Cómo afrontar las Navidades

Por Mª Jesús Álava Reyes, presidenta de Apertia-Consulting y de la Fundación María Jesús Álava Reyes. También dirige el Centro de Psicología Álava Reyes y el Instituto de Bienestar Psicológico y Social.

Resulta sorprendente observar cómo las navidades pueden ser las fiestas más entrañables y anheladas para algunas personas, y las más temidas y estresantes para otras.

Sin duda los niños son los que viven las navidades con más alegría, recordemos que para ellos estas son unas fechas que están unidas a hechos muy agradables: vacaciones, regalos, Reyes o Papá Noé, villancicos, días de fiesta, adornos navideños, estrenos de sus películas favoritas, nuevos juegos.

Pero también tenemos a los hijos adolescentes, muchos de ellos con los primeros suspensos o con exámenes en enero, que se sienten ya “muy mayores”, y que a veces empiezan las vacaciones con botellones y con celebraciones donde se premia al que más suspensos ha tenido o al que más jaleo organiza.

En cualquier caso, su entusiasmo contrasta con la pesadilla y el estrés que sienten muchos adultos cuando se aproximan estas fechas.

«Es lógico que, precisamente en estas fiestas, muchas personas echen en falta la compañía y la presencia de esos seres queridos. Además, con frecuencia pueden añorar aquellos años en que eran niños o jóvenes despreocupados».

¿Cada vez hay más adultos que se sienten mal en navidad?

En los países desarrollados, entre los que afortunadamente España ocupa un lugar de privilegio, la respuesta es sí.

Las navidades están unidas a recuerdos familiares o sentimentales, donde todos estaban juntos, celebrando unas fiestas llenas de colorido y cariño.

Hay personas que se sienten demasiado mayores. Para ellas la navidad es sinónimo de fechas difíciles; donde su tristeza interior contrasta con esa aparente alegría que parece venir del exterior. En sus emociones, quedan muy lejos esos tiempos en que las vivían con alegría y energía desbordante. Además, a medida que nos hacemos mayores la nostalgia aumenta, y estas fechas están llenas de connotaciones y vivencias muy intensas.

Por otra parte, muchas personas se encuentran lejos de sus países de origen, y las navidades se convierten en unas fechas muy difíciles; donde la ausencia de los seres queridos se hace especialmente dolorosa.

Pero hay gente mayor que sigue disfrutando en Navidad

¡Claro que sí!; son personas positivas, vitalistas, que saben vivir lo mejor de cada momento; que entienden que su vida no ha terminado, sino que empieza cada día.

Son los abuelos y abuelas maravillosas que disfrutan con sus nietos, con sus hijos, que tienen una actividad envidiable. Personas muy creativas.

¿Es verdad que las consultas de psicología se incrementan en estas fechas?

«Antes, durante y después de las navidades se produce un incremento muy notable en las consultas de psicología. Hay personas que en estas fechas sienten que llegan al límite de sus fuerzas. Meses antes se agobian pensando cómo serán, cómo conseguirán que todo vaya bien, que no se peleen los miembros de la familia…».

Hay situaciones de todo tipo, personas con un fondo de tristeza importante que se pueden sentir muy SOLAS o muy mal en comparación con el ambiente de fiestas.

También son situaciones a veces temidas y con mucha controversia en  temas de separación, donde la relación de los padres es mala y hay disputas permanentes en relación a las vacaciones de los hijos.

Nos vienen muchas mujeres mayores que temen las navidades ante las situaciones que se dan o se han podido dar en su familia en estas fechas; situaciones de gran controversia y hasta de agresividad entre los diferentes  miembros de la familia.

Las navidades se han convertido en un “riesgo” y en un estrés para bastantes familias. Los reencuentros, las comidas y cenas que tienen lugar, en muchas familias significan fuente de tensiones y disgustos. Hermanos, hijos, cuñados, primos… que, más por obligación que por deseo explícito, vuelven a verse y, en no pocos casos, vuelven a sentir sus diferencias y su lejanía.

Con frecuencia muchos padres se sienten entre la espada y la pared, ante las malas relaciones que pueden tener sus hijos, entre ellos, o con sus parejas y resto de la familia.

¿Qué podemos hacer ante la invasión de publicidad dirigida a los hijos?

Toda la publicidad parece dirigida a estimular las peticiones de esos pequeños, pero grandes consumidores, que están en medio de un bombardeo incesante, donde las navidades se han convertido en el gran acontecimiento, y en el gran negocio del invierno.

Además, no estamos en verano, donde los niños pueden pasar gran parte de sus vacaciones al aire libre.

«Restrinjamos los periodos de televisión y de vídeojuegos, e intentemos que salgan y hagan actividades fuera de casa».

Sentémonos con ellos y hablémosles de que es imposible tener todo lo que anuncian y además sería injusto. Potenciar su sentido de la JUSTICIA

Pero básicamente, recordemos que el mejor JUEGO será estar con nosotros, con otros familiares, con otros niños. Cuanto más actividad interna tengan, menos demanda externa nos pedirán.

¿Debería haber un número limitado de juguetes para ellos? ¿Cómo actuamos con el resto de la familia que les inunda de regalos?

Tajantemente SÍ. Los niños no tienen límite, somos nosotros quienes tenemos que provocar que ellos sepan que no pueden tenerlo todo.

Les pediremos que elijan, por ejemplo el juguete o juego al empezar las vacaciones y quizás dejemos otros 2 para Reyes o viceversa.

Sabemos que son mucho los familiares que les regalan juegos, pero a más cantidad, menos aprecio harán y peor les acostumbraremos.

Si se han portado muy bien, les podremos decir que nos quedaremos con los juegos en CONSIGNA y que cada día elegirán 2 juguetes o juegos, en función de cómo sea su comportamiento

Es importante que ELIJAN y que PRIORICEN.

Al resto de la familia les diremos que los dejamos en consigna, y según se porten los niños y sean las circunstancias que les acompañan, se los iremos introduciendo y volviendo a guardar.

Si son abuelos, los dejaremos en sus casas para cuando vayan los nietos.

A los adolescentes les pondremos unos horarios muy claros y limitados para salir y una revisión de cómo llegan a la vuelta de casa.

«Lo mismo pasa con el tiempo que estén con los VÍDEOJUEGOS, tenemos que limitarlo en función de la edad, y recordarles que las navidades son para relacionarnos y compartir experiencias agradables, no para aislarse con un vídeojuego».

¿Deben trabajar durante las vacaciones los hijos que llevan mal el curso? ¿Qué hacemos con los horarios que deben seguir?

Liberemos los días de fiesta: Nochebuena, Navidad, Año Nuevo, Reyes…, pero el resto de los días estableceremos unos horarios y unos contenidos mínimos de trabajo. ¡Ojo! Hasta que no hagan lo que hemos establecido, no se habrá terminado.

Lo ideal es hacerlo por las mañanas, que es cuando más frescos están y cuando menos jaleo y distracciones tienen a su alrededor.

Las vacaciones hay que ganárselas y quien está teniendo un curso de juerga, tiene una excelente oportunidad para reconducir su situación.

Otra cosa diferente es el hijo que se esfuerza y que, por determinadas dificultades o limitaciones, no alcanza el nivel del curso.

Aquí cuidado con el chantaje de los AMIGOS DEL HIJO o de los FAMILIARES que interceden por él.

Los límites y el programa a seguir tienen que estar clarísimos desde el primer día de vacaciones.

En relación a los HIJOS tenemos claves para que las vacaciones sean agradables.

  • Dejemos tiempo para estar y jugar con los niños.

Recordemos que tenemos una oportunidad de oro para disfrutar de su presencia, para conocerles mejor, para encauzar su imaginación, para disfrutar con sus ocurrencias y, como decíamos anteriormente, para ofrecerles el mejor regalo que podemos darles: nuestra compañía.

  • Aprovechemos para potenciar las actividades lúdicas propias de estas fechas: los encuentros agradables con los amigos, las tertulias tranquilas y las sobremesas con partidas y juegos que nos devuelvan ese ambiente cercano, alegre y entrañable, que contrasta tanto con la vida ajetreada y excesivamente rápida que tenemos el resto del año.
  • Disfrutemos de las tradiciones que nos traen recuerdos gratos y nos permiten expresar y potenciar esa alegría que resulta tan beneficiosa para todos.
  • Nos regalaremos aquello que les podemos pedir a los “Reyes Magos” que llevamos dentro.
  • Obsequiaremos a nuestros amigos con ese libro “especial” que nos gustaría que leyesen.
  • Reservaremos un tiempo para reflexionar, para aprender y para llenarnos de energía y de ilusiones.

¿Cómo pueden sentirse mejor las personas que lo pasan mal en estas fechas?

  • Siendo conscientes que las navidades no son culpables ni responsables de nuestro malestar. Recordemos que la tristeza la provocamos nosotros con nuestros pensamientos, con nuestros recuerdos. Sin darnos cuenta, hemos aprendido a estar mal en navidad. Afortunadamente, podemos aprender a estar bien, y eso depende básicamente de nosotros.

Los siguientes consejos nos ayudarán

  • Hay personas que se encuentran fuera de sus países de origen y las navidades se convierten en unas fechas muy difíciles, donde la ausencia de los seres queridos se hace muy dolorosa, pero de nuevo aquí siempre se tiene la opción de coger lo mejor de cada situación.

«Hoy en día las comunicaciones son más fáciles, y por víeoconferencia muchas personas pueden ponerse en contacto con sus seres queridos e intentar vivir lo mejor de las tradiciones que tenían en sus países de origen y lo mejor de la cultura navideña que hay en España».

  • Lo último que pueden hacer es darles vueltas a la situación y quedarse en casa rumiando su tristeza.
  • Que salgan, paseen, disfruten de cómo está la ciudad…, no tienen que comprar necesariamente…, que se dejen contagiar por las luces y por la alegría de los niños.
  • LOS NIÑOS sin duda serán la mejor compañía en los momentos de tristeza o nostalgia. UN NIÑO HACE MILAGROS con nuestro estado de ánimo.

Claves para tener las Navidades en Paz y con Felicidad

  • No caigamos en las provocaciones. Si tememos encontrarnos con ese familiar que tanto nos disgusta, centremos nuestra atención en el resto de las personas que están encantadas de vernos, y no nos “enganchemos” con los menos “presentables”.
  • Si añoramos a nuestros seres queridos, recordemos que a ellos les gustaría vernos felices. ¡Intentemos hacer realidad sus deseos!.
  • A veces hay personas poco sensibles que formulan preguntas poco pertinentes. Parece que hay una ley no escrita que nos fuerza a responder a las preguntas que nos hacen. Es importante que no caigamos en ese error. No tenemos que responder a todas las preguntas que nos hagan.
  • También suele existir la figura del que revienta las reuniones familiares. En estos casos puedes tener una estrategia para no entrar en polémica. En cuanto veas que empieza con una conversación que crispa y tensiona el ambiente, no respondas.  No le des mayor protagonismo y, en cuanto  puedas, de manera suave, cambia de conversación. Ante los provocadores, lo decíamos, lo mejor es no caer en su provocación.
  • Nada compensa un gran disgusto y menos de nuestros mayores, que son los que más se resienten..
  • Otro hecho que se repite a menudo es el de la persona que se carga con todo el trabajo de la comida o la cena familiar y de la que normalmente se abusa. Aunque hay personas que disfrutan con su trabajo y con su generosidad; en estos casos, una opción puede ser que cada miembro lleve algo preparado, o que colaboren todos al recoger, o sustituir las comidas y quedar para tomar un café.
  • Para evitar tensiones o malos entendidos de con qué familiar pasar las fiestas, lo mejor es pactarlas con tiempo, para no dar lugar a equívoco o frustración. Si llega un momento en el que la pareja se siente condicionada porque los padres de ambas partes quieren lo mismo, siempre tienen la opción de hacer un pequeño viaje, o tener una cena íntima y quedarse en casa.
  • Aquellos a los que les ponga de mal genio sentir la obligación de comprar regalos, deben pensar que no hay nada que tengan que hacer por obligación. Si a ti no te apetece comprar regalos, díselo a las personas más cercanas, comenta que es una dinámica de consumismo en la que no te apetece entrar y recuerda que, siempre, el mejor regalo es una sonrisa.
  • Tampoco hay por qué empeñarse en que tenemos que reunirnos todos por Navidad. Seleccionemos con quien. A lo mejor queremos ver a nuestros hermanos, pero no a un determinado tío, primos o cuñado. Si hay personas que te resultan imposibles, intenta evitarlas. Y si no, ponte de acuerdo de antemano sobre los temas de conversación con los más afines, para evitar discusiones innecesarias.
  • Y en los casos más extremos, en los que en esas fechas se pasa realmente mal, por ausencia de seres queridos, o porque se hacen cuesta arriba las reuniones familiares, trata de evitar esos días. Cada vez son más las personas que se marchan en Navidad de viaje, de excursión, a esquiar…

«¡Vivamos lo bonito de la navidad!; disfrutemos de las luces y los adornos, pero sobre todo sintamos el buen ánimo, la cercanía y el cariño de la los que nos rodean, y recordemos que podemos hacerlo sin caer en el consumismo y disfrutando de la GENEROSIDAD y de la COMPAÑÍA de nuestros seres queridos».

  • Haremos de estos días el mejor guión de una película, y la compartiremos y disfrutaremos con nuestras personas queridas.

¡FELICES FIESTAS!

Nota.- Si quieres regalar algún libro estas navidades, te ofrecemos dos buenas opciones:

  • “Recuperar la ilusión” de María Jesús Álava Reyes. Editorial La Esfera de los libros.
  • “Saca partido a tu vida” de María Jesús Álava Reyes. Editorial La Esfera de los libros.