Cerca de un 10% de la población de Euskadi presenta algún tipo de disfunción tiroidea

Redacción ‘MS’- El 25 de mayo, Día Mundial del Tiroides, marca el inicio de la semana mundial de concienciación sobre los trastornos de la glándula tiroides, un problema de salud que, en nuestro entorno, se estima que afecta a una de cada diez personas, la mayor parte, mujeres. Así lo detalla IMQ a través de un reciente comunicado.

Las alteraciones tiroideas son un motivo de consulta muy frecuente en la especialidad de Endocrinología. La glándula tiroides está situada en la parte anterior del cuello y en ella se forma la hormona tiroidea, que permite mantener las funciones metabólicas del cuerpo. Los trastornos tiroideos se producen cuando existen alteraciones bien en la función del tiroides, por exceso o defecto de la hormona tiroidea (hipertiroidismo o hipotiroidismo) o bien en la estructura del tiroides, por ejemplo, cuando hay bocio o nódulos tiroideos.

En lo relativo a las alteraciones de la función tiroidea, «el hipotiroidismo es altamente prevalente en nuestro entorno, siendo los trastornos de autoinmunidad la causa más frecuente. Puede ocasionar síntomas como cansancio, caída del cabello, intolerancia al frío, estreñimiento, piel seca e infertilidad, entre otros. El tratamiento consiste, de manera habitual, en la sustitución de la hormona tiroidea deficitaria», apunta la Dra Miren Badiola, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, el mayor hospital privado de Euskadi.

Por su parte, el hipertiroidismo puede producir «palpitaciones, nerviosismo, insomnio, diarrea, pérdida de peso sin causa aparente, temblor, etcétera». La experta advierte de que el hipertiroidismo no controlado «puede ser potencialmente grave, dado que aumenta el riesgo de arritmias, insuficiencia cardiaca y osteoporosis; por ello, ante la presencia de los síntomas anteriormente citados, es importante consultar con el médico para realizar un análisis clínico».

El hipertiroidismo habitualmente se controla con tratamiento farmacológico, «aunque en algunos casos se necesitan tratamientos como el radioyodo, que destruye las células tiroideas, controlando la hiperfunción, o la cirugía».

Existen algunos fármacos, como la amiodarona y el litio, que se emplean respectivamente para el tratamiento de arritmias y de patologías psiquiátricas, que con cierta frecuencia producen hipo o hipertiroidismo. Por este motivo, la Dra. Miren Badiola recalca que «durante los tratamientos con estas sustancias debe monitorizarse la función tiroidea».

Durante el embarazo es «de vital importancia» que existan niveles adecuados de hormona tiroidea para asegurar un correcto desarrollo del feto. «En nuestro entorno, se realiza un cribado sistemático de la función tiroidea a todas las mujeres embarazadas y se recomienda de manera generalizada tomar un suplemento de yodo, nutriente necesario para la formación de la hormona tiroidea».

Asimismo, cuando hay problemas de fertilidad, es habitual la realización de un estudio de fertilidad para poder diagnosticar qué impide que una mujer se quede embarazada. Como parte del mismo se realizan diferentes pruebas; entre ellas, un análisis de la función tiroidea y la fertilidad femenina, aunque en ocasiones la glándula tiroides y la fertilidad masculina también pueden tener complicaciones.

Alteraciones en la estructura de la glándula tiroides

Los nódulos tiroideos son «tremendamente frecuentes en la población general», llegando a detectarse de manera accidental «en más del 50% de los adultos a los que se les realizan pruebas de imagen del cuello por otros motivos».

«La mayoría de los nódulos tiroideos que se detectan de manera directa o accidental son benignos, por lo que el reto está en identificar el pequeño porcentaje de nódulos tiroideos que pueden ser malignos y que deben estudiarse más a fondo», detalla la Dra. Badiola.

Para lograr este objetivo, los especialistas tienen en cuenta factores como «las características ecográficas de los nódulos, la existencia de antecedentes familiares de cáncer de tiroides y los antecedentes de radiación sobre el cuello», entre otros.

«Se ha de tener en cuenta que, incluso en el peor de los escenarios, cuando hablamos de cáncer de tiroides, éste tiene en la mayor parte de los casos un buen pronóstico y una tasa de supervivencia elevada» apunta la especialista en Endocrinología de IMQ.

Por último, a los pacientes a los que se diagnostica un bocio multinodular, se les realiza una cirugía del tiroides «cuando la persona presenta síntomas en el cuello —como ahogo, dificultad para tragaro sensación de estorbo— o cuando existe una sospecha de que algún nódulo pueda ser maligno».