Los neuromoduladores cumplen 22 años en medicina estética

Clínica Menorca

Es el tratamiento más demandado, invariablemente y con mucha diferencia con respecto al resto de inyectables, desde 2002

Desde su aparición hace 22 años este tratamiento ha representado más de un 45% de todos los tratamientos inyectables, incluso más que el ácido hialurónico, llegando incluso a un 51,9% en 2019, según las estadísticas de la ISAPS (Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética).

Las ventajas de la TXB-A son numerosas, tanto en estética como en su uso clínico. Está indicada para el tratamiento de arrugas faciales, espasmos musculares, incontinencia urinaria, cefaleas, hipersudoración, bruxismo, sialorrea (hipersalivación o incapacidad para retener la saliva en la boca), dolor facial neuropático, distonías (trastornos de los movimientos musculares), mialgias masticatorias, etc., etc. y etc., son muchas las indicaciones del neuromodulador.

En 2002 la FDA aprobó el uso de la TXB-A bajo el nombre comercial de Botox® para el tratamiento dearrugas moderadas a graves en el entrecejo (líneas glabelares).

En la actualidad, en estos 22 años, los laboratorios han lanzado preparaciones diferentes de TXB-A con la marca comercial Botox®, Vistabel®, Azzalure®, Bocouture®, Xeomin®, Dysport®, Alluzience®, Letybo® y Neurobloc®, todas ellas autorizadas y registradas en España. Botox® ha obtenido el mayor número de autorizaciones a nivel mundial, seguido por Dysport®.

Dra. Tamara Vega Velázquez, médica estética de Clínica Menorca.

¿Cuál cree doctora que puede ser la razón de que sea el tratamiento más demandado?

Hay varias razones por las cuales es el tratamiento más demandado. Primero porque es un fármaco que se lleva utilizando muchos años y ya se sabe su efectividad, no solo en su uso en estética sino en su uso clínico. Porque con un solo tratamiento ves el efecto completo y ayuda a despejar la mirada. También porque tiene una función preventiva y es que ya está indicado para cuando comienzan a aparecer las arruguitas finas y, finalmente, porque los tratamientos en el tercio superior del rostro son muy agradecidos y nadie sabe que te has hecho nada, da un efecto de buena cara y es muy discreto.

«Es un fármaco que se lleva utilizando muchos años y ya se sabe su efectividad, no solo en su uso en estética sino en su uso clínico».

¿Cómo actúa cuando es inyectada?

Una vez inyectada, interfiere con la transmisión nerviosa y bloquea la liberación de acetilcolina, produciendo una parálisis muscular. Su efecto relajante se produce entre los dos o cinco días siguientes, y el proceso culmina en 10 ó 12 días. Los músculos alcanzan la máxima relajación en cinco o seis semanas, y comienza a desaparecer en dos o tres meses. En realidad, independientemente de lo que muestre el espejo, el proceso hay que medirlo en seis meses, en los dos primeros existe parálisis completa, en los dos siguientes se va recuperando la movilidad y en los dos últimos las arrugas se marcan menos.

«Su efecto relajante se produce entre los dos o cinco días siguientes, y el proceso culmina en 10 ó 12 días».

¿Hay factores que influyen en la duración de los resultados?

Asumiendo que el profesional sabe manipular el neuromodulador adecuadamente, la respuesta va a estar en el propio paciente. Influye todo prácticamente: género, edad, genética, características de la piel, hábitos personales, consumo de tóxicos, exposición solar, nivel de hidratación, antecedentes personales, como enfermedades…

Hay elementos que le restan eficacia al neuromodulador: el tabaco, la exposición solar (dura menos en verano), la actividad física intensa y el estrés.

También el uso continuo del móvil y de otras pantallas como tablets, televisión, etc., que cada vez es mayor, obliga a fruncir el entrecejo y se está consumiendo toxina porque el músculo se contrae continuamente. No hay teorías que avalen esta afirmación, pero tiene lógica y sentido. En general, todo lo que implique movimiento o tensión de los músculos acorta los resultados.

Otro factor es la respuesta inmunitaria del propio paciente. Los neuromoduladores vienen asociados a una proteína y dependiendo de la marca es una u otra, puede ser que con el tiempo ya no sea tan efectiva y el cambio de marca renueve la efectividad. Por eso se considera que es mejor cambiar de marca de vez en cuando.

Las personas que llevan tiempo usándola es más probable que experimenten esto, porque igual han abusado y no han respetado los tiempos, se han acostumbrado a una toxina en concreto o han podido desarrollar una atrofia en el músculo que hace que no responda igual al tratamiento.

«Hay elementos que le restan eficacia al neuromodulador: el tabaco, la exposición solar (dura menos en verano), la actividad física intensa y el estrés».

¿Cada cuánto tiempo recomienda inyectar el neuromodulador?

Es importante que haya pasado un mínimo de 4 meses y que haya desaparecido por completo el efecto del tratamiento anterior, no vale el «ya me han empezado a salir algunas arruguitas». Dos veces al año para empezar está bien y, dependiendo del caso, incluso una, si eres una persona que no tiene tanta fuerza en el músculo o no genera tanta arruga. Se puede complementar manteniendo el buen estado de la piel y protegiéndola del sol de manera efectiva.

«Dos veces al año para empezar está bien y, dependiendo del caso, incluso una, si eres una persona que no tiene tanta fuerza en el músculo o no genera tanta arruga».

Dr. Ángel Martín Hernández, director médico de Clínica Menorca.

Más de 30 años de experiencia en tratamientos médico estéticos faciales y es médico formador para laboratorios. De hecho, Clínica Menorca fue pionera en la formación para médicos en el uso de Toxina Botulínica (Neuromoduladores).

Doctor Martín, ¿la legislación es clara en cuanto a dónde se puede practicar el tratamiento?

En ese aspecto si, solo puede realizarse en un centro médico autorizado, con el equipo necesario y administrado por médicos con cualificación y experiencia en este tratamiento. Para manipular medicamentos es necesario que el centro médico esté dado de alta en la Unidad de Farmacia de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autonómica a la que pertenezca y tener una farmacia de referencia. El centro está obligado a llevar un libro de registro de la entrada y salida de los medicamentos. Además, es necesario tener un espacio de almacenamiento adecuado y específico para la conservación de los productos farmacéuticos.

«Para manipular medicamentos es necesario que el centro médico esté dado de alta en la Unidad de Farmacia de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autonómica a la que pertenezca y tener una farmacia de referencia».