Gestionando la resiliencia

Por Isabel Casares San José-Martí, Fundadora y socio honorifico de AIGRYS. Secretaria General de OCOPEN.

Si hay una palabra que cada vez más es utilizada en todos los ámbitos empresariales, personales, públicos, políticos es la de resiliencia.

Dentro de la cantidad de definiciones que tenemos para esta palabra, me voy a centrar en la resiliencia empresarial, entendida como la capacidad que tiene una organización para adaptarse y afrontar los cambios, de tal forma que se consiga garantizar la continuidad del negocio obteniendo resultados positivos y una excelencia profesional y personal.

Tras dos años de pandemia, todos estamos viviendo esta situación, en mayor o menor medida, según la situación personal que hemos tenido que vivir en este periodo nuevo que ha surgido.

«La resiliencia nos aporta el convencimiento para poder superar los cambios con éxito, superando todos los efectos adversos que estos cambios nos producen, tanto a nivel personal como profesional, reforzándonos y aumentando nuestras capacidades de reacción ante las distintas situaciones surgidas».

La resiliencia empresarial va más allá de la resistencia y debemos entenderlo como un proceso de gestión y control dinámico, organizativo, estructural que nos permite analizar nuestra capacidad y valorar los activos con los que contamos y cómo los estamos gestionando dentro del proceso de superación de las situaciones adversas y los resultados que obtenemos de dicha gestión.

Analizando el proceso que hemos vivido en estos dos años y lo que prevemos que seguiremos viviendo a corto, medio o largo plazo, el planteamiento de todas las organizaciones tiene un componente común de superación y fortalecimiento mediante el propio aprendizaje ante la nueva situación, se ha producido un antes y un después tras la pandemia surgida.

«Hemos aprendido a valorar la estructura organizativa y trabajar con los factores de riesgo de las organizaciones, permitiendo redefinir el perfil de riesgo de las empresas, e incluso aumentar el apetito al riesgo que teníamos definido y que era la base de nuestras políticas y procedimientos durante muchos años. El análisis de la tolerancia al riesgo ha llegado a niveles que nunca pensamos que éramos capaces de asumir, aceptar y gestionar con los recursos humanos y productivos con los que contamos».

La toma de decisiones de muchas organizaciones, basada en la resiliencia empresarial nos ha permitido analizar y mejorar los mecanismos y controles que minimizan nuestros riesgos, bien reduciendo la probabilidad de ocurrencia, el impacto o la severidad de los riesgos que se materializan en eventos o ambos componentes, es decir, estamos mejorando los mecanismos de protección consiguiendo salir fortalecidos en cada una de las situaciones adversas que hemos tenido que soportar y, aún hoy en día seguimos soportando. Estamos siendo flexibles, constructivos y nos estamos adaptando a las nuevas situaciones.