara a sus ocupantes, como al resto de usuarios de la vía. Consisten en una serie de sensores y dispositivos auxiliares electrónicos que ayudan al conductor a circular con más seguridad. Además, alertan de situaciones de peligro e incluso pueden actuar sobre el acelerador, los frenos y la dirección del vehículo.

«Una vez más, la realidad ha superado la ficción, y cuarenta años después del estreno de esta serie hay vehículos autónomos. Si bien es cierto que aún no podemos hablar de vehículos totalmente autónomos, y que puedan conducir sin la intervención de ninguna persona o sin importar las condiciones meteorológicas o de iluminación exterior».

Ejemplos de estos sistemas son:

  • El frenado autónomo de emergencia que avisa al conductor de que no se está respetando la distancia de seguridad y que, en caso de que haya la posibilidad de colisionar, frenaría por sí solo el vehículo.
  • Los sistemas de detección de peatones. Alertan de la presencia de peatones, de ciclistas y de animales, y también podrían detener el vehículo en caso de que exista la posibilidad de una colisión.
  • El aviso de salida del carril, que alerta al conductor en caso de que el vehículo no se mantenga dentro de las líneas del carril, y que es muy útil para evitar salidas de vía por distracciones o por fatiga.
  • El control de crucero adaptativo. Tras fijar la velocidad a la que queremos circular y la distancia de seguridad que queremos mantener, el vehículo irá acelerando y frenando por sí solo dependiendo de las circunstancias del tráfico.
  • El sensor de ángulo muerto. Avisa al conductor de la existencia de un vehículo en dicho punto.

Todos estos sistemas no sólo están ayudando a reducir el número de siniestros, sino que en los casos en los que no es posible evitar la colisión, aminoran la fuerza del impacto y, por tanto, las posibles lesiones que ocasione.

Pero no podemos olvidar que estos ADAS ayudan a mejorar la conducción, pero no conducen por nosotros, ya que ninguno de estos sistemas ha evolucionado lo suficiente como para tomar una decisión por el conductor en un escenario de incertidumbre. Por tanto, tenemos que seguir siendo responsables tanto cuando estamos al mando de un vehículo como cuando somos peatones o ciclistas. Es necesario respetar las normas de circulación, que es el principal instrumento que está al alcance de todos para salvar vidas y para contribuir a la reducción de una de las principales causas de muerte no natural, sobre todo entre los jóvenes.