Por Valentina Murganti, Directora de Líneas Financieras en RibéSalat.
El entorno en el que navegan a diario los administradores y directivos (Directors and Officers) de las empresas se ha convertido aún más difícil y arriesgado en la actual situación de incertidumbre económica. En un escenario de cierta normalidad, los directivos se enfrentan diariamente a decisiones difíciles, donde es posible no complacer a la totalidad de las personas vinculadas a la compañía. Despidos, inversión-desinversión, gestión de deuda, expansión o aperturas y cierres de fábricas son sólo algunos de los ejemplos.
La principal preocupación en esta responsabilidad, inherente al cargo, es que las consecuencias de estas decisiones afectan directamente al patrimonio personal del administrador. Esto significa que, ante una posible demanda, los directivos deben responder con su patrimonio personal sean cuentas y propiedades o embargos conyugales o hereditarios.
Por ello, el seguro que cubre la responsabilidad civil de los directivos, más comúnmente conocido como D&O, se erige como una eficaz herramienta de protección ante una reclamación de un tercero por actos incorrectos u omisiones cometidos en el ejercicio de sus funciones.
«El entorno en el que navegan a diario los administradores y directivos (Directors and Officers) de las empresas se ha convertido aún más difícil y arriesgado en la actual situación de incertidumbre económica».
Responsabilidad adicional en pleno estado de alarma
Pero ¿por qué cobra especial relevancia en la actual situación? La razón principal es que muchas compañías están padeciendo en primera persona las consecuencias del escenario de incertidumbre que estamos viviendo. En este sentido, los altos cargos, más que nunca, se encuentran en un estado de estrés permanente a causa del importante rol que les toca desarrollar en sus respectivas empresas, donde su responsabilidad se ha visto exponencialmente incrementada.
Es decir, la toma de decisiones en pleno estado de alarma no es una nimiedad. Si bien es cierto que la responsabilidad durante este periodo queda suspendida, cancelada o aplazada, no hay que olvidarse que en cuanto finalice este régimen excepcional o estas responsabilidades no se puedan atribuir a la situación coyuntural del Covid-19, un seguro D&O será un instrumento de protección fundamental.
Además, en el otro lado, se puede dar la situación que, ante la falta de protección del directivo por parte de la empresa, éste prefiera dejar de lado decisiones necesarias y posiblemente conflictivas para la buena evolución o supervivencia de la empresa y convertir a la compañía en un ente apegado al inmovilismo empresarial que, a la larga, puede conllevar consecuencias funestas para la entidad.
«La toma de decisiones en pleno estado de alarma no es una nimiedad».
Nuevos riesgos
Las exposiciones de D&O están aumentando a medida que las empresas han crecido en tamaño y alcance internacional, y el entorno para que los directores y funcionarios naveguen se ha vuelto más traicionero. Con las exposiciones aumentando materialmente, también lo hará la frecuencia y la gravedad de las reclamaciones de D&O.
Los equipos de Risk Management y los asesores legales intentarán analizar internamente la probabilidad de que puedan llegar reclamaciones de terceros y aumentarán de valor de la protección a medida que quieran mitigar posibles impactos relevantes.
Además, para los próximos ejercicios se perciben nuevos riesgos por las que contratar un seguro de D&O sobre todo en el ámbito de la gestión corporativa. Así, las reclamaciones de accionistas tras la caída de la acción, las demandas asociadas por comportamientos de mobbing, las derivadas sobre la mala praxis en la aplicación de las leyes de protección de datos o del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), los casos de perjuicio medioambiental o los relacionados con el ámbito cibernético/tecnológico serán las que posiblemente experimenten un repunte en los próximos años.
El hecho de que las juntas directivas no reconozcan, gestionen ni mitiguen una serie de riesgos emergentes dará como resultado, además de posibles daños a la persona jurídica, una responsabilidad personal y reclamaciones asociadas al funcionamiento de los mercados de valores.
«Con las exposiciones aumentando materialmente, también lo hará la frecuencia y la gravedad de las reclamaciones de D&O».
En este sentido, ya se están gestionando reclamaciones, donde los inversores han demandado a las juntas por falta de supervisión en determinados supuestos y, por tanto, no se puede excluir que puedan demandar al board en el caso de falta de toma de decisiones en cuanto pase la crisis actual debida a la pandemia generada por el Covid-19.