Innovación: ¿cuántas de nuestras habilidades han caducado?

Laura Ravés, Directora de Cultura, Organización y Personas

de MPM Software

Sí, sí, lo habéis leído bien, resulta que las habilidades caducan como los yogures y que lo hagan, va vinculado directamente con el progreso, la innovación y con los avances que hacemos como sociedad.

¿Quién de vosotros sabe coser? Tener una buena caligrafía, saber leer mapas, realizar cálculos mentalmente, actualizar la libreta en la oficina bancaria, recordar números de teléfono o fechas concretas, buscar información en la enciclopedia y un largo etcétera han pasado al olvido y, por el contrario, sabemos buscar por internet, manejar un GPS, configurar la wifi, buscar trabajo online o utilizar una agenda electrónica.

«Las habilidades caducan como los yogures y que lo hagan, va vinculado directamente con el progreso, la innovación y con los avances que hacemos como sociedad».

La digitalización acelerada vivida a causa del Covid y la irrupción de la inteligencia artificial generativa, espolean aún más los cambios. Así pues, parece que debemos estar en modo de aprendizaje constante para que no nos avancen las máquinas.

Según la revista Chief Learning Officer, necesitamos un modelo completamente nuevo para enmarcar sus habilidades. Este marco tendría en cuenta la durabilidad de éstas, es decir, la fecha de caducidad.

Tenemos las habilidades que tienen una duración inferior a dos años y medio. Las llamadas perecederas. Aquí encontramos las tecnológicas muy específicas y procesos muy especializados. Luego tenemos las semi duraderas, las que tienen una vida útil entre los dos años y medio y los siete años y medio (conjuntos básicos de conocimiento a partir del cual surgen tecnologías, procesos y herramientas específicos de cada campo), y las que no caducan. En este último grupo habría habilidades como la comunicación, la gestión de proyectos y liderazgo.

Este modelo nos hace replantear cómo dibujamos los itinerarios formativos en las empresas, qué habilidades incorporar para poder innovar e, incluso, en qué debemos invertir a nivel personal para adaptarnos a las necesidades cambiantes del entorno y competir con el robot.

«Debemos estar en modo de aprendizaje constante para que no nos avancen las máquinas».

En el estudio utilizan un árbol para representarlo. Las raíces serían las habilidades que no caducan, en las ramas estaría las semi duraderas y en las hojas encontraríamos las perecederas. El agricultor lo sabe bien, para mantener un árbol sano, es necesario alimentar la raíz, es necesario que crezcan ramas nuevas y asume, que las hojas cambiarán con el paso del tiempo.

Los tres tipos de habilidades son importantes, pero las de raíz nos permiten fluctuar muy bien entre diferentes entornos y posiciones laborales, mientras que las que caducan en menos de dos años y medio pueden ser muy necesarias y rentables a corto plazo, pero inútiles a largo.

Estar en modo de aprendizaje constante requiere revisitar la cultura de la organización, requiere tener una estrategia empresarial clara y apostar por el crecimiento de las personas y la innovación.

¿Cómo de saneado está vuestro árbol?