El cambio de paradigma social, económico y político hacia la felicidad

Por Eva Robles Jiménez, coach de felicidad personal y organizacional Happiitude, (Universidad Berkeley. California). Método: entrenamiento de sonrisas.

Toda una semana para celebrar la felicidad que World Happiness Foundation vertebra a través de una cita anual en el concebido como World Happiness Fest. La significativa fecha elegida está amparada bajo las resoluciones de Naciones Unidas, 65/309 y 66/208 que proclama el día 20 de marzo como Día Mundial de la Felicidad, que la misma Fundación propuso hace 11 años, a través de su presidente, Luis Gallardo.

De este Festival me llevo muchos momentos inolvidables vividos con intensidad, pero, sobre todo, me llena el alma el encuentro con personas maravillosas que cómo yo han decidido ponerse al servicio de la felicidad. La esperanza a flor de piel, que mejoramos el mundo, ¡sí o sí!

Creo que en la frase del activista por la Paz, Robert Baker Aitken se resume el propósito de todos los que conformamos la Fundación Mundial de la Felicidad “No estamos aquí para aclarar el misterio, sino para dejar claro que lo hay”

Esta séptima cita se ha celebrado en Zaragoza del 17 al 20 de marzo, con sede en el Auditorio y el Palacio de la Aljafería y cerró el día 26 en la ciudad de Miami, sede de la propia Fundación.

World Happiness Fest es el foro global, policéntrico, multidisciplinar e integral más importante del mundo, con más de 80 localizaciones en el planeta, llamadas ágoras. Alinea sus propósitos con los ODS de la ONU, con UN Global Compact y se realiza con tecnologías exponenciales para llegar a toda la ciudadanía

En el backstage de esta macro celebración trabajan más de 450 expertos en felicidad, bienestar, líderes de opinión, empresas y agentes de cambio que conforman y son parte de la Fundación.

«De este Festival me llevo muchos momentos inolvidables vividos con intensidad, pero, sobre todo, me llena el alma el encuentro con personas maravillosas que cómo yo han decidido ponerse al servicio de la felicidad. La esperanza a flor de piel, que mejoramos el mundo, ¡sí o sí!».

Las áreas en las que se mueve esta corriente de #happytalistas son: trabajo, educación, impacto social, desarrollo personal, tecnología, salud, arte, medio-ambiente, música, alimentación, nutrición, deporte y políticas públicas.

Luis Gallardo, quien fuera el director global de marca de Deloitte, crea junto con la Fundación Mundial de la Felicidad este macro Festival en 2017. La primera capital española que lo acoge es Zaragoza, que este año ha vivido su segunda experiencia en formato híbrido.

Cifras muy interesantes, como 1.500 millones de participantes simultáneos en más de 180 países. Los eventos de negocio generaron 1,07 billones de dólares de gasto directo representado en los gastos de la planificación y producción, viajes relaciones con el turismo de negocio, y otros gastos directos, como el gasto de los expositores.

Un encuentro de debate y compartir ideas sobre investigación en ciencias contemplativas, neurociencia, salud, bienestar, desarrollo económico sostenible, medio-ambiente, compasión, meditación, mindfulness.

Otro de los puntos clave para el éxito de World Happiness Fest, es que el eje que todo lo mueve es la persona. No como en otros encuentros sociales o comerciales que el propósito gira en torno a objetos, servicios o el entretenimiento. La Fundación pone el foco en el “Ser” y no en “el tener”, en todas las ponencias, las actividades, encuentros y talleres.

Sus valores están claros y definidos desde su fundación: consciencia, libertad y felicidad. Desde ahí se trabaja para facilitar en estos casi diez días, un encuentro enriquecedor y de crecimiento personal, profesional y social sin precedentes.

«La Fundación pone el foco en el “Ser” y no en “el tener”, en todas las ponencias, las actividades, encuentros y talleres».

No solo de teorías y charlas vive el hombre, es por eso que desde la fundación se ofrece como modelo político, económico y social el de Bután. Esto es lo que verdaderamente me ha enganchado a la Fundación.

Un país, considerado el más feliz del mundo, que ha inspirado el libro Happytalismo, escrito por Luis Gallardo, licenciado en Ciencias Políticas y sociología y Javier García-Campayo, psiquiatra y profesor de la Universidad de Zaragoza que lidera el master de Mindfuness.

El ser humano nace con un sesgo hacia lo negativo por motivos de supervivencia. El hecho de contemplar o ser observador cambia la realidad. El hecho de ver “para qué” y no “por qué” pasan las cosas, crea un sistema mental que cambia la realidad.

El modelo de gobierno de Bután cosecha casi seis siglos de historia de éxito. Allí se mide la Felicidad Nacional Bruta y no el Precio Interior Bruto, que también se usa, pero como medida material, no dejando a un lado la calidad de vida de la gente. Ya lo decía el monarca butanés Jigme Khesar Namgyel Wangchuck en una entrevista: “existe el producto interior bruto, pero, también una felicidad interior brutal”

El sistema educativo butanés se basa en las Ciencias Contemplativas, aunando la búsqueda de la paz interior y la felicidad de la persona, sin discriminación alguna.

Las comunidades se delimitan por cercanía, proximidad y necesidades de atención, cuidado o trato; no por el poder adquisitivo. La sostenibilidad del planeta es la piedra angular de su legislación, así como la igualdad inter-especies. “Giving economy” es su modelo económico.

«No solo de teorías y charlas vive el hombre, es por eso que desde la fundación se ofrece como modelo político, económico y social el de Bután. Esto es lo que verdaderamente me ha enganchado a la Fundación».

“Ser Felicidad” es la nueva mirada al ser humano que proponemos desde World Happiness Foundation. Estamos aquí al servicio de la humanidad para dejar el planeta mejor que lo encontramos y para aliviar tanto sufrimiento que hay en el mundo, con un liderazgo consciente, contemplativo y feliz.

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