La necesidad de trabajar en entornos emocionalmente sanos

Por Eva García, socia fundadora en Coaching on Focus, consultora de RR.HH., Bioquímica y Neurocoach.

Como primera opción pensé en poner como título La importancia de trabajar en entornos emocionalmente sanos, pero antes de terminar de escribirlo me di cuenta que no era la palabra correcta. No solo es importante, sino es que es una necesidad.

Probablemente, la situación ideal para la mayoría de los mortales sería trabajar en un entorno motivador, donde pudiéramos desarrollarnos de manera adecuada, realizando una actividad que nos aporte y nos guste. Sin duda para conseguir esto, también cada uno de nosotros debe poner su granito de arena en crear ese entorno motivador y depende en gran parte de nuestra actitud, el que encontremos el camino para desarrollarnos y crecer en nuestro trabajo. Aun poniendo todo de nuestra parte, la realidad es que esos entornos no siempre son todo lo adecuados que debieran ser.

Según la OMS,  a nivel global,  más del 50% de las enfermedades de salud mental están relacionadas con los entornos laborales. Desde luego esto es para decir: ¡Houston, tenemos un problema!

Muchas personas durante la pandemia cambiaron sus prioridades y tomaron conciencia de lo que era verdaderamente  importante. Quizá este fuera uno de los motivos por los que se comenzó a detectar un movimiento masivo de personas renunciando a su trabajo, en la búsqueda de otro trabajo con mejores condiciones. Este efecto, llamado la Gran Renuncia en Estados Unidos, también está llegando a España, aunque los índices de desempleo son mucho mayores y no sea tan sencillo encontrar otro puesto de trabajo.

Como vemos en el siguiente gráfico, aquellos que tienen intención de cambiar de trabajo, plantean como motivo de abandono principal la salud mental; el Burnout, la precariedad laboral y los entornos laborales tóxicos están detrás de este motivo.

Cada vez más, demandamos, además de salarios adecuados, las siguientes condiciones laborales:

Un mismo empleado puede ser mucho más productivo en un entorno motivante que en otro que no lo es. Cuando nos dejan ser nosotros mismos, y no tenemos miedo a represalias o castigos, hacemos mucho mejor nuestro trabajo. El siguiente vídeo (https://www.youtube.com/watch?v=zYJLpX4AD2g) de Simon Sinek muestra cómo ayuda tener una conexión emocional con el trabajo y cómo esto se consigue gracias a la creación, por parte de los líderes, de entornos adecuados.

Necesitamos que los líderes tomen conciencia de la necesidad de crear estos entornos motivantes que permitan la conexión emocional de los trabajadores, pero para ello, es fundamental integrar la Gestión Emocional propia y de los equipos.

Llevamos varias décadas en los que estos escenarios han ido cambiando y los líderes tienen estilos mucho más inspiradores,  pero es necesario que haya coherencia en todos los niveles de la organización.

Hemos integrado la Inteligencia Emocional, pero creo que es importante diferenciar dentro de la inteligencia Emocional dos conceptos: la Conciencia Emocional y el Manejo Emocional. El primero de ello consiste en el desarrollo de la Autoconciencia y la empatía, tanto en ti mismo como en los demás, es decir, centrarnos en lo que sentimos nosotros y lo que sienten los demás, y esto creo que en general se está haciendo cada vez mejor. Sin embargo cuando nos vamos al Manejo Emocional, a lo que hacemos, nos encontramos con el Autocontrol y las Habilidades Sociales y aquí nos resulta más difícil llevarlo a la práctica.

«El resultado: muchas organizaciones no logran que haya coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, llevando a los empleados a la frustración, la desidia y la desmotivación, que en algunos casos se cronifican y derivan en patologías como la depresión o la ansiedad». 

 

Quizá algunos sigan negando la existencia de la relación de una buena gestión de las emociones con un adecuado desarrollo y crecimiento personal y continúen basando en competencias racionales las causas del éxito personal y profesional: esfuerzo,  dedicación, perseverancia, etc…

Sin duda son competencias importantes, que complementan a las habilidades sociales y a las competencias emocionales, pero no son garantes del éxito personal y el bienestar social por sí mismas. Hace ya varias décadas que la Psicología y la Neurociencia han demostrado a través de múltiples estudios y de técnicas de neuroimagen que la razón y la emoción van irremediablemente unidas.

En su libro “El error de Descartes”, Antonio Damasio ya daba buena cuenta de que la famosa frase de René Descartes “Pienso, luego existo..”, era precisamente lo contrario; primero existimos y sentimos y luego pensamos. La prevalencia de la emoción sobre la razón es una evidencia desde hace ya muchos años. Continuar trabajando en nuestro día a día dando la espalda a la Gestión Emocional, no solamente es un error, sino una enorme irresponsabilidad. Nos movemos por las emociones y por ello es fundamental encontrar conexiones emocionales en el trabajo para no considerarlo únicamente una vía para pagar las facturas.

«Rafael Bisquerra, psicólogo experto en Emociones y creador junto a Eduard Punset del mapa de las emociones,  sitúa el “analfabetismo emocional” como una de las causas de los problemas entre las personas».

Desde hace ya varias décadas hemos tomado conciencia de la importancia de la gestión emocional en las escuelas y se han articulado mecanismos para garantizar que dentro de los planes educativos del profesorado, la gestión emocional y la inteligencia emocional tengan su sitio, pero nos deberíamos de plantear, que no solamente los docentes son agentes del cambio e “inluencers emocionales”. Cualquier persona deberíamos estar formados en Gestión Emocional; con más razón aún los líderes y gestores de equipos, para poder contribuir a crear entornos emocionalmente positivos y sanos.

“Cualquier persona deberíamos estar formados en Gestión Emocional; con más razón aún los líderes y gestores de equipos, para poder contribuir a crear entornos emocionalmente positivos y sanos“.

Los beneficios de la Gestión Emocional son muchos y de vital importancia para el presente y el futuro.

Trabajemos todos en coordinación para que estos entornos saludables y emocionalmente positivos, sean una realidad en nuestros lugares de trabajo y ayudemos al desarrollo de empleados motivados y comprometidos.