El primer viaje para Anna: de vuelta a la normalidad

Beatriz Toribio, Head Comunicación de Allianz Partners España

Con su pelito rubio, no despegaba ni un metro del suelo y, arrastrando de su manita, llevaba un osito de fieltro la mitad de grande que ella. Anna no hablaba ni palabra de español, pero con una enorme sonrisa quería decir lo contenta y feliz que estaba de viajar ese día. La pequeña tendría 3 años de edad. Yo he vuelto a viajar por placer con unos poquitos más, pero puedo decir que también con sensaciones renovadas: es la primera vez que vuelo sin mascarilla después de dos años y medio, un elemento que ya se había convertido en un ápice más de mi cuerpo.

Para Anna es todo distinto, para Antonio no: gaditano que lleva la mascarilla quirúrgica enfundada como si fuera un gorro en el Polo Norte. Antonio tontea ya con los 75 años y a él “esto del COVID y del Mono, pues le da cosa”. Porque volver a viajar en libertad, con calma y seguridad, no es fácil.

Yo entiendo a Antonio porque es verdad que los hábitos se crean después de 21 días de persistencia, seriedad y mucho esfuerzo. La rutina de la mascarilla la hemos creado a base de bien durante más de 545 días así que despegarla nuevamente de nuestra nariz es una ardua tarea que solo podemos conseguir con ayuda y buena letra.

Si me preguntan, ¿qué necesitas para volver a confiar? lo tendría claro:

Información -pero de verdad y al momento- condiciones sanitarias del lugar de destino, obligación de documentación COVID y mascarilla… Saber qué necesito para viajar a mi destino de ensueño.

Coberturas y garantías: que una cosa es la cancelación de mi vuelo y otra cosa más seria es saber que en cualquier circunstancia poco agradable que me ocurra durante mis vacaciones, tengo alguien a quien llamar y que se ocupe de todo. Esto a Antonio sí que le tranquilizaría: “aaay Antonio, qué tranquilidad, que si te vas a las Chimbanbas y tienes que ir a visitar al médico, no desembolsarás 3.000 euros”.

Aunque antes de desplazarme al hospital o al centro de salud, mejor hacer una video-llamada con un médico experto gracias a los servicios de Telemedicina.

Asesoramiento y servicios añadidos: ¿tengo dudas todavía? Puedo consultar cualquier información que necesite, consejos de viaje… y además, si mi vuelo se retrasa, me voy a la sala vip para que me traten como a una marquesa por cero euros.

La verdad es que todos estos elementos, que a mí sí que me devolverían la confianza y seguridad en viajar, los quiero en el mismo lugar; una única plataforma que me simplifique la vida.

¡Ay!, si hubiera conocido a Allyz antes…