La Valentía

Por Mª Jesús Álava Reyes, presidenta de Apertia-Consulting y de la Fundación María Jesús Álava Reyes. También dirige el Centro de Psicología Álava Reyes y el Instituto de Bienestar Psicológico y Social

La valentía tiene buena prensa. Con frecuencia, unimos valentía con personas seguras, decididas y comprometidas con sus valores y con su vida.

¿Pero este axioma es verdadero? ¿Las personas valientes están llenas de seguridad y de confianza en si mismas, o por el contrario muestran su valentía a pesar de sus limitaciones?

Si lo pensamos detenidamente, la mayoría de los niños desean ser valientes, los adolescentes y los jóvenes se esfuerzan por mostrar valentía en sus conductas, y muchos adultos se pasan gran parte de su vida luchando contra sus miedos, sus inseguridades y, en gran medida, luchando contra su posible cobardía.

Hoy, intentaremos reflexionar sobre la valentía.

¿Nacemos valientes?

Nacemos con un temperamento que puede favorecer o entorpecer el desarrollo de cierta valentía en nuestras actuaciones, pero no nos engañemos; al principio, bastante tiene el recién nacido con buscar la confianza, la seguridad y la estabilidad que le serán vitales en su desarrollo posterior.

Es cierto que hay niños que ya presentan muchos rasgos de inseguridad y desconfianza desde muy pequeños, pero no tenemos que presuponer que un bebé inseguro será un adulto cobarde.

No obstante, desde la pedagogía y la psicología vemos como los niños que son alegres y confiados desde pequeños, que muestran mucha seguridad y firmeza en sus conductas, pueden llegar a tener más facilidad en el futuro para mostrarse como adultos asertivos y valientes, capaces de defender sus criterios y sus opiniones.

«Si queremos añadir la valentía a nuestras conductas y competencias, trabajemos antes nuestro autoconocimiento, nuestra capacidad de análisis y de reflexión; la observación de las conductas de los otros, la interrelación y las habilidades de comunicación, las leyes del comportamiento humano y, finamente, nuestra inteligencia emocional nos dirá cuándo la valentía es la mejor opción y cuando la prudencia es la mejor respuesta«.

¿Se puede trabajar la valentía?

En general, una persona valiente es una persona segura, equilibrada, firme y con mucha confianza en si misma y, además, tiende a ser una persona coherente y comprometida, que defiende sus derechos, sus intereses y sus valores.

Sí que se puede trabajar la valentía, pero los psicólogos sabemos que no es una conducta que se pueda instaurar de repente. La valentía requiere grandes dosis de seguridad y confianza en uno mismo, pero ambos requisitos, con ser importantes, estarían incompletos si no estuvieran liderados por la inteligencia emocional.

En definitiva, si queremos añadir la valentía a nuestras conductas y competencias, trabajemos antes nuestro autoconocimiento, nuestra capacidad de análisis y de reflexión; la observación de las conductas de los otros, la interrelación y las habilidades de comunicación, las leyes del comportamiento humano y, finamente, nuestra inteligencia emocional nos dirá cuándo la valentía es la mejor opción y cuando la prudencia es la mejor respuesta.

¿La valentía puede llegar a ser peligrosa?

En Twitter (X) escribí una vez que “No nacemos valientes, quizás podemos ser intrépidos de pequeños, pero la valentía No es inconsciencia ni impulsividad; la valentía es coraje, determinación, seguridad y confianza; valentía es compromiso, coherencia y responsabilidad con la vida: ¿eres una persona valiente?

En consecuencia, la valentía SÍ que puede ser peligrosa, y lo es cuando está guiada por la impulsividad y la falta de objetividad; pero en ese caso ya no hablaríamos de valentía, hablaríamos de inconsciencia; incluso de temeridad o irresponsabilidad.

Características de las personas valientes

Las hemos enumerando, pero básicamente las características de las personas valientes serían:

  • Buen equilibrio emocional.
  • Mucha confianza y seguridad en uno/a mismo/a.
  • Facilidad de análisis y toma de decisiones.
  • Determinación y disponibilidad hacia la acción y el compromiso.
  • Coherencia y profundidad en sus pensamientos y sentimientos.
  • Y mucha capacidad para sobreponerse ante las dificultades y para reaccionar ante los imprevistos.

Reflexión final:

Valentía no significa no tener miedo, sino ser capaces de, aún teniéndolo, no dejarnos llevar por la comodidad o por excusas para evitar lo que podemos y debemos hacer. Valentía es luchar contra la injusticia, apoyar a las personas que lo pasan mal y defender nuestros principios.