Dra. Elisabeth Arrojo (INMOA): «Para mí, la Medicina es algo mágico, un campo de conocimiento y descubrimiento interminable»

La Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, ASEME, colabora en esta sección con ‘Muy Segura’ con el objetivo de dar a conocer a nuestra audiencia los diversos y valiosos perfiles de sus empresarias que constituyen, sin duda, un claro ejemplo para tod@s nosotr@s.

En esta entrevista del mes de octubre contamos con la Dra. Elisabeth E. Arrojo Álvarez, directora Médica del Instituto Médico de Oncología Avanzada y médico adjunto de Oncología Radioterápica en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.

¿Cómo fueron los inicios de su andadura profesional? ¿Qué destacaría de aquella primera etapa?

Los inicios, como en la mayoría de los casos, nunca son fáciles, aunque fueron tremendamente ilusionantes.

Los médicos, al igual que muchas otras profesiones, pasamos muchos años estudiando duramente para adquirir unos conocimientos teóricos, con un ligero toque de práctica, para estar preparados para afrontar lo que será atender a un paciente real que consulta por algo que afecta a lo más profundo de su existencia, su salud.

Recuerdo esa sensación de tener mi cabeza llena de conocimientos, y cuando tienes delante a tu primer paciente real, sin ser un alumno de prácticas, sino ya como médico, tener de pronto un millón de dudas. En los exámenes, a veces, dudas entre dos opciones o incluso tres, y sabes que “te juegas” algo importante si fallas. Pero una vez que ya eres médico, una vez que el examen es un “paciente”, la responsabilidad de acertar en el diagnóstico se convierte en un gran peso sobre los hombros.

Recuerdo repasar y repasar cada síntoma del paciente y cada resultado de las pruebas diagnósticas buscando cualquier pequeño detalle que pudiese habérseme escapado de las manos. Recuerdo despertar de pronto de madrugada pensando en alguno de los pacientes que había visto durante el día, dando vueltas a no haberme equivocado y esperando que se encontrasen mejor.

Recuerdo esa búsqueda incansable que aún sigue presente en mi día a día por encontrar un tratamiento adecuado que ayude a cuidar el presente para crear el futuro de esas personas que acuden a mi consulta, mis pacientes.

Resumiría esta primera etapa de mi vida profesional con los términos: ilusión, cansancio, nervios, voluntad, iniciativa, ansia de saber, realidad.

«Una vez que ya eres médico, una vez que el examen es un “paciente”, la responsabilidad de acertar en el diagnóstico se convierte en un gran peso sobre los hombros».

¿Qué hitos mencionaría en el transcurso de su trayectoria y qué considera que le han enseñado?

Siempre he sido buena estudiante, y ya durante mis años de “colegio” con Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato he conseguido muy buenos resultados académicos, pero recuerdo con especial énfasis algunos momentos.

En primer lugar, con 17 años, teniendo absolutamente claro que quería estudiar Medicina, solicité plaza en varias universidades en las que afortunadamente conseguí ser admitida. Pero mi máximo deseo era poder realizar mis estudios de Medicina en la Universidad de Navarra. Recuerdo el momento de la prueba de acceso a esta universidad, los nervios, el sentirme aún “muy joven” para ser ya “tan mayor” y, por supuesto, recuerdo el momento en el que me notificaron que estaba admitida. Supuso un cambio en mi vida, un cambio de ciclo, un cambio de ciudad, un cambio en mi independencia al ser la primera vez que viviría lejos de mi familia.

La Universidad fue una gran experiencia. Los primeros años fueron más “aburridos” con asignaturas esenciales pero muy teóricas. Pero el segundo ciclo de la carrera fue mucho más interesante. En estos últimos años de carrera, movida por mi gran interés por todo lo que se refiere al cerebro y los tumores cerebrales, me presenté como candidata a la plaza de alumna interna del Departamento de Neurocirugía de la Clínica Universitaria de Navarra que por primera vez ofrecían. Había muchos candidatos, compañeros con grandes currículums, y tuve la fortuna de que me eligieran a mí.

Durante ese par de años como alumna interna, mi interés por todo lo que se refiere al cerebro, la oncología y los tumores cerebrales aumentó, y mi admiración por los grandes profesionales médicos que conocí, capaces de “salvar” lo “insalvable”, hizo aumentar mi seguridad en esta conocida frase de “lo imposible es aquello que no intentas…”

Después de esta etapa, me trasladé a Asturias, donde terminé mi residencia como especialista. Nueve meses después de esto desarrollé una técnica pionera en cáncer de mama que acorta el número de sesiones de radioterapia de más de 30 sesiones diarias a una única sesión. Me ofrecieron un trabajo como coordinadora de investigación en uno de los principales centros oncológicos americanos por lo que me desplacé a trabajar durante varios años a Estados Unidos, donde me reconocieron como “Persona extraordinaria en las ciencias”. Fui premiada por la Sociedad Americana de Braquiterapia por mi trayectoria profesional con un Fellowship en Los Ángeles. Obtuve la calificación de “Doctora cum laude” tras la defensa de mi tesis doctoral.

Volví a España, y tuve la fortuna de reincorporarme al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, donde ya había trabajado previamente y llevar a cabo el primer tratamiento de radiocirugía realizado en Cantabria.

En marzo de 2019 fundo el Instituto médico de oncología avanzada (INMOA) en Madrid donde, gracias a los avances pioneros y a una visión integral de la oncología, hemos conseguido y estamos consiguiendo fantásticos resultados en los casos de cáncer más avanzados. Por ello hemos sido premiados,  entre otros, con el “Premio Mejor centro de oncothermia” de manos de la Excma. Ministra de Sanidad en 2019; con el “Premio Nacional de medicina en oncología radioterápica en 2020”; “Premio oncóloga del año 2020”; “Premio Europeo Dr. Fleming a la Excelencia Sanitaria en 2021”; y, próximamente, recibiremos en París el Premio “European Awards in Medicine”. Además, un reconocimiento que para mí ha sido especialmente emotivo es que mi municipio, Corvera de Asturias, me ha reconocido recientemente como “Corverana ejemplar 2021”.

«En marzo de 2019 fundo el Instituto médico de oncología avanzada (INMOA) en Madrid donde, gracias a los avances pioneros y a una visión integral de la oncología, hemos conseguido y estamos consiguiendo fantásticos resultados en los casos de cáncer más avanzados».

¿Qué significa para usted la Medicina? ¿Por qué, concretamente, su especialización en Oncología?

Para mí, la Medicina es algo mágico. El cuerpo humano es la mayor maravilla de la naturaleza, con su gran perfección para “funcionar” de una manera coordinada con millones de procesos que ocurren en nuestro organismo continuamente sin que nos demos ni cuenta, en los que un ínfimo detalle que falle o no funcione correctamente puede generar una cascada de acontecimientos que afecten nuestra salud.

La Medicina es un campo de conocimiento y descubrimiento interminable. Es algo que nunca es monótono, que nunca está estancado, pues continuamente conocemos más sobre nuestro cuerpo. Y qué decir de lo que no es tan físico, qué decir de nuestra mente, esos millones de neuronas trabajando para, dentro de nuestra igualdad de seres humanos, hacernos tan diferentes.

Me gusta la Medicina en el más amplio sentido de la palabra, la Medicina del cuerpo, la mente y el alma, y el cáncer es una de las enfermedades que más profundamente puede afectar a nuestro cuerpo globalmente, pero también a nuestra mente e incluso a nuestra alma. Es uno de los mayores retos de la Medicina.

Siempre he perseguido objetivos difíciles, que resulten estimulantes, y luchar contra algo tan serio como son las enfermedades oncológicas me parece un reto apasionante. Lo que no sabía cuando decidí ser oncóloga es que había mucho, muchísimo más detrás de esta especialidad de lo que yo me imaginaba. Existe el “adagio médico” que dice: Si puedes curar, cura; si puedes aliviar, alivia; si no puedes aliviar, acompaña. El compartir con los pacientes sus vivencias a lo largo de su enfermedad, me hace conocer mucho más profundamente la fortaleza que tenemos los seres humanos, la capacidad para crecerse antes las dificultades, la gran fuerza interior que tenemos las personas…

«Siempre he perseguido objetivos difíciles, que resulten estimulantes, y luchar contra algo tan serio como son las enfermedades oncológicas me parece un reto apasionante. Lo que no sabía cuando decidí ser oncóloga es que había mucho, muchísimo más detrás de esta especialidad de lo que yo me imaginaba».

¿Cuándo y por qué nace el Instituto Médico de Oncología Avanzada, INMOA? Cuéntenos sus principales servicios y áreas de actuación

Instituto Médico de Oncología Avanzada (INMOA) nace en 2019. Nace por el afán de avanzar hacia la mejoría del pronóstico de las enfermedades oncológicas. Nace con la visión de realizar una oncología individualizada, y no únicamente protocolizada, aunque evidentemente sigamos unas pautas. No hay dos personas iguales, no hay dos tumores iguales, por lo que no todos los tratamientos tienen que ser iguales.

En INMOA apostamos por las nuevas terapias, combinadas de manera óptima con las ya más “tradicionales”. Es el caso de la tan temida radioterapia, por los recuerdos que algunas personas tienen de la radioterapia de hace décadas. Considero que la radioterapia está claramente infrautilizada especialmente en nuestro país, ya que en muchas ocasiones puede resultar una técnica tremendamente eficaz sin apenas toxicidades, o toxicidades muy asumibles. No hay ningún tumor resistente a la radiación, sólo es una cuestión de dosis y volumen.

En INMOA, por supuesto, creemos y “practicamos” la oncología “tradicional”. Para un enfermo de cáncer, los tratamientos de quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia… resultan la mayoría de las veces fundamentales, sin olvidarnos del extraordinario papel de la cirugía cuando esta es posible.

En INMOA buscamos nuevos tratamientos, pero también hacer más eficaces los ya disponibles. Disponemos de un tratamiento avanzado de hipertermia electromodulada (oncothermia), el cual es un tratamiento selectivo, por lo que apenas tiene toxicidades y cuyo principal objetivo es aumentar la eficacia de la quimioterapia y radioterapia de manera significativa. Ya existen estudios que demuestran que este tratamiento aumenta la supervivencia de enfermos con cáncer.

«En INMOA apostamos por las nuevas terapias, combinadas de manera óptima con las ya más “tradicionales”.

¿Qué retos se le han planteado con la llegada del COVID-19 y de qué manera los están gestionando?

La llegada del COVID ha supuesto un reto para todos los sectores, pero especialmente el sanitario, y más en aquellas especialidades donde los pacientes son más vulnerables a una posible infección (geriatría, oncología, pacientes trasplantados…).

Ha sido una época donde ha habido que llevar al máximo el concepto de eficiencia y prioridad, y donde los sanitarios hemos sufrido al ver que no teníamos suficientes recursos para atender a todos nuestros pacientes.

También ha sido una época de aprendizaje, de concienciación, de evidenciar la importancia de cuidar la sanidad, aunque desafortunadamente los seres humanos tenemos el defecto de, en ocasiones, olvidar demasiado rápido, y espero que en esta ocasión no sea así…

Ha sido una época también de frustración, ya que la pandemia por COVID-19 es una situación muy seria y grave, pero existen otras grandes pandemias que llevamos viviendo desde hace muchas décadas, como es el cáncer, que causan muchas más muertes que el COVID y a las que se ha dejado en un segundo plano.

La incidencia del COVID está bajando afortunadamente, pero la del cáncer, se estima que en 2040 será un 60% más que la que existe en la actualidad, y esto es un claro y grave problema de salud pública que hay que atajar cuanto antes. No sólo debemos buscar la curación del cáncer, sino sobre todo la prevención. Analizar qué está produciendo este aumento exponencial de casos de cáncer y tratar las causas. Nuestros hábitos de vida, con una alimentación inadecuada, un distrés (estrés malo) continuo en nuestras vidas, falta de ejercicio físico… son las grandes pandemias de la sociedad actual.

«La incidencia del COVID está bajando afortunadamente, pero la del cáncer, se estima que en 2040 será un 60% más que la que existe en la actualidad, y esto es un claro y grave problema de salud pública que hay que atajar cuanto antes».

¿Cuáles son sus principales desafíos de cara a este año?

Desde hace un par de años he tenido la fortuna de liderar tratamientos oncológicos pioneros en nuestro país que han mostrado y muestran fantásticos resultados. El principal desafío actual consiste en consolidar estos resultados y extenderlos al mayor porcentaje de pacientes posible y continuar avanzando con nuevas terapias pioneras que deseamos implementar con el objetivo de mejorar el pronóstico de los pacientes con cáncer.

Siguiendo una visión global de la oncología y del paciente oncológico, aspiramos a aunar en un centro oncológico pionero las terapias más avanzadas contra el cáncer con la premisa, además, de ser un tipo de terapias que no sólo consigan mejorar el pronóstico vital de este, sino que además lo hagan sin alterar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

«El principal desafío actual consiste en consolidar estos resultados y extenderlos al mayor porcentaje de pacientes posible y continuar avanzando con nuevas terapias pioneras que deseamos implementar con el objetivo de mejorar el pronóstico de los pacientes con cáncer».

Mujer y seguro: ¿puede hablarnos de su experiencia con el mundo asegurador? ¿Y concretamente con la figura del corredor de seguros?

Mi experiencia con las aseguradoras comenzó fundamentalmente durante mis años de desarrollo profesional en Estados Unidos. Por las características del sistema sanitario norteamericano, la relación con las aseguradoras es máxima y en este país es muy habitual que los pacientes tengan un contacto directo con diferentes opciones a la hora de elegir su seguro de salud.

En España creo que cada vez tiene más presencia la figura del corredor de seguros y el mundo asegurador. La sanidad privada y pública han de ser meras colaboradoras y complementarse, ya que los recursos son limitados y deben apoyarse la una en la otra.

Cada vez más pacientes confían en un seguro médico privado que complemente los servicios de la sanidad pública y, de esta forma, el paciente ve suplidas todas sus necesidades médicas de una manera óptima, pues donde un tipo de sanidad flojea la otra la complementa.

Soy una férrea defensora de la sanidad pública, pero también de la privada porque, como decía, no creo que sean excluyentes sino complementarias. Evidentemente no todo el mundo en determinadas circunstancias de su vida puede apoyarse en un seguro privado, pero al igual que cuando compramos unos billetes de avión uno lo hace más tranquilo si tiene algún tipo de seguro que cubra un cambio o una cancelación, también nos aporta tranquilidad tener un apoyo adicional especialmente cuando se trata de nuestra salud.

«Cada vez más pacientes confían en un seguro médico privado que complemente los servicios de la sanidad pública y, de esta forma, el paciente ve suplidas todas sus necesidades médicas de una manera óptima, pues donde un tipo de sanidad flojea la otra la complementa».

ASEME: ¿Cuándo y por qué surge su vínculo con ASEME? ¿Qué considera que le aporta en su día a día?

ASEME me otorgó el premio de emprendedora del año 2019 y aquel día el premio no fue ese reconocimiento, sino que fue conocer un grupo de mujeres maravillosas, unidas por un mismo propósito: “luchar por sus sueños”.

Soy médico, oncóloga, y ese es mi mayor ámbito de conocimiento, pero también soy la directora del Instituto Médico de Oncología Avanzada (INMOA) en Madrid y eso incluye una importante faceta de gestión en mi vida profesional.

En ASEME existen maravillosas mujeres gestoras con gran experiencia. Excelentes emprendedoras que han sabido, y saben, salir adelante con sus proyectos, ilusiones e ideas. Admirables profesionales, mujeres de diferentes ámbitos dispuestas a ayudarse unas a otras y a dar luz a los sueños y esfuerzos de las demás.

La gestión no es fácil, y menos cuando una trata de abrir nuevos caminos desconocidos, a veces incluso bajo la sombra del escepticismo y la desconfianza de algunas personas, en ocasiones de “gran peso” profesional.

Lejos de querer comparar, al mismo Einstein le consideraron como un hombre de ideas “inútiles” y con poco futuro profesional…

«En ASEME existen maravillosas mujeres gestoras con gran experiencia. Excelentes emprendedoras que han sabido, y saben, salir adelante con sus proyectos, ilusiones e ideas. Admirables profesionales, mujeres de diferentes ámbitos dispuestas a ayudarse unas a otras y a dar luz a los sueños y esfuerzos de las demás».

¿Desea trasladar un mensaje a la mujer profesional, que constituye una parte muy destacada de la audiencia de Muy Segura?

Me gustaría aprovechar para lanzar un mensaje en defensa de la mujer. Debo destacar que no me considero feminista tal y como parece que debe entenderse hoy en día esta palabra, ya que el concepto de feminista creo que se ha desvirtuado totalmente y, lejos de defender, ha pasado incluso a “ofender” a la mujer.

No me considero más, ni por supuesto menos que ningún hombre. Ha habido y sigue habiendo desafortunadamente desigualdades entre hombres y mujeres y por supuesto que esto debe cambiar. Pero tengo claro que cambiará gracias a nuestros méritos y no a buscar el “demérito” de los demás. No considero ganador al barco que llega el primero porque se han hundido los demás, sino al que lidera la travesía por sus mejores cualidades.

Creo que especialmente ahora, en estos momentos en que tanto se defiende ese “feminismo” desde mi punto de vista “vulgar”, que no comparto, debemos trabajar y luchar por aquello en lo que creemos y así demostraremos de lo que somos capaces. La condición de mujeres no nos hace mejores ni peores, nos hace “mujeres”, con nuestras virtudes y nuestros defectos.  

«Debo destacar que no me considero feminista tal y como parece que debe entenderse hoy en día esta palabra, ya que el concepto de feminista creo que se ha desvirtuado totalmente y, lejos de defender, ha pasado incluso a “ofender” a la mujer».

¿Quiere añadir algún comentario o reflexión adicional?

Cómo oncóloga y preocupada por las estadísticas que hablan de este ascenso exponencial en el riesgo del cáncer, me gustaría hacer un llamamiento a la sociedad. Me gustaría recordar que sólo tenemos el presente, que el futuro es mera ilusión y el pasado experiencia, pero el presente es “vida”.

Me gustaría recordar que nuestro cuerpo es la sede de nuestra alma y el hogar de nuestra vida, y que igual que cuidamos nuestro hogar, con mucho más esmero deberíamos cuidar nuestro cuerpo y no dejarlo para “más tarde”, porque sólo tenemos el “ahora” y “más tarde” puede convertirse en “demasiado tarde”.

Un 30% de las enfermedades oncológicas son debidas a una alimentación inadecuada. El consumo de alimentos procesados ha aumentado de forma exponencial. Vivimos en el mundo del “distrés”, del “yo después”, del no ver lo que de verdad importa. Invitaría a hacer a los lectores una reflexión y preguntarse ¿qué es lo esencial en su vida? Y una vez lo identifiquen, darle la máxima prioridad y considerar el resto de cuestiones como algo “circunstancial”. 

Debemos sonreír más, “vivir” más, y pensar menos. Debemos vivir “ahora”, porque el “ahora” es lo único que realmente tenemos. El más enfermo puede tener mucha más vida que el más sano si se centra en vivirla. Debemos tener claro que la vida dura toda la vida y la muerte solo un instante, así que disfrutemos cada instante porque siempre será irrepetible y único.

«Un 30% de las enfermedades oncológicas son debidas a una alimentación inadecuada. El consumo de alimentos procesados ha aumentado de forma exponencial. Vivimos en el mundo del “distrés”, del “yo después”, del no ver lo que de verdad importa. Invitaría a hacer a los lectores una reflexión y preguntarse ¿qué es lo esencial en su vida? Y una vez lo identifiquen, darle la máxima prioridad y considerar el resto de cuestiones como algo “circunstancial”.