Mar Aguilera (Fundación Alares): «Tenemos que estar abiertas a la diversidad, aceptarla y asumirla. Nunca sabemos cuándo nos va a impactar de una forma u otra»

‘Muy Segura’ entrevista a Mar Aguilera, directora de Fundación Alares.

¿Cómo comenzó su trayectoria profesional? ¿Qué aspectos destacaría de aquella primera etapa?

Si hoy resulta poco común ver a una mujer en una obra, hace más de 30 años era todavía más raro encontrarse con una mujer. Avanzados los años 80 compaginaba mis estudios con unas horas a la semana como mecanógrafa de obra. En mi primer día de trabajo dudé ir al día siguiente. Mi timidez y pocas tablas me hicieron preguntarme: “qué hacía yo allí sola”. Sin embargo, esa misma noche me autoconvencí de que yo era una trabajadora más, en esa obra, aunque mi aspecto y vestimenta fueran diferentes al resto de personas. Era ahora o nunca y tengo que reconocer que no me he arrepentido de mi decisión. Esta experiencia fue mi primer contacto laboral y con una diversidad a la que no estaba habituada, pero que resultó ser muy enriquecedora.

Pasados algunos años, a finales de los 90 participé en un proyecto pionero que formaba a mujeres víctimas de violencia de género en el entorno industrial como carretilleras, con un puesto de trabajo al final del ciclo. Un orgullo ver que ellas no tuvieron ninguna duda ni reticencia a formarse y trabajar en un entorno todavía muy masculinizado.

«Si hoy resulta poco común ver a una mujer en una obra, hace más de 30 años era todavía más raro encontrarse con una mujer».

Si pudiera mencionar los hitos que han acontecido para usted, hasta el momento, a lo largo de su andadura laboral, ¿cuáles destacaría y por qué?

De mi trayectoria en Fundación Alares, 15 años ya, destacaría la oportunidad que me brinda mi trabajo de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con mayores dificultades y cómo esto me ha hecho crecer a nivel personal y profesional.

Las personas con las que colaboramos en nuestros diferentes programas (todas ellas colectivos vulnerables: personas mayores, personas con discapacidad, de diferentes culturas…) nos enseñan lecciones de vida, nos aportan motivación y nos proporcionan habilidades para una mejor comunicación y relación con las personas. ¡Qué más se puede pedir de un trabajo!

«Destacaría la oportunidad que me brinda mi trabajo de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con mayores dificultades y cómo esto me ha hecho crecer a nivel personal y profesional».

¿Qué mujeres le han inspirado y/o lo siguen haciendo ahora en su día a día? ¿Por qué?

Quizás no sea importante para el resto del mundo, pero mi abuela fue un referente en mi vida. Ella sola consiguió criar a cuatro hijos, viviendo la guerra y la postguerra trabajando día y noche, sin saber tan siquiera que la palabra “conciliación” existía. Una de tantas mujeres que sacaron a sus familias adelante cuando lo habitual era que la mujer dejaba de trabajar al casarse. Y lo hizo bien con sus hijos, con nosotras. Afortunadamente tuvo una jubilación que le permitió descansar y recoger todo lo que había sembrado durante tantos años. Algo que me llena de orgullo

De las personas que quizás ustedes sí conocen destacaría a la Doctora María Ángeles Durán, investigadora especializada en el análisis del trabajo no remunerado y su relación con la estructura social, de la que tanto he aprendido. También señalaría a Irene Villa, patrona de Fundación Alares, ya que es un ejemplo de inspiración, resiliencia y fortaleza. Y, por supuesto, no puedo dejar de mencionar algunas de las organizaciones y personas reconocidas en los Premios Alares 2021:  Mª Carmen Quintanilla Barba (Presidenta nacional de AFAMMER, Vicepresidenta de la Unión Europea de Mayores del PPE y Parlamentaria de Honor de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa), la investigadora Ana de la Puebla Pinilla o la periodista Carme Chaparro. Me dejo muchas mujeres luchadoras, positivas e influyentes en el tintero, pero estas líneas no dan para más.

«Mi abuela fue un referente en mi vida. Ella sola consiguió criar a cuatro hijos, viviendo la guerra y la postguerra trabajando día y noche, sin saber tan siquiera que la palabra “conciliación” existía».

¿Cuándo y por qué surge su vínculo con Fundación Alares?

En el 2005 el Grupo Alares fue consciente de la necesidad de vincular la mejora de la calidad de vida y la competitividad empresarial. Javier Benavente, Presiente de la Fundación Alares, contactó conmigo y me enamoró el proyecto.

En la actualidad, mi diversidad (mujer, directiva y madre de 4 hijos, mayor de 50, persona con discapacidad, diversidades que se han ido sumando a mi mochila y de las que me siento orgullosa), el equipo de profesionales que compone Alares y todo el camino recorrido a través del cual me han hecho aprender que las personas somos solo eso personas y que las etiquetas deberían estar solo en la ropa. Experiencia y conocimiento que nos permite ayudar a las empresas a liderar sus proyectos de gestión de la diversidad (especialmente discapacidad y empleo).

Trabajamos de la mano con empresas de todo tipo para ayudarles a cumplir con la Ley de Discapacidad, con la conciliación de la vida personal y profesional, igualdad, responsabilidad social corporativa, atención a la dependencia, investigación en cuestiones de ámbito social, etc.

Paralelamente disponemos de programas gratuitos dirigidos a los colectivos más vulnerables a través de los cuales mejoramos su calidad de vida y/o empleabilidad.

«Trabajamos de la mano con empresas de todo tipo para ayudarles a cumplir con la Ley de Discapacidad, con la conciliación de la vida personal y profesional, igualdad, responsabilidad social corporativa, atención a la dependencia, investigación en cuestiones de ámbito social, etc».

¿Cuál es el valor añadido de la Fundación en el mercado?

El principal valor añadido de Fundación Alares es su compromiso con la mejora de la calidad de vida de las personas y el fomento de la competitividad empresarial e institucional. En base a ello, la labor de Fundación Alares se centra en la puesta en marcha de proyectos, estudios, divulgación de buenas prácticas, sensibilización, cursos de formación y una parte muy importante que dedica a la concesión de premios, reconocimientos relacionados con los objetivos citados. Con todo ello, lo que perseguimos es que todas estas acciones resulten estratégicas a largo plazo e influyan en los cambios sólidos que necesitamos para conseguir una mejor sociedad para todos en nuestro país.

«El principal valor añadido de Fundación Alares es su compromiso con la mejora de la calidad de vida de las personas y el fomento de la competitividad empresarial e institucional».

A lo largo de todo este tiempo, ¿cómo ha evolucionado su responsabilidad?

Una de las responsabilidades más ambiciosas fue la puesta en marcha de los Premios Alares, los cuales se han consolidado como la lista definitiva de las empresas que mejor concilian en España y aquellas que mejoran la inserción laboral de las personas con discapacidad.

Pero, sin duda, el pasado 2020 fue un punto de inflexión. El programa de voluntariado Ilumina una vida, que pusimos en marcha para ayudar a las personas mayores en situación de soledad, se convirtió en una acción esencial en un contexto donde ha aumentado la vulnerabilidad de las personas mayores.

«Una de las responsabilidades más ambiciosas fue la puesta en marcha de los Premios Alares, los cuales se han consolidado como la lista definitiva de las empresas que mejor concilian en España y aquellas que mejoran la inserción laboral de las personas con discapacidad».

¿De qué manera se han visto afectados por la actual pandemia sanitaria y qué acciones han emprendido para hacerle frente?

Antes de la pandemia, el programa Ilumina una vida se basaba en un acompañamiento presencial entre personas voluntarias (además de psicólogo/as, trabajadore/as sociales…) y personas mayores.

Con el Estado de Alarma y la pandemia ese acompañamiento se transformó en acompañamiento telefónico. Pusimos en marcha el teléfono gratuito 900 877 037 para conectar a personas mayores que se habían quedado aisladas con personas voluntarias. La sociedad española se volcó con los más vulnerables. Más de 16.000 llamadas atendidas.

Según una reciente encuesta de Fundación Alares, con teletrabajo u oficina, la conciliación laboral y familiar sigue siendo una asignatura pendiente. ¿Qué datos y conclusiones fundamentales se desprenden de este sondeo y cuál es su valoración al respecto?

El informe destaca tres puntos clave. En primer lugar, que en las familias sea cual sea su composición recurren a sus progenitores para el cuidado de su descendencia, por lo que el peso que tienen los abuelos y abuelas en la conciliación de la vida familiar laboral y personal es notable. En segundo lugar, que el cuidado de las personas más pequeñas de la unidad familiar, en estos momentos ya no solo recae en la población femenina (abuelas), sino que el cambio cultural se está produciendo, también, en este colectivo.

Como resultado del análisis estadístico presentado es posible concluir que hoy en día los abuelos y las abuelas continúan representado en un gran porcentaje (71,25%) dentro de las familias, el rol de la persona cuidadora de los menores para facilitar la conciliación laboral y familiar a sus descendientes.

Para ellos también es importante sentirse útiles, poder transmitir sus historias personales, sus experiencias, sus anécdotas… a sus nietos y nietas, dejando de lado la sensación de soledad y mejorando su rendimiento cognitivo.

Pero todo ello siempre que no exista una sobrecarga de tareas. Y esto suele ocurrir cuando pasamos del cuidado voluntario puntual a la obligación permanente, donde se sienten atados a jornadas laborales a la fuerza, olvidándose de su propia vida para dedicarse a sus hijos/as y nietos/as. Esa sobrecarga no es nada positiva para ellos y ellas, pudiendo agravar sus problemas de salud o también dando lugar a otros nuevos.

«Hoy en día los abuelos y las abuelas continúan representado en un gran porcentaje (71,25%) dentro de las familias, el rol de la persona cuidadora de los menores para facilitar la conciliación laboral y familiar a sus descendientes».

¿Desea lanzar un mensaje a la mujer profesional, que constituye una parte muy destacada de la audiencia de Muy Segura?

Me gustaría lanzar un mensaje como mujer profesional, pero también como mujer con discapacidad, mujer directiva y mujer de más de 50 años, es decir, desde un punto de vista interseccional.

En el año 2019 el valor de la brecha de género para la población de 15 a 64 años era de 10,4 puntos. Pero en las mujeres de más edad (55 a 64 años) este valor subía a los 14,2 puntos (en la UE-28 era de 12,9 puntos por poner un poco de contexto).

A lo largo de muchas facetas de mi vida he tenido que luchar contra esa invisibilidad que te da el hecho de ser madre, persona con discapacidad… Y ahora me enfrento a la invisibilidad de la edad. Con esto quiero decir que nunca hay nada hecho. El futuro es cambiante. Tenemos que estar abiertas a la diversidad, aceptarla y asumirla. Nunca sabemos cuándo nos va a impactar de una forma u otra. Por eso, la única receta es tener empatía y saber escuchar a los demás para aprender.

Pero mi mensaje es optimista y esperanzador. Estoy aquí. Hablando y respondiendo a esta maravillosa entrevista. Soy visible. He saltado muchos obstáculos y quiero demostrarte que tú también puedes.

«A lo largo de muchas facetas de mi vida he tenido que luchar contra esa invisibilidad que te da el hecho de ser madre, persona con discapacidad… Y ahora me enfrento a la invisibilidad de la edad. Con esto quiero decir que nunca hay nada hecho. El futuro es cambiante».