La nueva experiencia de empleado en la era post-COVID

Por Claudia Guembe, Head of Communications and Change Management Iberia de Willis Towers Watson

El Coronavirus está acelerando una de las mayores transformaciones de las últimas décadas. Sí, es una crisis de salud, pero para la mayoría de las empresas, también es una oportunidad increíble para transformarse.

La empatía, ahora más que nunca, debe primar en las relaciones e interacciones con los demás, y para ello es importante mantener una comunicación clara, consistente y transparente con los empleados. Muchos de ellos, en estos momentos compatibilizan el trabajo con el cuidado a enfermos, mayores o familia, y luchan con el miedo y la ansiedad que produce la incertidumbre de esta situación. El sentido de pertenencia e inclusión en estos momentos es primordial y es importante que se sientan valorados e implicados en las decisiones de la compañía.

Una de las cosas fundamentales que los humanos deseamos es la conexión. Todos queremos ser parte de una tribu y, para muchas personas, el trabajo proporciona una forma de obtener este sentido de pertenencia y comunidad. Los empleados necesitarán recuperar un sentido de conexión en la nueva realidad donde, quizás, no sea posible hacer interacciones cara a cara tan a menudo como antes. Esto presenta una oportunidad para que las organizaciones intervengan y llenen el vacío creado, ya que los empleados ya no interactúan y colaboran de la misma manera que antes.

Poco a poco iremos aprendiendo cómo gestionar reuniones eficientes online, cómo adaptarnos a las necesidades de comunicación de los equipos, cómo organizar sesiones de brainstorming online, cómo remplazar Town Halls presenciales por videoconferencias interactivas… No cabe duda de que el cara a cara siempre tendrá mucho valor, pero existen otras formas de mostrar cercanía y humanidad a través de la pantalla o al otro lado de la línea de teléfono.

Por tanto, la experiencia de empleado tendrá que ser mucho más flexible, humana y digital en el futuro para mantener las conexiones humanas y adaptarse a las preferencias individualizadas de cada uno en un mundo donde el teletrabajo será cada vez más habitual.

‘Poco a poco iremos aprendiendo cómo gestionar reuniones eficientes online, cómo adaptarnos a las necesidades de comunicación de los equipos, cómo organizar sesiones de brainstorming online, cómo remplazar Town Halls presenciales por videoconferencias interactivas…’

Integración de la sostenibilidad, la RSC y el bienestar de los profesionales en nuestra cultura corporativa

Si bien puede ser tentador para los líderes enfocarse únicamente en la eficiencia de los sistemas y los resultados, esto pasa por alto un punto importante: incluso los mejores sistemas no funcionarán si la cultura se rompe, o si los empleados no sienten que la organización se preocupa por ellos. La situación actual no durará para siempre, pero los empleados recordarán cómo se sintieron en estas circunstancias y qué pasos tomaron sus organizaciones para apoyarles. Cuando todo esto acabe, tendremos que saber mantener este nivel de atención a los empleados y seguir apostando por su bienestar.

Si hay algo positivo de esta crisis es que ha creado un nivel de transparencia, confianza y cercanía entre los empleados que no habíamos visto en mucho tiempo. Es enternecedor ver como líderes, managers, compañeros y hasta desconocidos se han preocupado unos por otros y las empresas se han volcado en el cuidado de sus plantillas. No cabe duda de que, ante esta crisis, hemos estado más unidos que nunca cuando irónicamente nunca antes habíamos estado tan separados.

Nuestro último informe sobre el impacto del COVID-19 resalta que el 63% de las empresas cree que su cultura corporativa ha mejorado, el 59% cree que el bienestar de sus empleados ha mejorado y el 55% cree la experiencia de empleado ha mejorado. Pero, más allá de los datos, realmente se ha creado un “efecto piña” entre equipos, quienes han llegado a un nivel de cercanía y unión mucho mayor que antes, apoyándose no solo en lo profesional sino también en la gestión de las emociones y frustraciones que ha generado la crisis.

Concretamente en WTW estamos ofreciendo ayuda psicológica a nuestros empleados, servicio de telemedicina, horarios más flexibles para que puedan organizarse, o materiales para mantener la forma física y una alimentación adecuada durante la cuarentena. Nuestra gente se ha volcado en los retos de fitness, actividades de RSC y sesiones de “cañas online”, lo que demuestra una vez más las necesidades de mantener vínculos personales con tus compañeros.  Lo importante es que los empleados se sientan comprendidos y respaldados durante este periodo, pero también cuando salgamos de él… Las formas “estándar” de antes ya no serán suficientes en la nueva cultura de la excesiva transparencia.

Igual que en el mundo retail, la experiencia del empleado tiende a la personalización y la flexibilidad. Lo de antes ya no vale, y no todo vale para todos. Por ejemplo, ¿podrían las tradicionales ayudas al transporte destinarse a la mejora de los equipos de IT o de tu espacio de trabajo en casa? ¿Los presupuestos de formación presencial podrían reconducirse a plataformas de e-learning donde el empleado pueda consumir contenido donde quiera y cuando quiera?

No todas las reglas con las que vivíamos aplicarán, porque la sociedad va a estar mucho más concienciada por la salud, el bienestar y la comodidad para protegerse de la incertidumbre constante.

‘Nuestro último informe sobre el impacto del COVID-19 resalta que el 63% de las empresas cree que su cultura corporativa ha mejorado, el 59% cree que el bienestar de sus empleados ha mejorado y el 55% cree la experiencia de empleado ha mejorado’.

La nueva cultura corporativa, el nuevo modelo de liderazgo y las nuevas normas de trabajo

Es una realidad que durante este periodo habrá que tomar decisiones duras, pero debemos mantener en todo el proceso un liderazgo humano, tratando de configurar estas acciones de manera que cuiden, preserven y generen valor. Para ello, será clave involucrar a los equipos, a los clientes, proveedores, actores sociales, en conclusión, a todos los stakeholders que se han visto afectados por esta crisis, considerando sus necesidades e inquietudes y permitiendo que la creatividad aflore en estos momentos en los que hay que actuar con rapidez sí, pero también con sensatez.

Los CEOs se han convertido en los “Chief Empathy Officers” de esta crisis. A partir de ahora, los lideres no podrán bajar la guardia y tendrán que continuar impulsando un liderazgo basado en los valores humanos que han estado demostrando durante este tiempo. Los líderes han tenido que reinventarse y sacar su lado más compasivo, afectivo y cálido.  Ahora no podrán volver al liderazgo estricto, porque las personas esperarán este nuevo trato honesto, agradecido y empático de ellos.

Pero esta crisis también nos demuestra que las condiciones cambian de un día para otro y los lideres tienen que estar preparados para la incertidumbre constante. Su capacidad de reacción, adaptabilidad y flexibilidad a la hora de tomar decisiones difíciles, sin perder la cordura, cobra más importancia que nunca. Además, tienen que tener más cuidado en no compartir sus preocupaciones y estrés con el resto de la plantilla. Si vemos que el pánico inunda a nuestros líderes, se apoderará también de nosotros, impactando gravemente en la productividad y el rendimiento de los empleados.

Esta crisis nos ofrece la oportunidad de demostrar que nuestras capacidades y compromisos humanos son reales, y no será fácil.  Es innegable que la pandemia afectará el balance final de la mayoría de las compañías. Lo primordial ahora es mantener en marcha la maquinaria y seguir trabajando en equipo, ya que en las situaciones más complejas es cuando sale a la luz el verdadero liderazgo.

Por ello, los lideres deben dar un paso al frente, tomar las riendas y demostrar que las políticas de integración y bienestar aplicadas tienen de verdad sentido. Los verdaderos líderes son aquellos que navegarán esta crisis tomando medidas que también ayuden a salvaguardar la sostenibilidad de su negocio a medio y largo plazo. Deben pensar en el futuro, no en el aquí y ahora, y mantener la motivación y el compromiso de los empleados será clave.

‘Esta crisis también nos demuestra que las condiciones cambian de un día para otro y los lideres tienen que estar preparados para la incertidumbre constante. Su capacidad de reacción, adaptabilidad y flexibilidad a la hora de tomar decisiones difíciles, sin perder la cordura, cobra más importancia que nunca’.

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